Sobre el campo el agua mustia
cae fina, grácil, leve;
con el agua cae angustia:
llueve.
Y pues solo en amplia pieza,
yazgo en cama, yazgo enfermo,
para espantar la tristeza,
duermo.
Pero el agua ha lloriqueado
junto a mí, cansada, leve;
despierto sobresaltado:
llueve.
Entonces, muerto de angustia
ante el panorama inmenso,
mientras cae el agua mustia,
pienso.
Carlos Pezoa Véliz (Santiago de Chile, 1879-1908), Alma chilena, Biblioteca Chilena Moderna, 1912
Foto: Carlos Pezoa Véliz, a los 23 años, en Valparaíso. Biblioteca Nacional de Chile
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