viernes, diciembre 13, 2013

William Carlos Williams / Paterson, 16




Libro 2
Domingo en el parque
I (cont.)


Apenas pasada la medianoche, el 20 de Agosto de 1878, el agente especial Goodridge, cuando se encontraba frente a la Casa Franklin, oyó un chillido extraño que llegaba de la calle Ellison. Cuando corrió para ver qué era lo que ocurría encontró un gato acorralado debajo de la alcantarilla en la esquina de la ferretería de Clark, que le hacía frente a un animal extraño y negro, demasiado pequeño para ser un gato y definitivamente, demasiado grande para ser una rata. El agente corrió hasta el lugar y el animal se metió debajo de la reja de la ventana del sótano, desde donde asomaba su cabeza a la velocidad de un relámpago. El señor Goodrige intentó varios golpes con su porra pero no logró pegarle. Más tarde el agente Keyes apareció y apenas lo vio dijo que era un visón, lo que confirmaba la teoría previamente enunciada por el señor Goodridge. Ambos trataron de golpearlo con sus porras durante un rato, pero no lo lograron, hasta que finalmente el agente Goodridge sacó su pistola y le disparó al animal. El tiro evidentemente falló, pero el ruido y la pólvora asustaron tanto al pequeño bromista que saltó a la calle y corrió por Ellison a una velocidad increíble, seguido de cerca por los dos agentes. El visón finalmente desapareció por la ventana del sótano de la verdulería que se hallaba debajo de la cervecería de Spangermacher, y no se lo volvió a ver. El sótano fue revisado en la mañana, pero no hallaron huellas del animalito que había causado tanta alegría.


Sin ingenio nada es bien distribuido,
a menos que la mente cambie, a menos
que las estrellas sean medidas de nuevo, de acuerdo
con sus posiciones relativas, la
línea no cambiará, la necesidad
no alcanzará el nivel:  a no ser que haya
una nueva mente no habrá una nueva
línea, la vieja seguirá
repitiéndose a sí misma con mortalidad
recurrente: sin ingenio
nada yace bajo la sombra del
olmo, el aliso no crece entre
las colinas que rodean todo
menos el canal agotado de la vieja cuenca,
las pequeñas huellas
de los ratones debajo de las matas
colgantes de hierba no
aparecerán: sin ingenio la línea
no volverá a enfrentarse a sus antiguas
divisiones cuando la palabra, una dúctil palabra,
reducida ahora a tiza, vivía en ella.

Bajo el arbusto descansan protegidas
del sol que lastima—
11 en punto
Parece que hablan
—un parque, dedicado al placer  :  dedicado a     .   ¡saltamontes!

3 chicas de color, ¡mayores de edad! Paseándose
—su color flagrante,
sus voces errantes
su risa salvaje, flagelante, disociada
de la escena inalterable    .

Pero la chica blanca, su cabeza
sobre un brazo, una colilla entre sus dedos
descansa bajo el arbusto    .    .

Semi desnuda, frente a ella, con una visera
sobre los ojos,
él le habla a ella

—la carcasa medio escondida
detrás de ellos entre los árboles—
compré un nuevo traje de baño, solo

bombacha y un corpiño   :
los pechos y
las partes pudendas cubiertas—debajo

del sol en franca vulgaridad.
Mentes reducidas
por el desperdicio—entre

las clases trabajadoras ALGUNA especie
de quiebre
ha ocurrido. Semi excitados

descansan sobre sus mantas
cara a cara,
salpicados por las sombras de las hojas

encima de ellos, tranquilos,
o aquí al menos sin desafíos.
No indignos  .   .

charlando, flagrantes más allá de toda charla
en perfecta mansedumbre—
Y habiéndose bañado

y habiendo comido (algunos
sándwiches)
sus pensamientos lamentables se encuentran

en la carne—¡rodeados
de amores que trinan! Alas felices
de llevarlos (en sueños)

—sus pensamientos livianos,
lejos
.    .    entre la hierba

Caminando   —

por la vieja cuenca—una ondulación seca en el suelo
aunque todavía marcada por la hilera de alisos indios

.    .    ellos (los indios) caminan haciendo eses
de un lado a otro, ocultos, entre ellos a lo largo del arroyo

.   salen gritando entre la cabaña
y los hombres que trabajan en el campo, ¡apártenlos!
ellos dejaron sus armas en el fortín
y —sin defensa— los tomaron
cautivos. Un anciano    .

¡Olvídalo! por el amor de Dios, termina
ese asunto     .

