jueves, marzo 27, 2008

Lo que sigue es el texto que el traductor y hermeneuta Jorge Salvetti envío al administrador, acerca del poema de Henry Vaughan versionado en este blog (ver Poesía inglesa). Una lección de traducción y análisis.

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Hola, querido y áulico Tocayo, acá te mando este primer envío, de veloz taquigrafía (valga el pleonasmo), en el ratito que me pude hacer; como me cansé y tengo que trabajar, paro acá. Si sirve, sigo en estos días hasta el final del poema con la sarta de ocurrencias.


La idea del poema (porque no me asusta hablar de la idea de un poema, cuando la hay) es simple y hermosa: un pedido a dios, para que en esos momentos en que el pobre Henry se enfurece por nimiedades (como parece que suele sucederle), le haga ver la sombría y penosa tristeza del estado denigrante en el que se arrastra, y así estalle en un llanto de arrepentimiento, entre sollozos y suspiros, que limpie su cuerpo de la furia y permita a su alma volar de nuevo hacia su altura natural. Algo así.


Acá te mando una traducción rápida, llena de traiciones, y después te cuento en detalle lo que leo en cada línea, para tratar de reparar lo que la versión desvirtúa.


La tormenta

Veo la utilidad: y sé que mi sangre
No es un mar,
Sino un río limitado y poco profundo,
Aunque rojo como él;
Aun así tengo mareas, tan fuerte como las suyas,
Y agitadas corrientes que se enfurecen
Con el mismo feroz oleaje, y rugen
Como lo hace la onda encrespada.

Pero cuando sus aguas se hinchen así,
Oscuras tormentas, y viento
Las incitan a ese feroz desborde,
por el que de lo contrario no sienten inclinación,
Así es un aire desatado y enfurecido
El que las provoca a una inundación;
Pero aun el tiempo que es más benigno
Engendra tormentas en mi sangre.

Señor, rodéame entonces con nubes llorosas,
Y haz que mi mente
En rápidas ráfagas suspire debajo de esas mortajas,
Un viento de espíritu;
Así esa tormenta limpie esta celda
Que una pecaminosa incuria corrompió,
Y viento y agua a tu servicio
Laven y eleven mi alma.


I see the use: veo la utilidad: entiendo la utilidad de la sangre, su uso, su propósito, me doy cuenta de que no sirve ni para navegar ni para que en ella vivan los peces, su utilidad es para que yo viva, veo, en una palabra su función distinta de la del mar, es un flujo limitado y poco profundo, carece claramente de la vastedad del mar. De todas maneras, sigo dudando sobre el valor de use y el sentido de la frase, aunque sospecho que va por ahí.

