Antes de que cierre el "concurso" o "torneo" del mejor poema, este Administrador desea aclarar que la intención es compulsar entre los que participan cuáles poemas vienen primero a la memoria cuando se trata de mencionar alguno que un lector retiene y califica, sea el mejor o no para cualquier teoría. Como no hay criterios objetivos firmes que permitan establecer la superioridad de un poema sobre otro, ya que la poesía se basa en operaciones subjetivas y su recepción lo es en alto grado, el "experimento" consiste en pulsar la "memoria colectiva" representada por el mínimo universo de lectores de este blog y ofrecer a otros lectores textos que circulan en ella. El principal objetivo de este espacio virtual es precisamente publicar poemas de la literatura argentina y lo que ha venido haciendo es ofrecer poemas de libros recientes, una lectura de la poesía que se fabrica hoy en el país, junto con poemas clásicos de libros agotados, miscelánea, poemas de otras regiones, apuntes e invenciones. La antología "relámpago" se propone sólo dejar testimonio de lectores, y esto significa gustos, afectos, no estudiadas arquitecturas de un texto esencial. La memoria afectiva permitirá vislumbrar, de todos modos, una tradición. "Nadie se queda sin parientes una noche de luna", escribió Gómez de la Serna. Estos serán pues, los nuestros.
Gracias a los que participaron y a quienes lo harán.
Feliz Navidad.
El Administrador.
P.D.: La encuesta se cierra a las 12 de la noche del 24 de diciembre próximo.
Dado que se trata de aquellos poemas que vienen primero a la memoria,diré cuáles vinieron a la mía cuando leí su idea: El Himno Nacional (el poema largo), la Fundación Mítica de Buenos Aires y El Sapito Clo-clo-clo ("nadie sabe dónde está/ nadie en la casa lo vio/ pero todos escuchamos al Sapito Clo- clo-clo", ¿Conrado Nalé Roxlo?).
ResponderBorrarDebemos tomarlo como un voto?
ResponderBorrarEl poema El sapito glo-glo- glo es de José Sebastián Tallon
Dudaba con lo de Clo-clo-clo y Glo-glo-glo. Y es, en efecto de Tallon. ¡Sí, sí, ahora lo recuerdo! Tómelo como voto, sí, y que los poemas formen parte de la Antología Relámpago.
ResponderBorrarEstimado, por afectividad entonces, porque viene una y otra vez a mi memoria, porque me hizo temblar, elijo "Los Patios del Tigre" de Miguel Ángel Bustos.
ResponderBorrarSaludos y Muchas Felicidades
Lilián
Jorge, olvidé aclarar que el poema de Bustos, Los patios del Tigre, pertenece al libro "Fragmentos Fantásticos" de 1965.
ResponderBorrarGracias por esta antología
Lilián
A todo sí: 1-puede tomarlo como un voto y así los tres poemas aparecerán en la Antología Relámpago. 2- Tiene razón es "el sapito glo-glo-gló" (dudaba cuando escribí antes "clo-clo-clo", que bien mirado es más de gallo)-3-Es un poema de José Sebastián Tallon.
ResponderBorrar(Reitero el "comment" porque no sé si se grabó la vez anterior.)
A decir verdad, y ya que de relámpagos se trata, aquí va el primero que me vino a la "cabeza":
ResponderBorrarALMA VENTUROSA, de don Leopoldo Lugones
Al promediar la tarde de aquel día,
cuando iba mi habitual adiós a darte,
fue una vaga congoja de dejarte
lo que me hizo saber que te quería.
Tu alma, sin comprenderlo, ya sabía. . .
con tu rubor me iluminó al hablarte,
y al separarnos te pusiste aparte
del grupo, amedrentada todavía.
Fue silencio y temblor nuestra sorpresa,
mas ya la plenitud de la promesa
nos infundía un júbilo tan blando,
que nuestros labios suspiraron quedos . . .
y tu alma estremecíase en tus dedos
como si se estuviera deshojando.
Es muy lindo el poema que recuerda Irene. Qué suerte, Jorge, que aclaró el tenor de la convocatoria a la selección.
ResponderBorrarPor alguna razón que desconozco, no han llegado estos dos poemas que mandé hace varios días y que reitero. Me parece imprescindible incluirlos en la antología en cuestión. Feliz Navidad.
ResponderBorrarJoaquín O. Giannuzzi
Reducción de papá
Luego de veinte años, sosegada
la cerrada e hirviente oscuridad,
su osamente chirrió en el horno.
La ceremonia técnica
transcurrió rápidamente. Se firmaron
papeles, se fijó un número
en la mente y todo el áspero
amor que nos enfrentó, a lo lejos,
los malentendidos sentimentales
entre sangres de un mismo incendio,
cruzados de ojo a ojo, de lenguaje a lenguaje,
su identidad, sus huesos y sus ropas finales
concluían en un puñado de materia indistinta.
Aquella noche en que dijo
"mi corazón no da más" y el médico
buscó una vena para la última aguja,
y la familia reunida compartiendo
una negación, se comprimía
como un bulto congelado en la memoria.
Lo demás fue una lenta
fermentación residual, entregada
a la química ciega, ajena
a la emoción y las flores dominicales,
hasta que el ciclo se cerró
sobre un mínimo vestigio de historia personal,
apresurada la disolución, resuelto
con un golpe de fuego
el constante homicidio de la creación.
Francisco Madariaga
Tembladerales de oro
El dolor ha abierto sus puertas al agua de oro del oro que arde contra el oro el oro de los ocultos tembladerales que largan el aire de oro hacia los rojos destinos pulmonares con el acuerdo de los fantasmas de oro coronados por los juncos de oro bebiendo los caballos de oro los troperos de oro envueltos en los ponchos de oro –a veces negro a veces rojo celeste verde– y el caballero que repasa las lagunas de los oros naturalmente populares el que se embarca en las balsas de oro con todos los excesos de pasajeros de oro que manejan los caballos de oro con los rebenques de oro bebiendo en la limetilla de oro del barro de oro de los sueños de los frescos del oro entre la majestad de las palmeras de oro y de los ajusticiados y degollados en las isletas de oro bajo de yacarés de oro del oro del amor.