Si una rosa no alcanza la plenitud, de tu destreza - Guido - no respondería.
La dama siempre de espaldas sonrió a un paisaje añorante.
Puesto que esa mujer más que razonar sueña, ella es en su
quietud más vieja que tu exilio,
y si otro besara su cuerpo amado ¿Tu regreso no sería inútil?
Como cualquier locura, viento o blasfemia que mueva a quien
tanto ambiciona
Puesto que esa mujer no ambiciona sino sueña se ha mantenido
joven en su pobreza.
Y si alguien derramara el vino atento sobre ella, y otro la
besara en su coño, que sería, entonces, si un viajero.....
Carmen Ollé (Lima, 1947), Noches de adrenalina, Cuadernos del Hipocampo, Lima, 1981
Envío de Jonio González
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