Las grandes mujeres
En las grandes mujeres reposó el universo.
Las consumió el amor, como el fuego al estaño,
A unas; reinas, otras, sangraron su rebaño.
Beatriz y Lady Macbeth tienen genio diverso.
De algunas, en el mármol, queda el seno perverso.
Brillan las grandes madres de los grandes de antaño
en la carne perfecta, dadivosa del daño.
Son las exaltadas que entretejen el verso.
De los libros las tomo como de un escenario
Fastuoso —¿Las envidias, corazón mercenario?
Son gloriosas y grandes, y eres nada, te arguyo.
—Ay, rastreando en sus almas, como en selvas las lobas
A mirarlas de cerca me bajé a sus alcobas
Y oí un bostezo enorme que se parece al tuyo.
Los coros
El escenario estaba rebosante de seres
De abigarrado aspecto que formaban el coro,
Pomposos bajo el casco de cartones al oro:
Altos, bajos, ventrudos, hombres, niños, mujeres.
¿Quiénes eran? Acaso en el seno de alguna
Fue muerto el ser pequeño en su tercera luna.
Acaso allí anidaban el traidor, la hechicera,
La mano que substrae, la astuta, la ramera.
Cantaron. ¡Oh, pureza! ¡Oh, sinfonía clara!
Era como si el aire, en suspenso, llevara,
Diluidos en notas, corazones divinos.
Entonces, comprendiendo, a mí misma me dije:
—Para cumplir algunos de sus nobles destinos
El arte, al fin, ignora la materia que elige.
Alfonsina Storni (Sala Capriasca, 1892-Mar del Plata, 1938), Esta es mi Storni, selección y prólogo de Diana Bellessi, Ediciones en Danza, Buenos Aires, 2010
Foto: s/d
En las grandes mujeres reposó el universo.
Las consumió el amor, como el fuego al estaño,
A unas; reinas, otras, sangraron su rebaño.
Beatriz y Lady Macbeth tienen genio diverso.
De algunas, en el mármol, queda el seno perverso.
Brillan las grandes madres de los grandes de antaño
en la carne perfecta, dadivosa del daño.
Son las exaltadas que entretejen el verso.
De los libros las tomo como de un escenario
Fastuoso —¿Las envidias, corazón mercenario?
Son gloriosas y grandes, y eres nada, te arguyo.
—Ay, rastreando en sus almas, como en selvas las lobas
A mirarlas de cerca me bajé a sus alcobas
Y oí un bostezo enorme que se parece al tuyo.
Los coros
El escenario estaba rebosante de seres
De abigarrado aspecto que formaban el coro,
Pomposos bajo el casco de cartones al oro:
Altos, bajos, ventrudos, hombres, niños, mujeres.
¿Quiénes eran? Acaso en el seno de alguna
Fue muerto el ser pequeño en su tercera luna.
Acaso allí anidaban el traidor, la hechicera,
La mano que substrae, la astuta, la ramera.
Cantaron. ¡Oh, pureza! ¡Oh, sinfonía clara!
Era como si el aire, en suspenso, llevara,
Diluidos en notas, corazones divinos.
Entonces, comprendiendo, a mí misma me dije:
—Para cumplir algunos de sus nobles destinos
El arte, al fin, ignora la materia que elige.
Alfonsina Storni (Sala Capriasca, 1892-Mar del Plata, 1938), Esta es mi Storni, selección y prólogo de Diana Bellessi, Ediciones en Danza, Buenos Aires, 2010
Foto: s/d
me encanto el ultimo verso, el arte al margen del artista, bello, el arte supera y nos supera
ResponderBorrargrande, grande, grande.
ResponderBorrarcuánto que aprender, gracias, Roxana
ResponderBorrara mí siempre me pareció un bodrio
ResponderBorrarBrillan las grandes madres de los grandes de antaño
en la carne perfecta, dadivosa del daño
que se yo, seré una bruta insensible, pero todavía hoy me parece nada
Como todo gran poeta, Alfonsina nos sorprende diciéndonos la verdad.
ResponderBorrarFelicitaciones por el blog, y saludos.
Mariano Shifman
Maravillosa y profunda, materializa en palabras los sentimientos y pensamientos que muchas veces puede hacerse una mujer. A ella mi admiracíón perpetua y mi afecto... Claudia Molina
ResponderBorrarMaravillosa poesía, profunda y aguda al mismo tiempo. Son las reflexiones que uno puede llegar a tener... así como los sentimientos femeninos...
ResponderBorrarY aquel que no lo puede entender, es porque no tiene reflexión, ni ejercicio del pensamiento y la observación.
Profunda, inteligente e incisiva.Alfonsina.
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