Mira, no pido mucho,
solamente tu mano, tenerla
como un sapito que duerme así contento.
Necesito esa puerta que me dabas
para entrar a tu mundo, ese trocito
de azúcar verde, de redondo alegre.
¿No me prestas tu mano en esta noche
de fin de año de lechuzas roncas?
No puedes, por razones técnicas.
Entonces la tramo en el aire, urdiendo cada dedo,
el durazno sedoso de la palma
y el dorso, ese país de azules árboles.
Así la tomo y la sostengo,
como si de ello dependiera
muchísimo del mundo,
la sucesión de las cuatro estaciones,
el canto de los gallos, el amor de los hombres.
31/12/1951
Julio Cortazar (Bruselas, 1914-París, 1984), Pameos y meopas, Llibres de Sinera, Barcelona, 1971. Nórdica Libros, Madrid, 2017
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Foto: Julio Cortázar, París, 1978 Ulf Andersen/Getty Images
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