viernes, octubre 01, 2021

Robert Lowell / Agua




Era un pueblo langostero de Maine...
Cada mañana botes llenos de trabajadores
partían a las canteras
de granito de las islas,

dejando docenas de lóbregas
casas blancas de madera pegadas
como conchas de ostras
sobre la pedregosa colina,

mientras debajo de nosotros el mar acariciaba
un rudimentario laberinto
de cañas como cerillos,
donde eran atrapados peces para cebo.

¿Te acuerdas? Nos sentábamos en una losa de piedra.
Desde esta distancia en el tiempo
parece del color del iris
pudriéndose y tornándose cada vez más amoratado.

pero era solamente
la típica roca gris
que adquiere el típico verde
cuando es empapada por el mar.

El mar empapaba la roca
a nuestros pies durante todo el día
y continuaba socavándola
capa a capa.

Una noche soñaste
que eras una sirena aferrada a un pilote del muelle
que trataba de sacar
los percebes con sus manos.

Deseamos que nuestras dos almas
pudieran retornar como gaviotas
a la roca. Al final
el agua estaba demasiado fría para nosotros.

For the Union Dead, 1964

Robert Lowell (Boston, Estados Unidos, 1917-Nueva York, Estados Unidos, 1977), Apuntes autobiográficos y algunos poemas, Ediciones Universidad Diego Portales, Santiago de Chile, 2013
Traducción de Sergio Coddou 


Foto: Robert Lowell, Boston, 1964 Steve Schapiro/Corbis/Getty Images


Water

It was a Maine lobster town—
each morning boatloads of hands
pushed off for granite
quarries on the islands,

and left dozens of bleak
white frame houses stuck
like oyster shells
on a hill of rock,

and below us, the sea lapped
the raw little match-stick
mazes of a weir,
where the fish for bait were trapped.

Remember? We sat on a slab of rock.
From this distance in time
it seems the color
of iris, rotting and turning purpler,

but it was only
the usual gray rock
turning the usual green
when drenched by the sea.

The sea drenched the rock
at our feet all day,
and kept tearing away
flake after flake.

One night you dreamed
you were a mermaid clinging to a wharf-pile,
and trying to pull
off the barnacles with your hands.

We wished our two souls
might return like gulls
to the rock. In the end,
the water was too cold for us.

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