-¿Conocen la fábula del viejo sin dientes?- dijo Garbeld. Y sin esperar respuesta, pues quería contarla, dijo: -Chuang Tzú, el gran maestro taoísta, de existencia probada, refiere que un viejo sin dientes fue a ver al maestro P'i para demandarle una lección sobre el tao. Tal vez eso pudiera masticarlo. P'i le dio un sermón acerca de que para obtener el tao debía dejar de preguntarse sobre él. Este es el mejor resumen que puedo yo hacer de aquel sermón que se prolongó un tiempo determinado en un espacio determinado y por tanto negaba el tao. Pero -refiere Chuang-, mucho antes de que el discurso llegara a su fin, el desdentado se había dormido. P'i se puso enormemente feliz. -No creo una palabra de todas esas patrañas -dijo a Garbeld alguien de la audiencia. -Debería decirle que eso me hace feliz -repuso Garbeld- pero el caso es que no soy taoísta. Ni siquiera creo en su falta de fe. Y esto no me da el tao. Sólo puedo decirle que donde hay un sí y un no, no está el tao. Donde hay un sí y un no, hay política. Por tanto, se deben disculpas. La política incrementa las deudas. Por eso podemos decir que donde hay política hay mercado, y el resto procura un buen sueño -concluyó Garbeld.
Gustav Who. Apuntes y conferencias de Lawrence Garbeld, Londres, 1911
Sinceramente, debo decir "por fin", mi estimado. Descubrimientos que a uno lo alegran.
ResponderBorrargracias, df
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