sábado, febrero 28, 2015

Peter Hammill / Los martes ella practicaba yoga















Los martes ella practicaba yoga
mientras yo miraba tele
como un vegetal,
pero siempre convencido
de que yo era un artista
y ella no.

Resulta gracioso comprobar
hasta qué punto la autocompasión
puede sustituir a la autoestima.

De alguna manera yo era
el príncipe del orgullo,
y aunque simulara, nunca mentía,
como si eso bastara para hacerla feliz
como si eso alcanzara para satisfacer sus sueños.

Ahora es demasiado tarde para lamentarse
muy tarde para corregir las cosas hirientes;
ella siempre lo tuvo muy claro
siempre supo que yo terminaría así.

Ahora soy yo el que se contorsiona,
ni idea si el yoga me puede ayudar en algo,
pero ya era hora de intentarlo
aunque estaría mejor en casa, a salvo del frío,
metido en el tantra,
aunque no lo hice cuando podía.

Nunca me concentré en las cosas importantes
nunca encontré la llave para desbloquearme,
podría haber aprovechado su ayuda
pero siempre estaba metido en mi obsesión
y ahora no sé bien en qué estaba metido.

A veces divagaba, todo el día colgado.
Los martes ella practicaba yoga.

Un martes se fue.

Peter Hammill (Ealing, Inglaterra, 1948) en Caína Bella
Versión Santiago Espel


(ON TUESDAY SHE USED TO DO) YOGA

On Tuesday she used to do yoga,
while I'd sit and watch the box
in a vegetable way
but always ready to say
to myself that I was an artist
implying that she was not.

It's funny the way that self-pity
can take over from self-esteem -
well, I was the prince of pride,
and though I'd cheat I never lied,
as if that were enough to make her happy,
as if that could satisfy her dreams.

Too late now to say that I'm so sorry,
too late to say that I can change and mend
the things that hurt... she didn't need to worry,
she always knew I'd get there in the end.

Now I'm tying myself up in contortions,
don't know if yoha will do me any good.
It's about time I tried, though I'd rather be inside
from the cold, studyng tantra -
still, I never did that when I could.

I never did the things that really mattered,
there seemes to be some key I couldn't find
to unlock myself;
I could have done it with her help,
but I was to busy scrabbling for each moment -
now I don't know what I did with all the time.

Sometimes I'd play the wild rover
sometimes I'd just get smashed all day...
on Tuesday she used to do yoga,
on Tuesday she went away.

Lyrics Wikia

viernes, febrero 27, 2015

Enrique Solinas / En ti confío





Cuando era chico
en la Iglesia me regalaron
una estampa del Sagrado
Corazón de Jesús.

El rostro joven
no dejaba de mirarme
a los ojos,
al mismo tiempo que
la mano santa
señalaba su corazón,

       su corazón,

su corazón:

su corazón como una llama roja,
rodeada de espinas;
su corazón de fuego atravesado
por el mundo y la cruz;
su corazón divino y humano.

Entonces, en ese instante,
me di cuenta de que
el amor de verdad es un misterio
y que el dolor te hace más hermoso.

Para que brilles
y descubra tu belleza,

siempre, siempre,

siempre el corazón encontrará
una nueva manera de sufrir.

Enrique Solinas (Buenos Aires, 1969), Corazón sagrado, Viajero Insomne Editora, Buenos Aires, 2014


Foto: Enrique Solinas FB

jueves, febrero 26, 2015

Antonio Gamoneda / de "Libro del frío"













Hubo un tiempo en que mis únicas pasiones eran la pobreza y la lluvia.
Ahora siento la pureza de los límites y mi pasión no existiría si supiese su nombre.

*

Pájaros. Atraviesan lluvias y países en el error de los imanes y los vientos, pájaros que
volaban entre la ira y la luz.
Vuelven incomprensibles bajo leyes de vértigo y olvido.

*

Alguien ha entrado en la memoria blanca, en la inmovilidad del corazón.
Veo una luz debajo de la niebla y la dulzura del error me hace cerrar los ojos. Es la ebriedad de la melancolía; como acercar el rostro a una rosa enferma, indecisa entre el
perfume y la muerte.

Antonio Gamoneda (Oviedo, España, 1931), "Libro del frío" [1992], Se ha retirado el mar, Catafixia. Guatemala, 2014
Vía Transtierros 

Foto: José Ramón Vega/Tamtam Press

miércoles, febrero 25, 2015

Inés Legarreta / Dos poemas















En un territorio áspero

En un territorio áspero/ los pastos duros/ las chapas del techo
voladas
y las débiles paredes de la casa en donde resisto
a veces
encuentro
pocillos, cacharros pintados por algún hombre/ ¿mujer?
que puso los colores en orden
para que los ojos se aliviaran en la contemplación de unas líneas amarillas y ocres
más allá
más allá



El olor triste de unos sillones

El olor triste de unos sillones
me deja pensando
en mamá/ y en mí/
como dos mundos que no tuvieran más que sol o niebla
y se entregaran al abandono / o la quietud/
los colores degradé perdidos
los escalones/ los vidrios limpios
de las ventanas y las puertas
igual que en los sueños
una y otra vez.
Había tantos cuartos y habitaciones/
y una escalera deslumbrante para las niñas de la casa/
allá arriba/ cerca del cielo/
entre nubes la rueca y el telar
donde pincharse el dedo para dormir cien años
en el musgo mullido del bosque/ de un hombre / de cuento/
parecido a la muerte.
Pero tropezamos con la alfombra mal puesta
del tiempo
y caímos/
analfabetas en otra historia
de terror.

Inés Legarreta (Chivilcoy, Argentina, 1951), inéditos

Foto: Inés Legarreta FB

martes, febrero 24, 2015

Severo Sarduy / De "Big Bang"













Páginas en blanco
(Cuadros de Franz Kline)


I. wax wing

No hay silencio
sino
cuando el Otro
habla
(Blanco no:
colores que se escapan
por los bordes).
Ahora
que el poema está escrito.
La página vacía.

II. shenandoah wall

La pared cruje.
Grieta en lo blanco.
Allá va, desunido,
el cuarto.
Detrás del tragaluz
un rostro, otro,
mirándose,
mirándonos.

III. étude pour crow dancer

Un cubo despegado.
Pegada la oreja a la pared.
Oye.
Algo va a romperse. Algo
crece.
Lo que en el muro
hierve.

IV. harley red

El sueño no:
la pérdida.
El blanco roedor,
que ciega.
Pierdo pie. Todo es compuerta.
Mira:
el muro sangra.

