miércoles, septiembre 23, 2009
Jack Spicer / de "Quince proposiciones falsas contra dios"
I
Ya no es real el yo
no como la soledad,
esta enorme, grandísima soledad
que sacrifica en sí
todo de una persona.
Los más grandes,
estoy seguro, supieron dominarla.
"La belleza es cosa rara" canta Pound
"Tan pocos beben de mi fuente"
V
Cuando cae la casa te preguntás
si alguna vez habrá poesía
y temblás entre tablas preguntando
si alguna vez habrá poesía.
Cuando cae la casa temblás
en el aserradero vacío de tu poesía.
La belleza es cosa rara, cantó Pound.
Tan pocos beben de mi fuente.
Jack Spicer (Los Angeles, 1925 -San Francisco, 1965), Quince proposiciones falsas contra Dios, versiones de Francisco Bitar, Colección Chapita, Buenos Aires, 2009
I
The self is no longer real / It is not like loneliness/ This big huge loneliness. Sacrificing/ All of the person with it. / Bigger people/ I'm sure have mastered it. / "Beauty is so rare a thing", Pound sings / "So few drink at my fountain".
V
When the house falls you wonder/ If there will ever be poetry/ And you shiver in the timbers wondering/ If there will ever be poetry/ When the house falls you shiver/ In the vacant lumber of your poetry. / Beauty is so rare a thing, Pound sang/ So few drink at my fountain.
Foto: Spicer Jacket Magazine
De Spicer en este blog: Versiones de Un cuaderno de música
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En un blog de un joven traductor español encontré este breve texto de Spider que, supongo, tal vez interese:
ResponderBorrar"Creo que los poemas se transmiten de modo muy semejante a como se transmite un mensaje por radio y el poeta es la radio. No creo que los poemas vengan del interior en absoluto. O al menos los buenos poemas, no. De una radio proviene todo tipo de electricidad estática, de los transistores defectuosos y demás. Pero creo que fundamentalmente un poema viene del Exterior. No tengo idea de dónde, no tengo una noción teológica o de ningún otro tipo. A los marcianos verdes se recurrió antes. Es obvio que no se trata de marcianos. Pero creo que los poemas se transmiten, cuando son buenos poemas, desde el Exterior, y creo que proporcionan mensajes al poeta, a otros poetas. Quizá también a la audiencia, a los no poetas. Pero no estoy seguro de nada, excepto de que sé que, según mi modo de pensar, un poema no es algo que provenga de mí, a menos que se trate de un mal poema, de los que tengo muchos."
Jack Spicer, “Poetry and Politics”, The House that Jack Built, The Collected Lectures, p. 168.
so very little few...
ResponderBorrarPoema fascinante, el V: toca cosas ciertas.
ResponderBorrarLo cual es por lo menos discutible. Si pensamos que incluso un poeta como Williams intentó desaparecer (salvo en poemas que son hasta confesionales como El Asfódelo) en la materia tratada, escribía desde su percepción -y esta- no proviene de nada que sea "exterior" al poeta, más bien, todo lo contrario. Decir que un poema es malo porque es subjetivo y que los poemas buenos provienen del "Exterior" -asignándole a esa palabra propiedades que Spicer no define- me parece una falacia o un argumento endeble para defender una estética que, en realidad, es sólo una manera de entender la poesía: La de Spicer mismo, en este caso. Lo mismo valdría defender los poemas escritos por programas de computadora, no? ¿Qué piensan los Jorges?
ResponderBorrarMarcelo, en lo que a mí respecta /si soy uno de los jorges a los que ínvocás/ creo que Spicer se refiere, con una metáfora moderna, a la Musa. Trata de describir la antigua percepción de quien escribe acerca de que hay una organización de fondo de las palabras que pareciera escapar a la intención, a la consciencia y a la voluntad. En cierto modo, un poema es cultura que se organiza en el discurso de uno. En ese sentido, es exterior. Pero a la vez es tan interior que parece no ser propia. Lo propio, en la metáfora de Spicer, es curiosamente la falla, ruidos de los transistores
ResponderBorrarSaludos
Eso es distinto. Si es así, estoy completamente de acuerdo con vos, Jorge. Uno es sólo el vaso conductor de algo que proviene no se sabe de donde y que antiguamente también se llamaba "inspiración"; pero sin esa unidad inescindible entre lo interior y lo exterior, no hay poesía (luego vendrá la organización del material en bruto y ahí sí intervendrán la intención, la conciencia y la voluntad). Y la falla sería la analogía con los transitores. Pero esto me parece más una lectura tuya que lo que dice el texto de Spicer, salvo que lo aclare en otro lado.
ResponderBorrarY sí, cuando digo "Jorges", me refiero a vos Jorge Aulicino y a Ud. Jorge Fondebrider.
La versión de Bitar está buena. Gracias, un abrazo, Auli.
Vamos por partes:
ResponderBorrar1) Spicer es un poeta que fue ganando visibilidad en los últimos veinte años. Pero, entre nosotros, es mal conocido. Por eso me pareció interesante agregar un texto de naturaleza programática al posteo inicial de Aulicino.
2) Hay muchas estrategias para lograr la supuesta impersonalidad que, finalmente, no existe, pero que no deja de buscarse, como modo de romper el punto de vista romántico que equipara vida y obra. Entre otras alternativas, Eliot recurre a un monólogo en estilo indirecto libre, Pound se refugia en las "personae", Pessoa se inventa heterónimos, Ponge crea la ficción de una objetividad absouta, Williams pone la subjetividad tan en primer plano que termina desdibujándose y Spicer habla de una escritura exterior. Se trata, en todos los casos, de sistemas, estrategias, maneras laterales de acercarse al objeto. E incluso en los casos más extremos, la subjetividad está siempre latente.
3) En cierto sentido, a esas "formas del fracaso" las llamamos "poesía contemporánea". Si nos atenemos al placer y al consuelo que significan para nosotros, son más bien un motivo de regocijo.
Es verdad todo eso. Pero una cosa es la teoría de los poetas y otra, sus poemas, o no?
ResponderBorrarLo de la "impersonalidad", lo inventó Eliot. Antes no se hablaba de eso. Al menos de la impersonalidad como una estética.
No veo por qué hay que seguir oponiéndos al romanticismo coo si este fuera una plaga que hay que exterminar. Todavía, digo. Habría, entonces, que situar el discurso de Spicer en su contexto histórico, algo innecesario cuando leemos un texto "clásico". A mí también me interesó el texto de Spicer porque revela hasta qué punto su programa teórico está lejos de la práctica y esa lejanía (o fracaso) constituye lo mejor de su poesía, como el V. aquí publicado.
Y no sigo más para no caer en un foro ni abusar más de lo debido de la natural bonhomía del Administrador.