La luna
La luna acaricia suavemente los ojos,
me despierta en lo profundo de la noche.
Solo entre los durmientes
echo leña al fuego, ordeno la madera ardiente,
me muevo entre sombras en silencio,
sombras que flamean alto
sobre los troncos marrones, finamente
ornados con enceguecedores aparejos…
¿Por qué me has despertado? Solo entre los durmientes,
de espaldas al fuego, abro silencioso la puerta,
voy entre nudos de ramas por la
nieve, pisando tallos, veo
la luna llena provocativa sobre la nieve...
Euforia
Estás solo en el jardín con el cuaderno de
notas, un bocadillo, la botella y la pipa.
Es de noche, tan en calma que la luz arde sin flamear,
derrama un reflejo sobre la mesa de toscas tablas
y brilla en la botella y vaso.
Tomas un trago, comes un bocado,
llenas y enciendes tu pipa.
Escribes una o dos líneas y te tomas
una pausa y reflexionas
sobre la racha de rubor de anochecer que
compite con el de amanecer,
el mar de perifollos, espumeando, verdiblancos
en la penumbra de la noche de verano,
ni una mariposa en torno a la luz, pero
filas de hormigas en el roble,
la hojarasca tan quieta frente al cielo… Y
el álamo que cruje en la quietud...
Toda la naturaleza firme de amor y muerte en torno a ti.
¡Como si fuese la última noche antes
de un largo, largo viaje:
Uno tiene el boleto en el bolsillo y
por fin el equipaje listo.
Y uno puede estar allí sintiendo la
cercanía de las tierras lejanas,
sintiendo que aquí y ahora es al mismo
tiempo partida y llegada,
sintiendo como muerte y vida son
firmes como el vino en ti!
Sí, ser uno con la noche, uno consigo
mismo, con la llama de la luz
que me mira a los ojos en calma, inescrutable y calma,
uno con el álamo que vibra y susurra,
uno con los rebaños de flores que se inclinan
desde la penumbra y escuchan
algo que tenía en la punta de la lengua
para decir pero nunca fue dicho,
algo que no quisiera traicionar aun si pudiese.
¡Y murmura en mi interior la más pura dicha!
Y la llama sube… Es como si las flores se acercasen más,
más y más cerca la luz en brillantes puntos de arcoíris.
El álamo vibra y juega, el rubor de anochecer compite
y todo lo que era indecible y la lejanía
es indecible y cercana.
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Canto sobre lo único que congracia,
lo único práctico, para todos igual
Gunnar Ekelöf (Estocolmo, 1907-Sigtuna, Suecia, 1968), Escrito entre líneas, selección y traducción de Roberto Mascaró, Encuentros Imaginario-Silabario, Malmö, Suecia-Quetzaltenango, Guatemala, 2019
Silabario - Sociedad Gunnar Ekelöf - Ekelut - Populär Poesi - Göteborgs-Posten - Idiomas Olvidados - La Maja Desnuda - Zenda - A Media Voz - Arte Poética
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DOS FORMAS DE EXPERIENCIA MÍSTICA. HERMOSOS POEMAS.
ResponderBorrarGracias, dos poemas muy bellos. Me quedo con Euforia y estos versos: "El álamo vibra y juega, el rubor de anochecer compite/y todo lo que era indecible y la lejanía/es indecible y cercana." Y vaya certeza final!
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