V. zinc door

Abierta, no,
entrejunta.
Esa ranura mira.
Detrás de lo blanco,
blanco.
Ahora el silencio.
Las paredes se cuartean.
El cuarto desmoronado,
navega. Y ese brillo.
La puerta transparente.

VI. black and white

La raya negra y el battello,
el monte siamo tutti,
el barco blanco sobre el agua blanca
y la fijeza
de los pájaros sobre la Salute.
Pase,
il fait beau del otro lado
del otro lado, digo,
del río.
Estamos todos.

Severo Sarduy (Camagüey, Cuba, 1937-París, Francia, 1993), Big Bang, 1974, en Elson Fróes

Foto: Severo Sarduy Kamel Ouidi/Revista Ñ (c.1980)

lunes, febrero 23, 2015

Xavier Amorós / Ahora estoy en el regazo de la casa













Ahora estoy en el regazo de casa.
Un olor a pan me despierta el hambre,
y los gritos de los hijos
me tiran de las mangas.
Encuentro un beso olvidado
que se me sube a los labios.
Sonrío, y se abren las ventanas.
El sol es otro.

Me gusta mucho ver
los restos de un uniforme de soldado
usados como trapo para fregar el suelo

y el viejo diccionario
que sirve
para que el pequeño se suba a él.

Hablamos a los gritos
cuando estamos en la mesa.

Hablamos
de cosas diversas
que de inmediato se esfuman,
y de cosas muy sencillas
que quedan colgadas del techo
para siempre.

En la calle
me he dejado
olvidadas
las palabras de fuera.
Me esperan.

Xavier Amorós (Reus, Cataluña, España, 1923-2022), Guardeu-me la paraula, Joaquim Horta, Barcelona, 1962
Versión de Jonio González

Foto: Gràcia de la Hoz/La Vanguardia


ARA SOC A LA FALDA DE CASA 

Ara sóc a la falda de casa.
Una sentor de pa m'obre la gana
i els crits dels fills
m'estiren per les mànigues.
Trobo un bes oblidat
que em puja als llavis.
Somric, i s'obren les finestres.
El sol és tot un altre.

M'agrada molt de veure
els parracs del vestit de soldat
que fan de baieta
i el vell diccionari
que serveix
perquè el petit s'enfili.

Parlem a quatre veus
quan som a taula.

Parlem 
de coses virolades
que tot seguit s'esfumen,
o de coses molt netes
que es queden penjades al sostre
per sempre.

Al carrer
m'he deixat,
oblidades,
les paraules de fora.
M'esperen.

act. 2022

domingo, febrero 22, 2015

Liliana Díaz Mindurry / Tercera mujer cerca del fuego











Que simules
ver una mujer cerca del fuego y que su vida sea un cuento
para dormir. Una mujer con la lengua
llena de lastimaduras,
ésas que producen las palabras
deformes. Que simules ver el Aqueronte
cerca, a sólo un paso, el inestable color del vino en tu mirada
y en la mujer con frío. Que simules
ver una mujer cualquiera como las otras,
y que se te agote la vista
ante esa cosa oscura de los perros
que ladran a la luna,
como si supieran
como si la mujer supiera
el salto del instante. Que simules
la secreta unción que une al fuego y las mujeres,
el cielo verde y los hielos, o que simules
ver a la pobre mujer de Brueghel
como virgen etérea que apresa al unicornio.

Es tarde ya para simulaciones,
para soñar paraísos:
cualquier hecho es el primero de la serie
o el último. Y cualquier hecho
mirarlo o no mirarlo
revela
siempre lo mismo:
la vocación de abismo de las cosas.

Liliana Díaz Mindurry (Buenos Aires, 1953), Cazadores en la nieve, Ediciones La Letra Eme, Buenos Aires, 2014

Texto y foto FB

sábado, febrero 21, 2015

Alberto Girri / De "Elegías italianas", 4











Sperlonga

es
una corrupción del latín spelunca,
significa cueva, caverna,
cavidad natural
entre el mar y la montaña,
refugio
de los que traían y llevaban
las guerras, la política,
las religiones extrañas,
las intrigas por celos,
el oprobio
de arrastrar una figura
alta en exceso, un rostro
manchado rabiosamente.

Estaba allí, en la entrada,
como un estandarte,
y a la luz de la luna
lo miré en sus ojos
olvidándome del lado negro
de Suetonio,
y comprendí
que no era un muerto que volvía,
sino un destino, su parte
en el drama del mundo condenado,
y mi corazón oyó
la voz quejosa del chacal
hablándole a las rocas, el eco
de veinte centurias:
"El enigma
no soy yo, Tiberio, tercer César,
autoridad legítima y universal
y padre infeliz, asesino
del hijo y del adoptivo,
es la tumba
que increpa desde el Este,
abierta por Pilatos, mi vicario,
abierta todavía".

Ay, siquiera con un ademán
debí retenerlo,
pero no me moví, amanecía
sobre Sperlonga, la memoria
recomenzaba su fluir
devorando a los sobrevivientes,
y quise ocultarme del tiempo,
de la tenacidad del arqueólogo
que chapotea,
que arranca a las verdes aguas
la cabeza barbada de Ulises,
pedazos de Ganimedes,
y dormité
hasta encontrar en sueños
el fondo de la gruta,
una toga fosforescente,
una inscripción
no descifrada por los buzos.
AVE CRUX SANCTA.

Alberto Girri (Buenos Aires, 1919-1991), Elegías italianas, Editorial Sur, Buenos Aires, 1962

viernes, febrero 20, 2015

José Lezama Lima / La mujer y la casa










Hervías la leche
y seguías las aromosas costumbres del café.
Recorrías la casa
con una medida sin desperdicios.
Cada minucia un sacramento,
como una ofrenda al peso de la noche.
Todas tus horas están justificadas
al pasar del comedor a la sala,
donde están los retratos
que gustan de tus comentarios.
Fijas la ley de todos los días
y el ave dominical se entreabre
con los colores del fuego
y las espumas del puchero.
Cuando se rompe un vaso,
es tu risa la que tintinea.
El centro de la casa
vuela como el punto en la línea.
En tus pesadillas
llueve interminablemente
sobre la colección de matas
enanas y el flamboyán subterráneo.
Si te atolondraras,
el firmamento roto
en lanzas de mármol,
se echaría sobre nosotros.

