Mendiga
quieres tomar de mi crepúsculo
lo que de fiebre en él aún permanece
y pides a mi cuerpo
países inocentes donde acaso dios exista
o al menos donde baste el dolor para pensarlo
y estás conmigo
como un dorado enero enamorado del invierno
y narras sólo para mí toda tu muerte
Hábitos nocturnos
A veces un espejo,
en la oscuridad de la bohardilla abandonada,
recuerda una antigua luz y se ilumina.
Y en el silencio, entonces,
las palabras de un libro que ya nadie leerá
se nombran a sí mismas.
La luz y las palabras, a veces,
se resisten a creer que nadie ha vivido.
a Ray Bradbury
Alta madrugada
nacer es arrancarse
la astilla que sangra en la memoria
allí donde la infancia es infinita
vivir de amordazarle
el grito al mensajero que nos cuenta
su espanto al pie de las murallas
morir de asesinarse
al extraño que nos mira en el espejo
desde el lado de las cosas
y ser de circunstancia y bruma
como la última estrella de la mañana
Guillermo Boido (Buenos Aires, 1941-2013), La oscuridad del alba. Poemas 1970-2005, Ediciones Virgilio, Buenos Aires, 2006
quieres tomar de mi crepúsculo
lo que de fiebre en él aún permanece
y pides a mi cuerpo
países inocentes donde acaso dios exista
o al menos donde baste el dolor para pensarlo
y estás conmigo
como un dorado enero enamorado del invierno
y narras sólo para mí toda tu muerte
Hábitos nocturnos
A veces un espejo,
en la oscuridad de la bohardilla abandonada,
recuerda una antigua luz y se ilumina.
Y en el silencio, entonces,
las palabras de un libro que ya nadie leerá
se nombran a sí mismas.
La luz y las palabras, a veces,
se resisten a creer que nadie ha vivido.
a Ray Bradbury
Alta madrugada
nacer es arrancarse
la astilla que sangra en la memoria
allí donde la infancia es infinita
vivir de amordazarle
el grito al mensajero que nos cuenta
su espanto al pie de las murallas
morir de asesinarse
al extraño que nos mira en el espejo
desde el lado de las cosas
y ser de circunstancia y bruma
como la última estrella de la mañana
Guillermo Boido (Buenos Aires, 1941-2013), La oscuridad del alba. Poemas 1970-2005, Ediciones Virgilio, Buenos Aires, 2006
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Foto: Guillermo Boido por Ana Laura Monserrat
Tuvo la suerte Guillermo de poder escuchar esas palabras que se nombran a sí mismas y su vida aunque doliente ya no fue en vano.
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