miércoles, septiembre 02, 2009

Giuseppe Ungaretti / Cuatro versiones



Lucca

En mi casa, en Egipto, después de la cena, rezado el rosario,
/mi madre nos hablaba de estos sitios.
Mi infancia toda fue maravillada por ello.
La ciudad tiene un tráfico tímido y fanático.
Junto a estas paredes no se está más que de paso.
Aquí la meta es partir.
Me he sentado al fresco en la puerta de la hostería
/con gente que me habla de California como
/de una de sus propiedades.
Me descubro con terror en los rasgos de estas personas.
Ahora siento correr caliente en mis venas la sangre de mis muertos.
También yo he tomado una zapa.
Entre los muslos humeantes de la tierra me he descubierto riendo.
Adiós, deseos, nostalgias.
Sé del pasado y del porvenir cuanto un hombre puede saber.
Conozco ahora mi destino y mi origen.
No me queda ya nada que profanar, nada que soñar.
He gozado de todo, y sufrido.
No me resta más que resignarme a morir.
Criaré por lo tanto una prole.
Cuando un apetito maligno me empujaba a los amores mortales,
/elogiaba la vida.
Ahora que considero, también yo, el amor como una garantía
/de la especie, tengo en vista la muerte.

Cien poemas escogidos. Selección, traducción y prólogo de Rodolfo Alonso, Editorial Argonauta, Buenos Aires, 2009


Ironía

Esucho la primavera en las ramas negras doloridas.
Se puede seguir solo en esta hora, pasando entre
/las casas solas con los propios pensamientos.
Es la hora de las ventanas cerradas, pero esta tristeza
/de retornos me quitó el sueño.
Un velo de verde enternecerá mañana desde estos árboles,
/hace un rato, cuando sobrevino la noche, todavía secos.
Dios no concede descanso.
A esta hora, sólo a un raro soñador le es dado
/ el martirio de continuar su obra.
Esta noche, aunque sea de abril, nieva sobre la ciudad.
Ninguna violencia supera a la que tiene
/aspectos silenciosos y fríos.

La alegría. La tierra prometida. Traducción de Oreste Fattoni, Ediciones Librería Fausto, Buenos Aires, 1974


No griten más

Dejen de matar a los muertos,
no griten más, no griten
si los quieren todavía oír,
si confían en no morir.

Tienen el imperceptible susurro,
no hacen más rumor
que la hierba cuando crece
dichosa, donde no pasa el hombre.

Il dolore, 1942-1946
la poesía.it
Versión de J. Aulicino


Agonía

Morir como las alondras sedientas
sobre el espejismo

O como la codorniz
pasado el mar,
en las primeras matas
porque de volar
no tiene más deseo

Pero no vivir de lamento
como un jilguero cegado

L'allegria, 1931
Antologia Virtuale della Poesia Italiana
Versión de J. Aulicino

Giuseppe Ungaretti (Alejandría, 1888-Roma, 1970)

Lucca
A casa mia, in Egitto, dopo cena, recitato il rosario, mia madre ci parlava di questi posti./ La mia infanzia ne fu tutta meravigliata./ La città ha un traffico timorato e fanatico./ In queste mura non ci si sta che di passaggio./ Qui la meta è partire./ Mi sono seduto al fresco sulla porta dell'osteria con della gente che mi parla di California come d'un suo podere. / Mi scopro con terrore nei connotati di queste persone. / Ora lo sento scorrere caldo nelle mie vene, il sangue dei miei morti./ Ho preso anch'io una zappa./ Nelle cosce fumanti della terra mi scopro a ridere./ Addio desideri, nostalgie./ So di passato e d'avvenire quanto un uomo può saperne./ Conosco ormai il mio destino, e la mia origine./ Non mi rimane che rassegnarmi a morire./ Alleverò dunque tranquillamente una prole./ Quando un appetito maligno mi spingeva negli amori mortali, lodavo la vita. / Ora che considero,
anch'io, l'amore come una garanzia della specie, ho in vista la morte.patatonia.it

Ironia
Odo la primavera nei rami neri indolenziti. / Si pó seguire solo a quest'ora, passando tra le case soli con i propri pensieri. / È l'ora delle finestre chiuse, ma questa tristezza di ritorni m'ha tolto il sonno. / Un velo di verde intenerirà domattina da questi alberi, poco fa quando è sopraggiunta la notte, ancora secchi. / Id dio no si dà pace. / Solo a quest'ora è dato, a qualche raro sognatore, il martirio di seguirne l'opera. / Stanotte, benché sia d'aprile, nevica sulla città. / Nessuna violenza supera quella che a aspetti silenziosi e freddi.

Non gridate più
Cessate di uccidere i morti,/ non gridate più, non gridate / se li volete ancora udire,/ se sperate di non perire.// Hanno l'impercettibile sussurro,/ non fanno più rumore/ del crescere dell'erba,/ lieta dove non passa l'uomo.

Agonia
Morire come le allodole assetate / sul miraggio // O come la quaglia / passato il mare / nei primi cespugli / perché di volare / non ha più voglia // Ma non vivere di lamento / come un cardellino accecato


Foto: Ungaretti, soldado, en la Primera Guerra Mundial Del Cielo Stellato

De Ungaretti en este blog:
San Martino del Carso / En memoria
Todo he perdido... / La piedad (fragmento)

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