Febrero y 1976

José Lezama Lima (La Habana, 1910-1976), Fragmentos a su imán, 1977, en La Jiribilla de Papel, n° 60, mayo del 2006, La Habana

jueves, febrero 19, 2015

Silvio Mattoni / Envío












¿Acaso le hablo a alguien que no está conmigo
ni siquiera en espíritu? Ya sé que para vos
no existe nada que no sea materia, pero
las palabras duplican hasta la ilusión
del simple vidrio de algún espejo. ¿A quién
podría apostrofar con un aire de prosa
y la propiedad del nombre? Acá está el mío
y otro que se aleja más y más, que irradia
una luz muy lejana, aunque sigue brillando
y vuelve a repetirse como el ritmo
de sílabas y acentos, como si puntuase
el espacio infinito a manera de círculo
verificable en una sola frase. Y ahí estás,
consumido y a solas bajo tu lámpara fría
que casi no precisa energías renovables
para alumbrar tu libro recién encontrado,
donde leés columnas de palabras
demasiado regulares para no ser siempre nuevas
y decir la insignificancia de lo mismo: vos,
que revisás las cosas de los muertos
para seguir tu vida, no te olvidés
de mandarme noticias, chispazos de un futuro
inaccesible, porque se hace difícil
mantener la vigilia, prestar la máxima atención
a las voces, al sol y a los chicos que nacen
en este antiguo minuto de felicidad
o ilusorio desahogo que me da haberte escrito.

Silvio Mattoni (Córdoba, Argentina, 1969), Peluquería masculina, Vox, Bahía Blanca, 2013
Vía Valeria Cervero

Foto: La Voz del Interior

miércoles, febrero 18, 2015

Philip Levine / Puedes conseguirlo










Mi hermano llega a casa desde el trabajo
y sube las escaleras hasta nuestra habitación.
Oigo la cama quejarse y sus zapatos caer
uno a uno. Puedes conseguirlo, dice.

La luz de la luna se derrama sobre la ventana
y su rostro sin afeitar palidece
como la cara de la luna. Dormirá
hasta después del mediodía y despertará para descubrir que me he ido.

Treinta años pasarán hasta que yo recuerde
ese momento en que de pronto supe que cada hombre
tiene un hermano que muere cuando él duerme
y duerme cuando se alza para enfrentarse a esta vida,

y ambos, juntos, son solo un hombre
compartiendo un corazón que siempre trabaja, manos
amarillentas y cuarteadas, una boca que boquea
en busca de aliento y pregunta:, ¿lo conseguiré?

Toda la noche en la fábrica de hielo había alimentado
la rampa con sus bloques plateados, y después yo
apilé cajas de naranjada para los niños
de Kentucky, un gris furgón por vez

y siempre otros dos esperando. Tuvimos veinte años
por poco tiempo y siempre con
la ropa equivocada, encostrada de suciedad
y sudor. Ahora pienso que nunca tuvimos veinte años.

En 1948, en la ciudad de Detroit, fundada
por De la Mothe Cadillac para las lejanas intenciones
de Henry Ford, nadie nació o murió,
nadie caminó por sus calles o cebó un horno,

porque allí no existió ese año, y ahora
ese año se ha desprendido de los viejos periódicos,
calendarios, citas médicas, bonos,
certificados de matrimonio, permisos de conducir.

La ciudad dormía. La nieve se volvió hielo.
Hielo convertido en charcos o ríos
corriendo en las cunetas. Después la hierba lustrosa surgió
entre miles de cuadrados partidos,

y esa hierba murió. Te devuelvo 1948.
Te doy todos los años desde entonces
hasta el próximo. Devuélveme la luna
y su frágil luz cayendo sobre un rostro
.
Devuélveme a mi hermano, joven, rudo
y furioso, con sus anchos hombros y una maldición
para Dios y unos ojos ardientes con los que contempla
la creación y dice: Puedes conseguirlo.

Philip Levine (Detroit, Estados Unidos, 1928-Fresno, Estados Unidos, 2015), New Selected Poems, Alfred A. Knopf, Nueva York, 1991.
Versión de Jonio González

You Can Have It

My brother comes home from work 
and climbs the stairs to our room. 
I can hear the bed groan and his shoes drop   
one by one. You can have it, he says. 

The moonlight streams in the window   
and his unshaven face is whitened 
like the face of the moon. He will sleep 
long after noon and waken to find me gone. 

Thirty years will pass before I remember   
that moment when suddenly I knew each man   
has one brother who dies when he sleeps   
and sleeps when he rises to face this life, 

and that together they are only one man   
sharing a heart that always labors, hands   
yellowed and cracked, a mouth that gasps   
for breath and asks, Am I gonna make it? 

All night at the ice plant he had fed 
the chute its silvery blocks, and then I   
stacked cases of orange soda for the children   
of Kentucky, one gray boxcar at a time 

with always two more waiting. We were twenty   
for such a short time and always in 
the wrong clothes, crusted with dirt 
and sweat. I think now we were never twenty. 

In 1948 in the city of Detroit, founded 
by de la Mothe Cadillac for the distant purposes   
of Henry Ford, no one wakened or died,   
no one walked the streets or stoked a furnace, 

for there was no such year, and now 
that year has fallen off all the old newspapers, 
calendars, doctors’ appointments, bonds,   
wedding certificates, drivers licenses. 

The city slept. The snow turned to ice.   
The ice to standing pools or rivers 
racing in the gutters. Then bright grass rose   
between the thousands of cracked squares, 

and that grass died. I give you back 1948.   
I give you all the years from then 
 to the coming one. Give me back the moon   
with its frail light falling across a face. 

Give me back my young brother, hard 
and furious, with wide shoulders and a curse   
for God and burning eyes that look upon   
all creation and say, You can have it.

martes, febrero 17, 2015

Louise Glück / Todos los Santos











Aún ahora este paisaje se está ensamblando.
Las colinas se oscurecen. Los bueyes
duermen en su yugo azul,
Los campos han sido
rebañados, los fardos
atados en proporción y apilados entre potentillas
al costado del camino mientras que la luna dentada se eleva:

Éste es el vacío
de la cosecha o pestilencia.
Y la esposa asomándose por la ventana
con su mano extendida, como en pago,
y las semillas
perceptibles, oro, llamando
Ven aquí,
Ven aquí, pequeño.

Y el alma se desliza desde el árbol.

Louise Glück (Nueva York, 1943), The First Four Books of Poems, HarperCollins Publishers, Nueva York, 1968-1995
Versión: Marina Kohon


All Hallows

Even now this landscape is assembling.
The hills darken. The oxen
sleep in their blue yoke,
the fields having been
picked clean, the sheaves
bound evenly and piled at the roadside
among cinquefoil, as the toothed moon rises:

This is the barrenness
of harvest or pestilence.
And the wife leaning out the window
with her hand extended, as in payment,
and the seeds
distinct, gold, calling 
Come here
Come here, little one

And the soul creeps out of the tree.


