Ella camina en la belleza, como la noche
De climas sin nubes y cielos estrellados,
Y lo mejor de lo oscuro y lo brillante
Convergen en sus rasgos y en sus ojos
Así, suavizados bajo la tierna luz
Que el cielo al llamativo día niega.
Una sombra más, un rayo de luz menos,
Mermada a medias la gracia sin nombre
Que ondea en cada trenza azabache
Alumbra con tenue luz su rostro,
Donde los pensamientos con serena dulzura expresan
lo pura y querida que resulta su morada.
Y sobre esa mejilla y ese ceño
Tan suave, calmo y elocuente,
Sonrisas que arrebatan, tonos que relucen,
Mas hablan de días transcurridos en bondad,
Una mente en paz con las bajas pasiones,
Un corazón cuyo amor es inocente.
George Gordon, sexto lord de Byron (Dover, Inglaterra, 1788-Missolonghi, Grecia, 1824), The Golden Treasury, 1875, Francis T. Palgrave, ed.
De climas sin nubes y cielos estrellados,
Y lo mejor de lo oscuro y lo brillante
Convergen en sus rasgos y en sus ojos
Así, suavizados bajo la tierna luz
Que el cielo al llamativo día niega.
Una sombra más, un rayo de luz menos,
Mermada a medias la gracia sin nombre
Que ondea en cada trenza azabache
Alumbra con tenue luz su rostro,
Donde los pensamientos con serena dulzura expresan
lo pura y querida que resulta su morada.
Y sobre esa mejilla y ese ceño
Tan suave, calmo y elocuente,
Sonrisas que arrebatan, tonos que relucen,
Mas hablan de días transcurridos en bondad,
Una mente en paz con las bajas pasiones,
Un corazón cuyo amor es inocente.
George Gordon, sexto lord de Byron (Dover, Inglaterra, 1788-Missolonghi, Grecia, 1824), The Golden Treasury, 1875, Francis T. Palgrave, ed.
Traducción de Ricardo José Gómez Tovar, España
CLXXIII. "She walks in beauty, like the night"
SHE walks in beauty, like the night
Of cloudless climes and starry skies,
And all that's best of dark and bright
Meets in her aspect and her eyes;
Thus mellow'd to that tender light
Which Heaven to gaudy day denies.
One shade the more, one ray the less,
Had half impair'd the nameless grace
Which waves in every raven tress
Or softly lightens o'er her face,
Where thoughts serenely sweet express
How pure, how dear their dwelling-place.
And on that cheek and o'er that brow
So soft, so calm, yet eloquent,
The smiles that win, the tints that glow,
But tell of days in goodness spent,—
A mind at peace with all below,
A heart whose love is innocent.
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Imagen: George Gordon, grabado de Henry Meyer, publicado por T. Cadell & W. Davies, Londres, 1816 National Portrait Gallery
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