Caminando  —

retoma el sendero y ve, en una loma
sin árboles—el sendero rojo obstruyéndolo—
una pared de piedra, una especie de refugio
circular contra el cielo, estéril y
desocupado. Monte. ¿Por qué no?

Una ardilla,
con la cola levantada, huye entre las piedras.

(Así crece la mente, en cumbres de pedernal)

pero mientras se inclina, en su andar,
ante la visión de una punta de flecha de pedernal
(no es)

—allá
a la distancia, hacia el norte, surgen
para él los cerros empedernidos

Bueno, así son.

WilliamCarlos Williams (Rutherford, 1883-1963),  Paterson, New Directions, New York, 1963
Versión de Silvia Camerotto


Book Two
Sunday in the Park  I

Shortly after midnight, August 20, 1878, special officer Goodridge, when, in front of the Franklin House, heard a strange squealing noise down towards Ellison Street. Running to see what was the matter, he found a cat at bay under the water table at Clark’s hardware store on the corner, confronting a strange black animal too small to be a cat and entirely too large for a rat. The officer ran up to the spot and the animal got in under the gratin of the cellar window, from which it frequently poked its head with a lightning rapidity. Mr. Goodridge made several strikes at it with his club but was unable to hit it. Then officer Keyes came along and as soon as he saw it, he said it was a mink, which confirmed the theory that Mr. Goodrigde had already formed. Both tried for a while to hit it with their clubs but were unable to do so, when finally officer Goodrige drew his pistol and fired a shot at the animal. The shot evidently missed its mark, but the noise and powder so frightened the little joker that it jumped out into the street, and made down into Ellison Street at a wonderful gait, closely followed by the two officers. The mink finally disappeared down a cellar window under the grocery store below Spangermacher’s larger beer saloon, and that was the last seen of it. The cellar was examined again in the morning, but nothing further could be discovered of the little critter that had caused so much fun.//Without invention nothing is well spaced, /unless the mind change, unless /the stars are new measured, according /to their relative positions, the  /line will not change, the necessity /will not matriculate: unless there is /a new mind there cannot be a new /line, the old will go on /repeating itself with recurring /deadliness: without invention /nothing lies under the witch-hazel /bush, the alder does not grow from among /the hummocks margining the all /but spent channel of the old swale, /the small foot-prints /of the mice under the overhanging /tufts of the bunch-grass will not /appear: without invention the line /will never again take on its ancient /divisions when the word, a supple word, /lived in it, crumbled now to chalk  //Under the bush they lie protected /from the offending sun— /11 0’clock //They seem to talk /—a park, devoted to pleasure  :  devoted to    .  grasshoppers! //3 colored girls, of age! Stroll by /—their color flagrant, /their voices vagrant /their laughter wild, flagellant, dissociated /from the fixed scene    .     //But the white girl, her head /upon an arm, a butt between her fingers /lies under the bush    .    . //Semi-naked, facing her, a sunshade /over his eyes,  //he talks with her //—the jalopy half hid /behind them in the trees— /I bought a new bathing suit, just //pants and a brassier   : /the breasts and /pudenda covered—beneath //the sun in frank vulgarity. /Minds beaten thin /by waste—among //the working classes SOME sort /of breakdown /has occurred. Semi-roused //they lie upon their blanket /face to face, /mottled by the shadow of the leaves //upon them, unannoyed, /at least here unchallenged. /Not undignified.   .   . //talking, flagrant beyond all talk /in perfect domesticity— /And having bathed //and having eaten (a few /sandwiches) /their pitiful thoughts do meet //in the flesh—surrounded /by churring loves! Gay wings /to bear them (in sleep) //—their thoughts alight, /away /.    .    among the grass //Walking  — //across the old swale—a dry wave in the ground /tho’marked still by the line of Indian alders //.    .   they (the Indians) would veave /in and out, unseen, among them along the stream //.    come out whooping between the log /house and men working the field, cut them /off! they having left their arms in the block- /house, and —without defense—carry them away /into captivity. One old man     . //Forget it! for God’s sake, Cut /out that stuff     //Walking    — //he rejoins the path and sees, on  a treeless /knoll —the red path choking it— /a stone wall, a sort of circular /redoubt against the sky, barren and /unoccupied. Mount. Why not? //A chipmunk, //with tail erect, scampers among the stones. //(Thus the mind grows, up flinty pinnacles)// but as he leans, in his stride, /at sight of a flint arrow-head /(it is not) //—there /in the distance, to the north, appear /to him the chronic hills //Well, so they are.


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