domingo, mayo 31, 2009
César Vallejo / Cuídate, España
XIV
¡Cuídate, España, de tu propia España!
¡Cuídate de la hoz sin el martillo,
cuídate del martillo sin la hoz!
¡Cuídate de la víctima a pesar suyo,
del verdugo a pesar suyo
y del indiferente a pesar suyo!
¡Cuídate del que, antes de que cante el gallo,
negárate tres veces,
y del que te negó, después, tres veces!
¡Cuídate de las calaveras sin las tibias,
y de las tibias sin las calaveras!
¡Cuídate de los nuevos poderosos!
¡Cuídate del que come tus cadáveres,
del que devora muertos a tus vivos!
¡Cuídate del leal ciento por ciento!
¡Cuídate del cielo más acá del aire
y cuídate del aire más allá del cielo!
¡Cuídate de los que te aman!
¡Cuídate de tus héroes!
¡Cuídate de tus muertos!
¡Cuídate de la República!
¡Cuídate del futuro!…
César Vallejo (Santiago de Chuco, 1892 -París, 1938), "España, aparta de mí este cáliz" *, Obra poética completa, Francisco Moncloa Editores, Lima, 1968
*"Padre, si quieres, aparta de mí este cáliz. Pero que no se haga mi voluntad, sino la tuya", Lucas 22.42 (N. del Ad.)
Nota: Hace 70 años, con la caída de Barcelona (enero), Madrid (marzo) y otras ciudades defendidas por el ejército y las milicias del gobierno legal republicano, finalizó la Guerra Civil española.
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Foto: Despedida de las Brigadas Internacionales, Montblanch, cerca de Barcelona, 25 de octubre de 1938, Robert Capa /Agencia Magnus
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«(Todo acto o voz genial viene del pueblo
ResponderBorrary va hacia él, de frente o transmitidos
por incesantes briznas, por el humo rosado
de amargas constraseñas sin fortuna)».
de 'El himno a los voluntarios de la República'.
cito: Una primera edición de este libro, compuesta y tirada por los soldados republicanos del Ejército del Este, sobre papel fabricado por los mismos soldados, estaba a punto de ser publicada cuando ocurrió el desastre de Cataluña. Allí quedóse en rama, sin que lograra salvarse ningún ejemplar, suponiéndose que debió ser destruida por los enemigos del pueblo español.(Edición Botella al Mar, Buenos Aires, 1991).
Pérdidas irreparables que dejó el franquismo. Un libro quemado es el fantasma de lo que debió ser. Felizmente, Raúl González Tuñón y otros pudieron huir y vivir en el exilio. Fui amigo de varios exiliados en Buenos Aires, y pude disfrutar de su calidad personal y sus preciosos conocimientos.
ResponderBorrarJulio Orione
julio.orione@gmail.com