martes, junio 15, 2010

Manuel Parra Aguilar / Dos poemas





PIENSO EN UN TIGRE solar y benéfico para mi verso que no teme decir que no.
Confesiones de cacería tengo para este tigre que alumbra cuando sangra,
que ruge cuando clava su dentadura en la agónica presa.
Mas es todo un personaje de lecturas inmediatas este tigre,
oculto en la selva olfática del poema.
Sobre la página marca su territorio el tigre; como una fiera se acerca, asesina, se aleja.
Por eso yo, poeta rubicundo de la caza y la poesía,
persigo al gran gato encanecido,
dolorosamente emputado.


A CELEBRAR NOS lleva Julia,
la muchacha Julia: pantalón y blusa abotonada.
Así quienes la ven lo dicen.
Ensimismada: jamás de los jamases, de los porsiempres, de los ojalás.
En un mundo perfecto: poco original, eso dice.
Algo así como una silla imaginaria
para que la Julia se siente
o un bastidor mental para que Julia pinte esa silla.
¿Una pincelada? Ella quisiera pintar el pan, la mesa que ya no está. Por ejemplo
los cubiertos. No
olvidar la comida sobre la misma mesa, el olor de los aceites.
Ser feliz de vez en cuando.
Así quienes la ven lo dicen. Y los que
no también.

Manuel Parra Aguilar (Hermosillo, Sonora, 1982), en PoéticArbitraria, México

Foto: Parra Aguilar, PoéticAribitraria

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