(Fragmento)
¿Pero por qué antes de tiempo el mortal
envidiaría la ilusión que, ya apagado,
lo detiene ante el umbral de Dite? *
¿Acaso no vive también él debajo de la tierra, cuando
le será muda la armonía del día,
si puede despertarla con cuidados suaves
en el recuerdo de los suyos? Celestial es esa
correspondencia de amorosos sentidos,
celestial don es en los humanos; y a menudo,
uno vive gracias a ella con el amigo extinto
y el extinto con uno, si la piadosa tierra
que lo recogía siendo infante y lo nutría,
dando en su seno materno asilo
último, vuelve sagradas las reliquias
a la ira del clima y al profano
pie del vulgo, y conserva una piedra el nombre,
y la flor perfumada, amiga del árbol,
consuela las cenizas bajo las sombras débiles.
Solo aquel que no deja una herencia de afectos
goza poco de las urnas; y sin en algún caso observa
después de la exequias, ve deambular su espíritu
entre el gemido de los templos de Aqueronte, **
o ve refugiarse debajo de las grandes alas
del perdón de Dios: pero su polvo
deja a las ortigas de la desierta tierra
donde ni mujer enamorada rece,
ni el pasajero solitario oiga el suspiro
que desde el túmulo nos envía la Naturaleza.
Ugo Foscolo (Zante, Grecia, 1778-Londres, 1827), De los sepulcros, traducción de Diego Bentivegna, Alción Editora, Córdoba, Argentina, 2015
Notas del traductor:
* Dite, el griego Hades: divinidad de los infiernos.
** En el infierno, donde corre según la mitología el río Aqueronte.
Nota del administrador:
Como recuerda en el prólogo de esta traducción Diego Bentivegna, Foscolo escribe Dei sepolcri (De los sepulcros) dos años después de que Napoleón dictara en 1804 en Saint Cloud un edicto por el cual los cementerios debían establecerse extramuros. Disponía asimismo que las lápidas fueran de igual tamaño y calidad. El edicto comprendía al entonces napoleónico reino de Italia. Foscolo discute con Ippolito Pindemonte en un salón de la nobleza véneta; Pindemonte rechaza el edicto y plasma su rechazo cultural y filosófico en un poema; Foscolo es revolucionario y bonapartista y, aunque defiende el edicto, su poema es lo suficientemente oscuro y bello como para que Pindemonte, a quien está dedicado, lo respete. No es la primera polémica cívica en verso en la historia de la poesía, pero sí quizá una de las pocas en que se discute cuál debe ser la relación de los vivos con los muertos en el plano material, urbano y simbólico. El poema de Pindemonte, Los cementerios, y el de Foscolo, De los sepulcros, fueron publicados juntos en 1807.
Ma perché pria del tempo a sé il mortale
invidierà l'illusïon che spento
pur lo sofferma al limitar di Dite?
Non vive ei forse anche sotterra, quando
gli sarà muta l'armonia del giorno,
se può destarla con soavi cure
nella mente de' suoi? Celeste è questa
corrispondenza d'amorosi sensi,
celeste dote è negli umani; e spesso
per lei si vive con l'amico estinto
e l'estinto con noi, se pia la terra
che lo raccolse infante e lo nutriva,
nel suo grembo materno ultimo asilo
porgendo, sacre le reliquie renda
dall'insultar de' nembi e dal profano
piede del vulgo, e serbi un sasso il nome,
e di fiori odorata arbore amica
le ceneri di molli ombre consoli.
Sol chi non lascia eredità d'affetti
poca gioia ha dell'urna; e se pur mira
dopo l'esequie, errar vede il suo spirto
fra 'l compianto de' templi acherontei,
o ricovrarsi sotto le grandi ale
del perdono d'lddio: ma la sua polve
lascia alle ortiche di deserta gleba
ove né donna innamorata preghi,
né passeggier solingo oda il sospiro
che dal tumulo a noi manda Natura.
Ilustración: Retrato de Ugo Foscolo por François-Xavier Fabre, 1813 (detalle)
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