jueves, junio 27, 2013

Poemas elegidos, 52


Enrique Solinas
(Buenos Aires, 1969)

Poema V, de Safo
Este poema lo leí por primera vez a los catorce años en Antología de la poesía lírica griega, Siglos VII–IV A:C. Selección prólogo y traducción de Carlos García Gual (Alianza Editorial, 1980) y fue una conmoción. Desde ese momento hasta el día de hoy siempre me acompaña. Compré el libro en el puesto de EUDEBA que estaba en Avenida Rivadavia y Acoyte, en el barrio de Caballito. Cuando lo leí, me pareció increíble, sentía que en el texto había algo que no podía terminar de entender, pero que sucedía y que “eso” hacía que lo volviera a leer. Se lo llevé al Padre Gabriel, en la Iglesia Nuestra Señora de los Dolores, de Parque Centenario. El Padre me dijo “Enrique, no hay que leer estas cosas, esto es un orgasmo femenino”. Y yo no quise decir nada porque no entendía hasta que me puse a investigar y pude entender, y sentí vergüenza. Pero a partir de ese entonces, yo fui creciendo con el poema y el poema fue creciendo conmigo. Más adelante, lo tuve que traducir mientras estudiaba y ahí pude descubrir muchas cosas más:
El motivo del poema es el anuncio público del noviazgo de una discípula de Safo. Se entiende que la situación es de noviazgo por la proximidad física de los jóvenes. “Sentarse frente”  supone un conocimiento muy cercano y, además, hacerlo público, implica compromiso.
Safo era sumamente inteligente. En los dos primeros versos se ocupa del novio, al cual compara con los dioses y lo deja muy bien parado, para luego posar su atención en la muchacha, el verdadero centro de su interés. Pero lo cierto es que Safo mira a los futuros esposos, mira a la muchacha y está ante la contemplación de la belleza, eso se traduce concretamente en la descripción de un orgasmo. Hacia el final del poema, leemos “apenas distante de la muerte”, uniendo eros y thánatos (toda relación sexual que no esté destinada a la reproducción conduce a la muerte; los hindúes afirman que en el orgasmo se puede escuchar la respiración de la muerte). Y encima, como si fuera poco, el final inconcluso, que parece pedir nuestras palabras para continuarlo, “Pero todo es soportable…”, y otorgándole a lo inconcluso la dosis de misterio necesaria, aunque García Gual prefirió quitar ese verso para su traducción, que está en todas las demás versiones.
Este poema es tan bello y tan simple, que ha atravesado todos los tiempos, sin que pierda vigencia, creo, porque ha encontrado su cuota de verdad universal. Me ha influido, el comienzo del poema “El doble” que está en mi libro  Noche de San Juan; dice: “Ese hombre que está sentado frente a mí…”, y el poema continúa, aunque en otra dirección; pero se trató de mi pequeño homenaje a Safo.
Traducido por muchos, podemos mencionar la versión realizada en forma de poema en prosa por Francisco Rodríguez Adrados para Gredos.
Y por supuesto, para terminar, yo tengo mi propia traducción, que dice así:



[V]

Me parece que es igual a los dioses
ese hombre que está sentado frente a ti,
y que a tu lado absorto te escucha
mientras dulcemente hablas

y encantadora sonríes.
Lo que en mí pecho arrebata
el corazón;
apenas te miro y entonces
no puedo decir ya palabra.

Se me espesa la lengua,
de pronto,
un sutil fuego me recorre
la piel, por mis ojos nada veo,
los oídos me zumban,

me invade un frío sudor
y toda entera
me estremezco,
más pálida que la hierba estoy,
y apenas distante de la muerte
me siento, infeliz.

Pero todo es soportable…

Safo (Grecia, VII a.C.- VI a.C.)
Versión de Enrique Solinas

Foto: Enrique Solinas en El Whisky Desnudo

1 comentario:

  1. Excelente la historia, el análisis, la traducción.
    ¡Todo un poeta!

    Juanjo

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