"All Hallows" by Louise Glück, from The First Four Books of Poems. Copyright © 1968, 1971, 1972, 1973, 1974, 1975, 1976, 1977, 1978, 1979, 1980, 1985, 1995 by Louise Glück. Used by the permission of HarperCollins Publishers 

Foto: Louise Glück en Cold Front

lunes, febrero 16, 2015

Noelle Kocot / Dos poemas











Mientras escribo

Alguien adentro dice: “Ponéte a hacer algo”.
Pero hay citas que no puedo dejar,
tengo un amor abstemio por las ecuaciones hechas en un flash
mientras el día monótono desaparece diseñado.

Y los pómulos altos de la bella vida
soportan la mirada vaga de un calendario bajo la luz artificial.
Yo busco patrones en todas las cosas.
Yo estoy atada a los eslabones de la comprensión.

Pienso en cuán útil sería
perforar todas las manos de la tierra
y rodear los planetas rugientes con un juramente de alfileres
pero el talento y la superficialidad unidos por una costura

no son más que un pañuelo atado en la cabeza de un survivalista,
y alivia saber que los pies que se retuercen por un agujero
en el universo aterrizarán durante un instante
sobre los cojines de la oscuridad.

Y que después de marchar un espléndido kilómetro tras otro
todos daremos con el mismo poema garabateado en tinta invisible
pegado con cinta en la puerta de una habitación
en la que una justicia austera arde por nosotros.



Sobre ser artista

Saturno parece normal,
la forma en que se libera en el cielo
cuando no miramos.
Los árboles todavía me cantan en ese
tono, y añoro este mundo moteado.
Los patrones de la luz artificial sobre el cuero,
el sol, que escucha.
Hermano mío, hermana mía,
nací para contarte algunas
cosas, incluso si nadie
me quiere escuchar. Contestáme
como el pájaro que absorbe
todo el cielo arruinado
por el anochecer. Si puedo recordar
las palabras en la tormenta,
seré capaz de sentarme
aquí, con vos, por un rato.

Noelle Kocot (Brooklyn, Nueva York)
Traducción colectiva de: Maria Queirel, Juliana Gore, Dani Zelko, Luisina Gentile y Cecilia Pavón


While Writing

Someone inside says, “Get busy.”
But I’ve got appointments to keep,
I have an abstemious love of equations calculated quickly
While the tepid day melts into design.

And the high cheekbones of the beautiful life
Bear the loose look of a calendar by lamplight.
I search for patterns in everything.
I am tied in knots of comprehension.

I think, how useful it might be
To pierce all the hands of the earth
With an oath of pins encircling snarling planets
But talent and shallowness sewn together

Is nothing but a kerchief tied around a survivalist’s head,
And it helps to know the feet wriggling through a hole
In the universe will land for an instant
Upon the cushions of the dark,

And that after marching one doozy of a kilometer after another,
We each come upon the same poem scribbled in invisible ink
Taped to the door of a room
In which an austere justice is burning for us.

de 4, Four Ways Books, 2001

On Being an Artist

Saturn seems habitual,
The way it rages in the sky
When we’re not looking.
On this note, the trees still sing
To me, and I long for this
Mottled world. Patterns
Of the lamplight on this leather,
The sun, listening.
My brother, my sister,
I was born to tell you certain
Things, even if no one
Really listens. Give it back
To me, as the bird takes up
The whole sky, ruined with
Nightfall. If I can remember
The words in the storm,
I will be well enough to sit
Here with you a little while.

del blog Poem a Day, 2014

domingo, febrero 15, 2015

Homeira Tari / Ya nos separamos











Ya nos separamos
Y te deslizas
a tu propia habitación
y me deslizo en
mi propia soledad

Ya nos separamos
Te acompaña la noche
y riñes con el calentador
Me acompaña la memoria
y hojeo mi infancia en las granjas

Ya nos separamos
Tu fantasma en el medio de la noche va a la cocina
y enciende un cigarro
mientras un gato camina por el cuarto
y despierta miedos en las venas de una mujer

Estamos solos
Tú te vas al bosque
y talas árboles
Yo voy a mi habitación
y corto mi cabello

                                   de Dimmans blå ögon

Homeira Tari (Teherán, 1966; reside en Suecia), Periódico de Poesía n° 76, febrero de 2015, Universidad Nacional Autónoma de México
Traducción de Hebert Abimorad

sábado, febrero 14, 2015

Alberto Cisnero / De "Robé un auto para trasladarme a las soledades vivientes"













III

un erudito encanecido que acabará sepultado por volúmenes
y fichas mira las últimas poblaciones, el precario género de vida,
un acento diacrítico, en el mismo rincón, esperando que termines
lo tuyo, sobre esto sabemos muy poco. avanzamos juntos.
ya sobrevivimos a demasiadas cosas. empezó sin que nos
percatáramos. tampoco sabemos cuándo dará su fin.
leer y estudiar durante equis años de conformidad con un plan,
con blandicia de égloga, por usar localismos arcaicos,
lo que figura en un mapa y relata su pasado. murmuramos
un nombre, un mensaje después del tono.

Alberto Cisnero (La Matanza, Buenos Aires, Argentina, 1975), Robé un auto para trasladarme a las soledades vivientes, Barnacle, Buenos Aires, 2015

Foto: Alberto Cisnero FB

viernes, febrero 13, 2015

Assia Djebar / Por cuál verdad












I

Escribir en principio, y cualquiera fuese la lengua,
la que balbuceamos o gritamos,
luego, más tarde, que escribimos- ¡ Y no es
de pronto la misma!
Escribir al fin, o a pesar del hiato que
seguidamente va a seguirte, como una sombra
quebrada, deformada...
Escribir, bien hubiera podido ser en chino, o en
bengalí, o en inglés: fue en árabe (para
aprender el Corán) y en francés; en la escuela.
Escribir, fue al principio la primera;
la oscura necesidad.

II

El francés pues, aquel de la escuela, aquel el de
“nuestros ancestros, los galos”, ahora bien, ¡no eran
“nuestros” ancestros y no eran galos!
Mis, nuestros ancestros hablaban, o gritaban,
o cantaban en árabe, en bereber, en ...
Qué importancia, dado que ellos no escribían
o más bien no escribían más,
guerreaban (¡al menos,
en los relatos de nuestras abuelas!).
Mi abuela, en árabe, contaba a los
niños de su alrededor, la guerra, los rehenes,
el incendio de los olivares, en la zauia (1)
En la escuela francesa, la institutriz, llegada
de Francia – Contaba Carlomagno, e inclusive
Charles Martel, en Poitiers...
En árabe, la abuela continuaba
su historia, siempre de noche
y sobre la esterilla, cerca de las velas...
¡La voz de la maestra y la de la abuela
de la noche, se entrelazaron en mi memoria!

