Es el turno de noche en la hilandería abandonada
en la que solo hay una bombilla
y los tornos de hilar giran solos
cachán, era el sonido
de las bobinas cuando las cambiaban
el lugar fue clausurado
hace ya una década
pero el trabajo empieza cuando sale la luna
su extraña automatización
dicen que poco después de la guerra
quedó atrapado en una máquina el cabello
de una obrera que así perdió la vida,
pero este no es trabajo de fantasmas
no,
aunque esas cosas flotan en el aire
aquí en la fábrica
donde hay hábitos peculiares
lo que quiero decir
es que quedan costumbres peculiares
la anciana que aquí hiló cuarenta y cuatro años
se moja aún la punta del índice y enrolla
ni en su lecho de muerte
pudo huir de ese gesto
y así en el otro mundo ha de seguir
pues son tan infinitamente delgados esos hilos
que se introducen en el cuerpo del operario
y lo poseen
y así
desde los dedos de la obrera
el hilo de seda cruda
jalado suavemente
danza luego sin fin
la fábrica es así también
el eje de la rueda cuando hila
recuerda
las moléculas de acero
cuelgan sus cabezas en la
dirección en que hilan
luego son atrapadas
garang,
se echan a andar,
cuando la luz de luna se derrama
no es la pleamar lo único colmado
garang,
garang
los tornos de hilar giran
los hilos nadan
en la fábrica abandonada
Takako Arai (Kiryu, Japón, 1966), X Festival de Poesía de Buenos Aires
Traducción de Aurelio Asiain
Letras Libres, México-España, abril 2011
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