A shallow, bounded flood: puse río (flood puede tener este sentido), es básicamente un flujo, y puede significar cualquier masa de agua. Lo importante acá es que rima con blood, y que expresa la idea del líquido, se podría poner un “lago” en la traducción (ya que no estamos buscando la rima), pero la sangre corre más como un río. Como suele ocurrir, todas las “rarezas” y hallazgos del poema (ambas cosas son casi siempre las mismas) están dados por la búsqueda de la rima. Flood, de todos modos, puede significar prácticamente cualquier masa de agua, quieta o en movimiento, y también puede significar mar, pero acá lo importante, además de la rima, es la idea de pequeñez, en comparación con la vastedad del mar.
Though red as he: aunque rojo como él: el he se refiere al mar;[1] esta analogía me parece muy interesante y requiere de una explicación. La similitud entre la sangre y el mar es lo que él ya supone de entrada antes de empezar a desarrollar el poema –aunque comience admitiendo que reconoce sus diferencias—, por lo que va a decir luego, a saber, su efecto sobre él mismo, el desborde tempestuoso que lo hace estallar como un mar embravecido. Pero antes de comenzar con esa analogía entre su sangre y el mar, y a pesar de darse cuenta de sus diferencias, comienza con esta curiosa analogía que (a mi modo ver) no puede sino remitir al Mar Rojo[2]. No viene a cuento acá si el Mar Rojo (Red Sea) es o no, en realidad, una mala lectura de Reed Sea (Mar de los Juncos). Lo interesante que su sangre es un mar rojo, porque esa es la verdad poética, el núcleo poético de la obra. Y precisamente ya hay en la realidad un Mar Rojo, y, por lo demás, no en cualquier realidad, sino en la realidad real, en la realidad del Libro, en la realidad de Dios, porque para quien vive en la Biblia y en el Dios de la Biblia, poco importan los mares del mundo, primero están los de la geografía celeste que en este caso son los de la historia del pueblo de Israel, etc. De modo que en la literatura, la sacra, como sacra es toda verdadera literatura para el poeta, es natural que el mar por antonomasia sea rojo, y no verde ni azul. Esta es la primera marca de arte del poema, donde la realidad se une indisolublemente con el juego, y la verdad alcanza su transparencia poética. Quedan así fundidos en el mismo plano la verdad objetiva: la sangre es roja, y la verdad subjetiva: el mar (el mar de mi verdad, el mar de Dios) también es rojo.
Lo curioso de esta analogía entre la sangre y el mar, que está dada por su identidad de color, es que se trata de una comprobación casi anecdótica, el único rasgo en común (además claro está de su liquidez), que tendrían, de ahí el valor adversativo-concesivo del aunque (though), de no tener precisamente aquella otra similitud que es la que realmente desencadena el poema y que es la que lo recorre y justifica, la analogía entre la furia del mar y la furia de su sangre. Si esto es así – y esta lectura que hago no es todo un delirio, y en realidad no habla del Mar Rojo, y toda la línea debe leerse de otra manera (yo no al menos no la encuentro)—, es interesante, porque este pequeño comentario, dicho casi de soslayo antes de adentrarse en el meollo del problema, de la verdadera similitud entre su sangre y el mar, representa como un punto de fuga, que a mi criterio supera el propio decir del poeta (cosa que no me extrañaría, dado que yo encuentro en esta línea el primer nudo poético, y que todo nudo poético es una línea vertiginosa que tiende al infinito que supera la intencionalidad del propio poeta, para alcanzar uno de sus momentos de verdadero arte. Lo que quiero decir, básicamente, es que el Mar Rojo no sólo es el Mar de la realidad del poeta, el mar de su juego poético, que le permite hacer de su realidad la verdadera realidad, y aquí doblemente así, ya que su realidad es la realidad del texto sacro, ni el mar de Dios sin más, sino que además, y sobre todo, es el Mar de su Ira, el Mar de la Ira de Dios. De modo que, sin querer decirlo, yo, como lector, me permito leer en esta línea que el poeta admite, de entrada, en la tímida concesión de esta estrafalaria analogía, que él sabe que su ira tiene también un origen divino (pero este comentario que te hago, es un entre Vaugham, vos y yo).

Yet I have flows, as strong as his: acá empieza a desenrollarse el poema, mi sangre no es un mar, mas aun así….

And boiling streams that rave: estas corrientes son bullentes, hierven de agitación… y se muestran rabiosos y furibundas.

With the same curling force, and hiss: la curling force entiendo que es la fuerza que hace de la superficie lisa de un mar calmo un mar encrespado, enrulado, o sea enrula el agua, volviéndola olas. Curling funciona como un participio activo es una fuerza enrulante… Curl es el rulo de la ola. And hiss, hiss es algo así como sisear, o sonidos parecidos, a veces se usa en sentido de un sonido que expresa desprecio y desaprobación. Este mar no ruge, sobre todo porque no es fácil rimar el HIS de dos líneas arriba, Esta mar sisea, como sisea tal vez el viento que sopla sobre el mar embravecido. Es linda la onomatopeya, es un soplido agudo, frío y amenazante como el de una serpiente lista para el ataque.