III

Diría yo, hoy que para mi, escribir –
escribir de la sola escritura que me impele, y me
habita, y me manda, escribir en francés
pero para inscribir, a pesar de todo, voces
de ancestras y verdades invertidas, volcadas,
en sus juegos de sombras y de realidad,
eso sería, escribir en francofonía,
En los márgenes,
A la frontera, en lo más recóndito de uno mismo,
de nosotros...
De ellos, allá, antiguamente enemigos
La escritura doble
Las verdades dobles y reflejándose en
opuestos
Escribir en francofonía
En francografía
En francés todavía vivo
A sobresaltos, entre la lengua de los orígenes
rasgadas, andrajosas, jirones
de memoria
Y el francés que resiste, mi francés, que
a pesar de mi, hace en mi, el grand écart
Para reparar, desde luego,
Para renacer, ayer y hoy,
Por cuál verdad...

Assia Djebar (Cherchell, Argelia, 1936-París, 2015), Le Magazine Littéraire nº 451, marzo de 2006
Traducción de Carlos Alvarado Con tinta de amapolas
Envío de Jonio González

(1) Escuela coránica y/o mezquita con derecho a asilo (N. del T.)

© Carlos Alvarado



Pour quelle vérité

Ecrire d’abord et quelle que soit la langue, 
celle qu’on balbutie ou qu’on crie,
puis plus tard qu’on écrit- et ce n’est plus soudain la même!

Ecrire enfin, où malgré l’hiatus qui par la
 suite va vous suivre, comme une ombre brisée, déformée…

Ecrire, cela aurait pu être en chinois, ou en
 bengali, ou en anglais: ce fut en arabe (pour apprendre le Coran) et en français; à l’école.

Ecrire, ce fut d’abord la première; 
l’obscure nécessité.

II

Le français donc, celui de l’école, celui de 
“nos ancêtres, les Gaulois,”, or ils n’étaient pas  “nos” ancêtres, et ils n’étaient pas Gaulois!

Mes, nos ancêtres parlaient, ou criaient, 
ou chantaient en arabe, en berbère, en…
Quelle importance, puisqu’ils n’écrivaient pas, ou plutôt
 qu’ils n’écrivaient plus,
 ils faisaient la guerre( du moins dans les récits de nos grands-mères!).

Ma grand-mère, en arabe, racontait aux enfants autour d’elle, la guerre, les otages, l’incendie des oliviers, à la zaouïa.

A l’école française l’institutrice- venue de France- racontait Charlemagne, et même Charles Martel à Poitiers…

En arabe, l’aieule continuait 
son histoire, toujours la nuit
et sur la natte, près des bougies…

La voix de la maîtresse et celle de l’aïeule de
La nuit se sont entrelacées dans ma mémoire!

III

Dirais-je aujourd’hui que pour moi écrire-
Écrire de la seule écriture qui me pousse, et
m’habite, et me commande, écrire en français
mais pour inscrire tout de même voix
des aïeules et vérités inversées, renversées
dans leurs jeux d’ombre et de réalité, 
ce serait cela, écrire en francophonie.

 Sur les marges.

A la frontière, au plus loin de soi même,
de nous…


D’eux, là –bas, autrefois ennemis

L’écriture double

Les verité doubles et se réfléchissant en
contraires

Ecrire en francophonie

En francographie

En français encore vivant
              
En soubresauts entre la langue des 
origines déchirées, dépenaillées, lambeaux
de mémoire

Et le français qui résiste, mon français qui malgré moi fait en moi le grand écart.

Pour réparer, bien sûr

Pour renaître, hier et demain,

Pour quelle vérité…

jueves, febrero 12, 2015

Marina Kohon /De "De un azul mucho más lejano", 2











I

Imaginá que en la luz
el sonido hierve
-en verano las palabras
saldrían de su pozo-
como una significación
del orden de los días
hasta esparcirse
en la transparencia
del sentido


II

o  imaginá una calibración
               distinta
en la intensidad asignada
como herencia o marca a fuego
como si la suerte
barajara de nuevo


III

o como si esta canción
no fuera inevitable
no hiciera pie en lo impensado
y yo pudiera dejar
de abrir cerrojos
en el iris de la nieve
y elevar castillos en el hielo


IV

pero es  desde lo inaudible
que excavamos en la luz
para construir el día a día
con lo que queda

y desde la imposibilidad
se nombra
y se predice
porque lo que brilla
es siempre
mucho más pequeño


Marina Kohon (Mar del Plata, Argentina, 1965), De un azul mucho más lejano, inédito

Foto: Marina Kohon FB

miércoles, febrero 11, 2015

Thom Gunn / La aniquilación de la nada











Nada sobrevivía: Nada, el hombre lascivo
que noche a noche ensayaba hasta caer abandonado
en un letargo sombrío donde solo un sueño podía alcanzar.

Se alargaba como una vasta y contagiosa ausencia,
más espaciosa que el mismo espacio, sobre nubes y ciénagas,
definida únicamente por lo invasivo de su influjo.

Desnudo hasta la indiferencia ante los engranajes del tiempo,
cuyo término ya conocía, despertaba sin anhelos
y saludaba al cero como mi paradigma.

Pero ahora se interrumpe: las imágenes se incendian
en la quieta esfera donde he aguardado,
mostrando un paisaje que aún se yergue intacto:

el poder que yo había imaginado, que presidía
lo más hondo en su abstracta aniquilación,
era solo cambio, y los átomos que dividía

concluyen sin saberlo, inéditas combinaciones.
Únicamente veo una infinita finitud
en aquellas singulares y bellas variaciones.

Es anodadante que la nada no pueda ser:
un fulgor en la mente traza una neblinosa estela de horror.

Mira hacia arriba. Sin firmeza ni libertad,

la materia, ciega, sobrevuela la tiniebla.

Thom Gunn (Gravesend, Inglaterra, 1929-San Francisco, Estados Unidos, 2004), Covers. 36 poetas en lengua inglesa, traducción de Armando Roa, Uqbar Editores, Santiago de Chile, 2010


The Annihilation of Nothing

Nothing remained: Nothing, the wanton name
That nightly I rehearsed till led away
To a dark sleep, or sleep that held one dream.

