miércoles, noviembre 30, 2016

La lira argentina, ¿cómo suena?, 34


Javier A. Saleh

Sin dudas es una época de la ansiedad. Se tomaron en serio a Osvaldo L. y la publicación compulsiva apremia todo. Fagocita todo. En pos de la foto con, del afiche leyendo en, de la construcción del personaje detrás de la escritura, la mayoría de las veces se deja de lado la escritura, y la mayoría de las veces en la misma escritura suele dejarse de lado la escritura. En este sentido, o fuera de este sentido, o a pesar de este sentido, creo, y como contrapartida, que lo que predomina es la pluralidad poética. Pluralidad, no infinidad. Pluralidad que sólo es posible en la multiplicidad y no en la multiplicación.

Viajando por gran parte del país con La Hernia de Sísifo, y en solitario por América Latina, y por supuesto que de manera fragmentaria porque nunca llegamos (ni de cerca) a todo lo que existe, me parece leer que la pluralidad poética se extranjerizó de sí (se hizo singular), se autonomizó de la mera circunscripción barrial, provincial  e incluso nacional, transgrediendo lobbies lógicos (llámese afinidad, amistad poética, códigos en común).

A tal punto que hasta en un mismo autor puede verse esa pluralidad, son pocos sí, pero los hay. Porque si bien en la multiplicación de circuitos cerrados tanto de escritura como de lecturas, es común lo común y lo condescendiente con la época, parece que esa pluralidad de la que hablo tiene una maquinaria interna e inmanejable: la búsqueda desde la autenticidad. Entonces el “no se puede leer todo lo que existe”, se transforma en “con la inquietud de la búsqueda, se puede llegar por lo menos a esas poéticas singulares”. Es una búsqueda subjetiva (y a la vez colectiva) y se llega como se llega al jazz. Rizomáticamente. De boca en boca. Así (también) suena.

Javier A. Saleh. "Nació en Boedo (una idea que insiste), en 1976. Poeta y periodista. Estudió Ingeniería Mecánica y Filosofía. Pero sigue siendo Nada. Da clases de Física, Análisis Matemático y Dibujo Técnico en Escuelas Secundarias. Fue uno de los fundadores de La Hernia de Sísifo (colectivo multiartístico). Su afición principal es el motociclismo (el verano pasado viajó a Quito en su Ltd 454, ida y vuelta) y perder finales con San Lorenzo. En el 2014 dirigió y guionó el documental La Nuestredad, historia de una montaña.  Fue guionista para la Productora Uramielo en los cortos La tela es violencia y Herodes No. Por ahora ha expuesto un sólo libro: Sujeto sobre uno avos (2016). Tiene otros tres inéditos que no tienen el más mínimo apuro."

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