Vimos a Marte,
los dedos de mis hijos señalaron
la estrella roja.
Nunca, en años, se había
aproximado tanto a nuestra tierra.
Lucía realmente muy bella
en el cielo final
que tocaban los dedos de mis hijos.
Mi casa también era bella
con Marte ataviándole el cielo
y mis hijos felices
por tan inusitado visitante.
Aquella noche nada se interpuso
entre ellos, nuestra casa y las estrellas.
Roberto Malatesta (Santa Fe, 1961), La estrella roja y otros poemas, Leviatán, Buenos Aires, 2014
Vía Valeria Cervero
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Foto: Roberto Malatesta en FB
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