In this a huge contagious absence lay,
More space than space, over the cloud and slime,
Defined but by the encroachments of its sway.

Stripped to indifference at the turns of time,
Whose end I knew, I woke without desire,
And welcomed zero as a paradigm.

But now it breaks—images burst with fire
Into the quiet sphere where I have bided,
Showing the landscape holding yet entire:

The power that I envisaged, that presided
Ultimate in its abstract devastations,
Is merely change, the atoms it divided

Complete, in ignorance, new combinations.
Only an infinite finitude I see
In those peculiar lovely variations.

It is despair that nothing cannot be
Flares in the mind and leaves a smoky mark
Of dread.
       Look upward. Neither firm nor free,

Purposeless matter hovers in the dark.

martes, febrero 10, 2015

Katheleen Raine / En una orilla desierta














76

Aquello que la mano aferra,
apenas una porción minúscula
del tiempo en relación al todo;
pero desde el corazón de quienes vienen y van
el intervalo de toda una vida asalta
en el incesante ahora de la muerte.
sin abrigo, ellos y nosotros.

86

Amargos y ajenos
son los sueños de los ancianos:
fríos y sin alegría,
apenas aposentos subterráneos.
Como un fantasma entre fantasmas
voy oscilando en esta catacumbas de la mente
sin nada por buscar o encontrar,
sin alegrías ni llantos.

88

Este mundo desolado es demasiado estrecho,
el vacío de su corazón demasiado grande.
Sus muros son visibles por doquier,
su salida no está en ninguna parte.

Katleen Raine (Ilford, Inglaterra, 1908-Londres, 2003), Covers. 36 poetas en lengua inglesa, traducción de Armando Roa, Uqbar Editores, Santiago de Chile, 2010

Foto: Kathleen Raine por Pamela Chandler, 1971 (detalle) National Portrait Gallery


76
What the hand holds -
So little of time's flow
The all we know
But from their hearts who pass,
The lifelong moment breaks
Into death's boundless now:
Shelterless their statem and ours.

86
Sad and strange
Are the dreams of the old,
Joyless and cold
Those chambers underground.
Ghost among ghosts I range
Catacombs of the mind
And neither find nor seek,
Nor laugh nor weep.

88
This empty world too small,
Heart's void too great,
Evey where visible the wall,
Nowhere the gate.

lunes, febrero 09, 2015

Bengt Berg / Lo que nos enseña el camino











Entre tres pueblos transcurre la mañana-
el paseo: pasa delante de una mina de arena,
a lo largo un pequeño riachuelo y sube
una cuesta. Donde
se sienta una liebre, sumida
en su propia sombra. Entonces
me ve, se recobra, toma un par de saltos
a través de la carretera.
Y vuelta a la colina,
paso dos amapolas,
se agitan levemente los tallos, llego a la cima
y miro más de 75 hectáreas
de agricultura francesa subvencionada.
Como un granero en una película soviética, aún más grande,
Europa está a la espera de otra cosecha
y más allá: el otoño.

Bengt Berg (Torsby, Suecia, 1946), Periódico de Poesía, N°75, Diciembre 2014-Enero 2015, Universidad Nacional Autónoma de México
Traducción de Hebert Abimorad

domingo, febrero 08, 2015

Javier Galarza / Restos












Ecos de idiomas en todas las campanas.
Arrullos o nanas. Poco vuelve en melodía
de infancia.
Apenas restos de palabras como bujía
o cerillas o tazas y candelabros.
El viento devasta los cuartos
y la lluvia persiste en los cristales.

Javier Galaraza (Buenos Aires, 1968-2022), Lo atenuado, Audisea, Buenos Aires, 2014

Foto: Javier Galarza en FB

act. 2022

sábado, febrero 07, 2015

Lorine Niedecker / Cuatro poemas











Estuve muchos meses
alejada de la poesía

y ahora debo rastrillar las hojas
pues nada sopla

entre tu casa
y la mía

**

Algo en el agua
como una flor
devorará

agua

flor

**

Mañana de niebla densa:
Sólo veo
donde ahora camino. Llevo
mi claridad
conmigo.

**

Hay un brillo mejor
en el péndulo
que en mi cabello
y muchas veces

lo he visto allí


Lorine Niedecker (Fort Atkinson, Estados Unidos, 1903-Blackhawk Island, Estados Unidos, 1970), The Granite Pail: Selected Poems of Lorine Niedecker, North Point Press, San Francisco, 1985
Versiones de Jonio González



I've been away from poetry
many months

and now I must rake leaves
with nothing blowing

between your house
and mine

**

Something in the water
like flower
will devour

water

flower

**

Fog-thick morning-
I see only
where I now walk. I carry
my clarity
with me.

**

There's a better shine
on the pendulum
than is on my hair
and many times

I've seen it there

viernes, febrero 06, 2015

Olga Orozco / Catecismo animal













Somos duros fragmentos arrancados del reverso del cielo,
trozos como cascotes insolubles
vueltos hacia este muro donde se inscribe el vuelo de la realidad,
la mordedura blanca del destierro hasta el escalofrío.
Suspendidos en medio del derrumbe por obra del error,
enfrentamos de pie las inclemencias, la miserable condición del rehén,
expuestos del costado que se desgasta al roce de la arena y al
   /golpe del azar,
bajo el precario sol que quizás hoy se apague, que no salga mañana.
No tenemos marca ni predestinación ni vestigios de las primeras luces;
ni siquiera sabemos qué soplo nos expulsa y nos aspira.
Apenas si el sabor de la sed, si la manera de traspasar la niebla,
si esta vertiginosa sustancia en busca de salida,
hablan de alguna parte donde las mutiladas visiones se completan,
donde se cumple Dios.
Ah descubrir la imagen oculta e impensable del reflejo,
la palabra secreta, el bien perdido,
la otra mitad que siempre fue una nuble inalcanzable desde la
   /soledad
es toda la belleza que nos ciñe en su trama y nos rehace,
una mirada eterna como un lago para sumergir el amor en su versión
   /insomne,
en su asombro dorado.
Pero no hay quien divise el centelleo de una sola fisura para
   /poder pasar.
Nunca con esta vida que no alcanza para ir y volver,
que reduce las horas y oscila contra el viento,
que se retrae y vibra como una llama aterida cuando asoma la
   /muerte.
Nunca con este cuerpo donde siempre tropieza el universo.
Él quedará incrustado en este muro.
Él será más opaco que un pedrusco roído por la lluvia hasta el
   /juicio final.
¿Y servirá este cuerpo más allá para sobrevivir,
el inepto monarca, el destronado, el frágil desertor obligatorio,
rescatado otra vez desde su nadie, desde las entrañas de un escorial
   /de brumas?
¿O será simplemente como escombro que se arroja y se olvida?
No, este cuerpo no puede ser tan solo para entrar y salir.
Yo reclamo los ojos que guardaron el Etna bajo las ascuas de otros
   /ojos;
pido por esta piel con la que caigo al fondo de cada precipicio;
abogo por las manos que buscaron, por los pies que perdieron;
apelo hasta por el luto de mi sangre y el hielo de mis huesos.
Aunque no haya descanso, ni permanencia, ni sabiduría,
defiendo mi lugar:
esta humilde morada donde el alma insondable se repliega,
donde inmola sus sombras
y se va.

