miércoles, diciembre 08, 2010
Ricardo Molinari / Dos poemas
Poema VIII
En el desorden de la noche pienso que estoy vivo y sueño.
Lo inestable me toma y sacude, y llamo y ninguno me mira,
nombra o cede la cabeza
con el aire. Estoy solo
en las infinitas vueltas sin acordarme,
sin asirme a una única voz que llegue
a abrirse como una mano despejada.
El tiempo es una extraña hilaza que nos prende
y asedia. No quiero morosidad deleitable,
sino el sobrio y moderado ventalle del amanecer
en otra cosa última
y ocupada.
Poema
Comenzó a cimbrar el otoño,
a remolinar, arrastrar, acitronadas,
las hojas de un ciruelo
endeble, áspero
y sarmentoso.
Miro mi rostro, el antojo, un tono
errabundo sin ansiedad,
en otras nubes,
encima de la tarde.
Una flor abre -tardía-
su amapola, la luz
más tenue y desmenuzada.
La melancolía se arregosta
a las últimas guirnaldas
del anochecer
casi frío.
Estoy arrinconado, inane, y pienso
en un camino angosto,
sombroso,
y ligera arena
menuda.
"Verde es el olivar
y verde ha de quedar."
Marzo nuevo y brumoso.
1973
Ricardo Molinari (Buenos Aires, 1898-1996), La escudilla, Editorial Emecé, Buenos Aires, 1973
Ilustración: Ciruelo y luna, siglo XVIII-XIX, Katsushika Hokusai
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