As doth the mountained wave: como hace (doth, tercera persona del verbo do) la ola amontañada, o sea alta como una montaña…

[1] The thing personified or conventionally treated as male (as a mountain, a river, a tree, the sun) or (in early use) the thing grammatically masculine, previously mentioned or implied or easily identified. ME. [1] Esto dice el diccionario de Oxford en su segunda acepción de HE: La cosa personificada o convencionalmente tratada como masculina (como una montaña, un río, un árbol, el sol) o (en el uso antiguo) la cosa gramaticalmente masculina, previamente mencionada o fácilmente identificada.
Que esta acepcion se refiera al Inglés Medio (hasta 1475 según los scholars) poco importa, (¿qué poeta se atiene exclusivamnte a los usos contemporáneos de su lengua?) Encontré otros poemas de Vaugham en los que, al hablar, del sol también usa HE.
[2] No creo que se refiera a un mar crepuscular, porque en ese caso sería más circunstancial, e implicaría que el poeta lo está observando en ese momento o así elige evocarlo en su memoria. De ser así, y estar observándolo, sería un fuerte rasgo de intimad con el momento que vive el poeta, un poco a la manera de los haikus, donde el adentro y el afuera se funden en la epifanía del segundo. Pero no me parece un poema donde intervenga este tipo de rasgo escénico. Me parece que es de un presente de pura interioridad.

Jorge Salvetti

8 comentarios:

  1. Hola buen Jorge. Soy estudiante de Letras Hispanoamericanas en Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, México, y desde que me topé con su blog soy un lector asiduo del mismo. Nota interesante la del amigo Salvetti. Aprovecho este espacio para hacer una confesión y dos preguntas: como estudiante, me considero terriblemente antiteórico; en verdad, por más que trato, la teoría no cabe entre mis bastante diluidas funciones racionales, ¿qué piensa Ud. acerca de la teoría literaria? ¿a qué libro puedo acudir para tratar de hacer las paces con tan reacia señoroña?

    Un saludo.

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  2. Lo que yo creo, Fabián, es que la teoría literaria es la que uno se arma con algunos libros que le permitieron entender y disfrutar más ciertos poemas y relatos que le gustaron a priori. No son opuestos para mí entender y disfrutar. La clave de la teoría literaria en general sigue siendo la Poética de Aristóteles, porque se escribe aún hoy con ella o contra ella. Personalmente he dusfrutado con la Historia Social del Arte de Hauser, y, aunque discutibles o arbitrarios, con textos de "teoría" de Pound y de Eliot, por ejemplo. La teoría en general tiende al enfoque socio-histórico todavía en este siglo. Pero pocas veces en tan abierta e inteligente para establecer relaciones entre obras y épocas como en Hauser. En cuanto a teoría específica de lo literario, ya te digo, cada quien se fabrrica una. La de Pound en el ABC de la Lectura, tan extremista, me parece atractiva. En tu país, Paz ha teorizado bastante, pero no me atrae. Auden decía que si hubiese una academia de poesía, sólo habría que enseñar en ella retórica, gramática, y aprender poemas de memoria, el resto debían ser materias varias, como historia, filosofía, etc, que es lo a su juicio debía interesar a los poetas.
    Un abrazo
    Jorge

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  3. Gracias por su respuesta, estimado Jorge; por cierto amable, lo cual se agradece. Me tomo el atrevimiento de querer compartirle algunos poemas, que los someta a revisión y me dé su opinión y de ser posible, los colgara en su blog. No sé cuán flexible sea Ud. para con las colaboraciones, lo cual no es lo primordial al dirigirle mi mensaje, sino obtener una respuesta acerca de lo que he estado escribiendo, si ando por buen camino o de plano estoy más ciego que fiscal sobornado. Un saludo.

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  4. Lo antes posible. ¿Cuál es su dirección de correo?

    Saludos.

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  5. Gracias, a Ud y a Salvetti por ese poema.

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  6. Querido Salvetti, es muy interesante lo que decís respecto del "rojo" del mar, el mar bíblico, la realidad interna a la que refiere el poema, realidad que no puede ser sino mística. Ahora bien, en el mundo pagano, en la literatura pagana, existe un raro antecedente de este modo de ver el mar. En la Ilíada a menudo se menciona el "Ponto (el Euxino, el Mar Negro) rojo" y en realidad no he podido investigar demasiado este "ponto". Te lo propongo como tema de tus indagaciones en los misterios de los antiguos libros. Me pregunto por otro lado por qué se llama Rojo el Mar Rojo.

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