Olga Orozco (Toay, 1920-Buenos Aires, 1999), "En el revés del cielo", 1987, Relámpagos de lo invisible. Antología, selección y prólogo de Horacio Zabaljáuregui, Fondo de Cultura Económica, segunda edición, Buenos Aires, 2009

jueves, febrero 05, 2015

Allen Ginsberg / Acerca de la obra de Burroughs



El método debe ser la carne más pura
y no ornamento simbólico,
visiones actuales & prisiones actuales
como vistas entonces y ahora.
Prisiones y visiones presentadas
mediante descripciones excepcionales
que se correspondan exactamente con las de
Alcatraz y Rose.
Un almuerzo desnudo es natural para nosotros,
comemos sándwiches de realidad.
Pero las alegorías son como lechuga.
No ocultéis la locura.

San José, 1954

Allen Ginsberg (Newark, 1926-Nueva York, 1997), Reality Sandwiches, City Lights, San Francisco, 1961
Versión de Jonio González

Foto: Allen Ginsberg y William Burroughs, "probablemente tomada por James Grauerholz con la cámara de Allen", 1991 Allen Ginsberg Project



ON BURROUGHS WORK

The method must be purest meat
and no symbolic dressing,
actual visions & actual prisons
as seen then and now.
Prisons and visions presented
with rare descriptions
corresponding exactly to those
of Alcatraz and Rose.
A naked lunch is natural to us,
we eat reality sandwiches.
But allegories are so much lettuce.
Don't hide the madness.

San Jose, 1954

miércoles, febrero 04, 2015

Carl Rakosi / Aceite de humores
























Estoy leyendo
una antigua farmacopea:

"El centeno posee la virtud
de reducir humores
pero causa
melancolía."

Bueno, me digo, yo conozco
un remedio apropiado.

Es un jardín, y en él
hay una joven y encantadora dama

detenida en el tiempo.
Con gracia, se levanta

el borde de la falda
y al mismo tiempo

espanta a los gorriones
con un simple gesto de las manos.

Voilá! Eso es todo…

O prueba algún aceite de la sagacidad.


The London Review of Books, 2003

Carl Rakosi ((Berlín, 1903-San Francisco, 2004), en Perros en la playa
Traducción de Jordi Doce
Envío de Jonio González

Foto: Carl Rakosi escucha música. Foto de Olivier Brossard en Jacket 25

martes, febrero 03, 2015

Jorge Cuesta / Canto a un dios mineral










Capto la seña de una mano y veo
que hay una libertad en mi deseo;
ni dura ni reposa;
las nubes de su objeto el tiempo altera
como el agua la espuma prisionera
de la masa ondulosa.

Suspensa en el azul la seña, esclava
de la más leve que socava
el orbe de su vuelo,
se suelta y abandona a que se ligue
su ocio al de la mirada que persigue
las corrientes del cielo.

Una mirada en abandono y viva,
si no una certidumbre pensativa,
atesora una duda;
su amor dilata en la pasión desierta
sueña en la soledad, y está despierta
en la conciencia muda.

Sus ojos errabundos y sumisos,
el hueco son, en que los fatuos rizos
de nubes y de frondas
se apoderan de un mármol de un instante
y esculpen la figura vacilante
que complace a las ondas.

La vista en el espacio difundida
es el espacio mismo, y da cabida
vasto y mismo al suceso
que en las nubes se irisa y se desdora
e intacto, como cuando se evapora,
está en las ondas preso.

Es la vida allí estar, tan fijamente,
como la helada altura transparente
lo finge a cuanto sube
hasta el purpúreo límite que toca,
como si fuera un sueño de la roca,
la espuma de la nube.

Como si fuera un sueño, pues sujeta,
no escapa de la física que aprieta
en la roca la entraña,
la penetra con sangres minerales
y la entrega en la piel de los cristales
a la luz, que la daña.

No hay solidez que a tal prisión no ceda
aun la sombra más íntima que veda
un receloso seno
¡en vano! pues al fuego no es inmune
que hace entrar en las carnes que desune
las lenguas del veneno.

A las nubes también el color tiñe,
túnicas tintas en el mal les ciñe,
las roe, las horada,
y a la crítica nuestra, si las mira,
por qué al museo su ilusión retira
la escultura humillada.

Nada perdura, ¡oh, nubes!, ni descansa.
Cuando en una agua adormecida y mansa
un rostro se aventura,
igual retorna a sí del hondo viaje
y del lúcido abismo del paisaje
recobra su figura.

Íntegra la devuelve al limpio espejo,
ni otra, ni descompuesta en el reflejo
cuyas diáfanas redes
suspenden a la imagen submarina,
dentro del vidrio inmersa, que la ruina
detiene en sus paredes.

¡Qué eternidad parece que le fragua,
bajo esa tersa atmósfera de agua,
de un encanto el conjuro
en una isla a salvo de las horas,
áurea y serena al pie de las auroras
perennes del futuro!

Pero hiende también la imagen, leve,
del unido cristal en que se mueve
los átomos compactos:
se abren antes, se cierran detrás de ella
y absorben el origen y la huella
de sus nítidos actos.

Ay, que del agua el imantado centro
no fija al hielo que se cuaja adentro
las flores de su nado;
una onda se agita, y la estremece
en una onda más desaparece
su color congelado.

La transparencia a sí misma regresa,
y expulsa a la ficción, aunque no cesa;
pues la memoria oprime
de la opaca materia que, a la orilla,
del agua en que la onda juega y brilla,
se entenebrece y gime.

La materia regresa a su costumbre.
Que del agua un relámpago deslumbre
o un sólido de humo
tenga en un cielo ilimitado y tenso
un instante a los ojos en suspenso,
no aplaza su consumo.

Obscuro parecer no la abandona
si sigue hacia una fulgurante zona
la imagen encantada.
Por dentro la ilusión no se rehace;
por dentro el ser sigue su ruina y yace
como si fuera nada.

