Los ángeles son maravillosos, pero muy..., bien, reservados.
Es lo que siento en el barro y las raíces de los
árboles, o el pozo, o el granero, o la roca con
su amarillento mapa de líquenes que interrumpe mi paso y
hace que me brillen los ojos al sentir la presencia de algún
espíritu, algún pequeño dios que allí habita.
Si yo fuera una persona perfecta, no pararía de inclinarme.
No lo soy, y aun así me detengo allí donde siento esta
espiritualidad, y es por eso que a menudo tardo tanto en regresar
de dondequiera que haya ido.
Perdóname.
Mary Oliver (Maple Heights, Estados Unidos, 1935 - Hobe Sound, Estados Unidos, 2019), Blue Horses, The Penguin Press, Nueva York, 2014
Versión de Jonio González.
Más poemas de Mary Oliver en Otra Iglesia Es Imposible, Op. Cit., Emma Gunst, El Mundo Incompleto, Eterna Cadencia, El Humo, Otro Páramo
FORGIVE ME
Angels are wonderful but they are so, well, aloof.
It’s what I sense in the mud and the roots of the
trees, or the well, or the barn, or the rock with
its citron map of lichen that halts my feet and
makes my eyes flare, feeling the presence of some
spirit, some small god, who abides there.
If I were a perfect person, I would be bowing
continuously.
I’m not, though I pause wherever I feel this
holiness, which is why I’m often so late coming
back from wherever I went.
Forgive me.
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Foto: Colección Bill y Amalie Reichblum de documentos personales de Mary Oliver, Library of Congress, Estados Unidos
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