Epoca del dato
Nadie le niega a la poesía el derecho de creerse la muerte o la naturaleza
/o el amor
única depositaria de los temas eternos.
Lo que yo me atrevo a pensar es que no queremos ser engañados
por esas informaciones alevosamente incompletas
pues si los ángeles existieran
otras serían sus reglas del juego
y no dejarían huellas de amor en la escritura
que es siempre señal de insatisfacción
y el módico resultado de una búsqueda
que en el mejor de los casos empieza con ella,
pero la muerte también es un dato
en la Epoca del Dato algo tan concreto
como inaccesible para quien la sondea
una hipótesis de trabajo y la información hace falta.
Por otra parte somos la naturalza
poetizarla es incurrir en un error de perspectiva
algo así como ver doble bajo los efectos del alcohol.
Finalmente no somos poetas religiosos
ni amamos la palabra por sus significados ocultos
frente a los cuales la palabra
resulta por definición impotente.
En lugar de unir, separamos.
La separación y la información se confunden
y el dato es todo lo contrario de Dios.
Enrique Lihn (Santiago de Chile, 1919-1988), Una nota estridente (1968-1972), Ediciones Universidad Diego Portales, Santiago de Chile, 2005
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Ilustración: Physys (Gravitación). Papel con tinta y cortes, 1997, Eduardo Chillidas Revista de la Universidad de México
Nadie le niega a la poesía el derecho de creerse la muerte o la naturaleza
/o el amor
única depositaria de los temas eternos.
Lo que yo me atrevo a pensar es que no queremos ser engañados
por esas informaciones alevosamente incompletas
pues si los ángeles existieran
otras serían sus reglas del juego
y no dejarían huellas de amor en la escritura
que es siempre señal de insatisfacción
y el módico resultado de una búsqueda
que en el mejor de los casos empieza con ella,
pero la muerte también es un dato
en la Epoca del Dato algo tan concreto
como inaccesible para quien la sondea
una hipótesis de trabajo y la información hace falta.
Por otra parte somos la naturalza
poetizarla es incurrir en un error de perspectiva
algo así como ver doble bajo los efectos del alcohol.
Finalmente no somos poetas religiosos
ni amamos la palabra por sus significados ocultos
frente a los cuales la palabra
resulta por definición impotente.
En lugar de unir, separamos.
La separación y la información se confunden
y el dato es todo lo contrario de Dios.
Enrique Lihn (Santiago de Chile, 1919-1988), Una nota estridente (1968-1972), Ediciones Universidad Diego Portales, Santiago de Chile, 2005
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Ilustración: Physys (Gravitación). Papel con tinta y cortes, 1997, Eduardo Chillidas Revista de la Universidad de México
Lihn es como Gardel: cada día que pasa esribe mejor. Subí "Noche de paz" de Lihn (de Al bello aparecer de este lucero), justo para la época. Abrazo sincero, mi queridísimo Jorge.
ResponderBorrarIgnacio