viernes, junio 07, 2013

Poemas elegidos, 11


Germán Arens
(Bahía Blanca, 1967)


Perlas negras XII, de Amado Nervo
En el año 1987, mientras cursaba quinto año del secundario en el Nacional nocturno de Bahía Blanca, elegí este poema de Amado Nervo para responder a un trabajo práctico que  me había sido encomendado como tarea para el hogar. Debía leerlo y analizar su tono, estructura, sintaxis, puntuación, etc. Nada tenía que ver este poema con mi manera  de hablar, sí con la de creer, al menos en ese entonces. Gracias a él empecé a esbozar mis primeros versos. Mi madre, después de leerlos, se los acercó a una monja de María Auxiliadora con la que tenía amistad desde sus años de pupila en dicho colegio. La monja dijo que yo era un muchacho triste.




Perlas Negras XII  

Sol esplendente de primavera,
a cuyo beso, fresca y lozana,
la flor se yergue, la mariposa
viola el capullo, la yema estalla;
sol esplendente de primavera:
¡yo te aborrezco! porque desgarras
las brumas leves, que me circundan
como rizado crespón de plata.
A mí me gustan las tardes grises,
las melancolías, las heladas,
en que las rosas tiemblan de frío,
en que los cierzos gimiendo pasan,
en que las aves, entre las hojas,
el pico esconden bajo del ala.
A mí me gustan esas penumbras
indefinibles de la enramada,
a cuyo amparo corren las fuentes,
surgen los gnomos, las hojas charlan…
Sol esplendente de primavera,
cede tu gloria, declina, pasa:
deja las brumas que me rodean
como rizado crespón de plata.
Bellas mujeres de ardientes ojos,
de vivos labios, de tez rosada,
¡os aborrezco! Vuestros encantos
ni me seducen ni me arrebatan.
A mí me gustan las niñas tristes,
a mí me gustan las niñas pálidas,
las de apacibles ojos obscuros
donde perenne misterio irradia;
las de miradas que me acarician
bajo el alero de las pestañas…
Más que las rosas, amo los lirios
y las gardenias inmaculadas;
más que claveles de sangre y fuego,
la sensitiva mi vista encanta…
Bellas mujeres de ardientes ojos,
de vivos labios, de tez rosada:
pasad en ronda vertiginosa;
vuestros encantos no me arrebatan…

*
Himnos vibrantes de las victorias,
notas triunfales, bélicas marchas,
¡os aborrezco! porque, al oíros,
trémulas huyen mis musas blancas.
A mí me gustan las notas leves…
las notas leves… las notas lánguidas,
las que parecen suspiros hondos…
suspiros hondos de almas que pasan…
Chopin: delirio por tus nocturnos;
Beethoven: sueño con tus sonatas:
Weber: adoro tu Pensamiento
Schubert: me arroba tu Serenata.
¡Oh! Cuántas veces, bajo el imperio
de vuestra música apasionada,
Ella me dice: ¿Me quieres mucho?
y yo respondo: ¡Con toda el alma!
Himnos vibrantes de las victorias,
notas triunfales, bélicas marchas:
¡chit! porque huyen al escucharos,
trémulas todas, mis musas blancas…
Sol esplendente de primavera,
lindas mujeres de faz rosada,
himnos triunfales…; ¡dejadme a solas
con mis ensueños y mis nostalgias!
Pálidas brumas que me rodean
como rizado crespón de plata,
vagas penumbras, niñas enfermas
de ojos obscuros y tez de nácar,
notas dolientes: ¡venid, que os amo!
¡Venid, que os amo! ¡Tended las alas!

Juan Crisóstomo Ruiz de Nervo y Ordaz, Amado Nervo (Tepic, México, 1870-Montevideo, 1919)

Foto: Germán Arens en El Infinito Viajar

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