Embriagarse en la magia y en el juego
de la áurea llama, y consumirse luego,
en la ficción conmueve
el alma de la arcilla sin contorno:
llora que pierde un venturero adorno
y que no se renueve.

Aun el llanto otras ondas arrebatan,
y atónitos los ojos se desatan
del plomo que acelera
el descenso sin voz a la agonía
y otra vez la mirada honda y vacía,
flota errabunda fuera.

Con más encanto si más pronto muere,
el vivo engaño a la pasión se adhiere
y apresura a los ojos
náufragos en las ondas ellos mismos,
al borde a detener de los abismos
los flotantes despojos.

Signos extraños hurta la memoria,
para una muda y condenada historia,
y acaricia las huellas
como si oculta obsecación lograra,
a fuerza de tallar la sombra avara
recuperar estrellas.

La mirada a los aires se transporta,
pero es también vuelta hacia dentro, absorta,
el ser a quien rechaza
y en vano tras la onda tornadiza
confronta la visión que se desliza
con la visión que traza.

Y abatido se esconde, se concentra,
en sus recónditas cavernas entra
y ya libre en los muros
de la sombra interior de que es el dueño
suelta al nocturno paladar el sueño
sus sabores obscuros.

Cuevas innúmeras y endurecidas,
vastos depósitos de breves vidas,
guardan impenetrable
la materia sin luz y sin sonido
que aún no recoge el alma en su sentido
ni supone que hable.

¡Qué ruidos, qué rumores apagados
allí activan, sepultos y estrechados,
el hervor en el seno
convulso y sofocado por un mudo!
Y grava al rostro su rencor sañudo
y al lenguaje sereno.

Pero, ¡qué lejos de lo que es y vive
en el fondo aterrado, y no recibe
las ondas todavía
que recogen, no más, la voz que aflora
de un agua móvil al rielar que dora
la vanidad del día!

El sueño, en sombras desasido, amarra
la nerviosa raíz, como una garra
contráctil o bien floja;
se hinca en el murmullo que la envuelve,
o en el humor que sorbe y que disuelve
un fijo extremo aloja.

Cómo pasma a la lengua blanda y gruesa,
y asciende un burbujear a la sorpresa
del sensible oleaje:
su espuma frágil las burbujas prende,
y las pruebas, las une, las suspende
la creación del lenguaje.

El lenguaje es sabor que entrega al labio
la entraña abierta a un gusto extraño y sabio:
despierta en la garganta;
su espíritu aún espeso al aire brota
y en la líquida masa donde flota
siente el espacio y canta.

Multiplicada en los propicios ecos
que afuera afrontan otros vivos huecos
de semejantes bocas,
en su entraña ya brilla, densa y plena
cuando allí late aún, y honda resuena
en las eternas rocas.

Oh, eternidad, oh, hueco azul, vibrante
en que la forma oculta y delirante
su vibración no apaga,
porque brilla en los muros permanentes
que labra y edifica, transparentes,
la onda tortuosa y vaga.

Oh, eternidad, la muerte es la medida,
compás y azar de cada frágil vida,
la numera la Parca.
Y alzan tus muros las dispersas horas,
que distantes o próximas, sonoras
allí graban su marca.

Denso el silencio trague al negro, obscuro
rumor, como el sabor futuro
sólo la entraña guarde
y forme en sus recónditas moradas,
su sombra ceda formas alumbradas
a la palabra que arde.

No al oído que al antro se aproxima
que el banal espacio, por encima
del hondo laberinto
las voces intrincadas en sus vetas
originales vayan, más secretas
de otra boca al recinto.

A otra vida oye ser, y en un instante
la lejana se une al titubeante
latido de la entraña;
al instinto un amor llama a su objeto;
y afuera en vano un porvenir completo
la considera extraña.

El aire tenso y musical espera;
y eleva y fija la  creciente esfera,
sonora, una mañana:
la forman ondas que juntó un sonido,
como en la flor y enjambre del oído
misteriosa campana.

Ése es el fruto que del tiempo es dueño;
en él la entraña su pavor, su sueño
y su labor termina.
El sabio que destila la tiniebla
es el propio sentido que otros puebla
y el futuro domina.


Jorge Cuesta (Córdoba, México, 1904-Ciudad de México, 1942), Antología, selección y presentación de Adolfo Castañón, Material de Lectura, Universidad Nacional Autónoma de México, Ciudad de México, 2007

lunes, febrero 02, 2015

Mieczyslaw Jastrun / Filo











Sólo un grano
porque la verdad es una habitación
grande como la muerte.
No hablo por el Futuro.
Sólo un trozo, un fragmento,
excepto la lluvia bautizando la mañana primaveral
cuando el sueño abre nuestros pesados párpados.
Sólo un mirlo,
sólo un filo:
pero en su propio, oscuro ojo

Mieczyslaw Jastrun (Korolówka, Polonia, 1903-Varsovia, 1983), Memorials, Diálogos, Nueva Orleans, 2014
Trad. del polaco al inglés: Dzvinia Orlowsky y Jeff Friedman. Trad. del inglés, Jonio González

domingo, febrero 01, 2015

Wislawa Szymborska / Alabanza a mi hermana












Mi hermana no escribe poemas
y es improbable que de pronto comience a escribir poemas.
Le viene de su madre, que no escribía poemas,
y de su padre, que tampoco escribía poemas.
Bajo el techo de mi hermana me siento a salvo:
nada impulsaría al marido de mi hermana a escribir poemas.
Y aunque suene como un poema de Adam Macedonski,
ninguno de mis parientes se ocupa de escribir poemas.
En el escritorio de mi hermana no hay poemas viejos
ni nuevos en su bolso.
Y cuando mi hermana me invita a cenar,
sé que no tiene intenciones de leerme poemas.
Hace magníficas sopas sin esfuerzo,
y el café no se derrama sobre sus manuscritos.
En muchas familias nadie escribe poemas,
pero cuando lo hacen, rara vez es sólo una persona.
Algunas veces la poesía fluye en cascadas de generaciones
que ocasionan temibles corrientes en las relaciones familiares.
Mi hermana cultiva una prosa hablada decente,
pero toda su producción literaria está en tarjetas postales veraniegas
que prometen la misma cosa cada año:
que cuando vuelva me contará todo,
todo,
todo.

Wislawa Szymborska (Kórnik, 1923-Cracovia, 2012), Poesía no completa, Fondo de Cultura Económica de España, 2011
Traducción de Gerardo Beltrán y Abel A. Murcia
Envío de Marcelo Leites

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Foto: s/d