sábado, julio 11, 2009

Jude Nutter / Dar nombre


Dar nombre al mundo

Recuerdo la sensación de dar nombre
al mundo, apoyar con cuidado la base de cada
palabra sobre los tenues renglones azules
de la página; la forma en que los brazos
de la O se unían, como una puerta
cerrándose, como un corazón apagándose; la forma en que la
g minúscula podía liberarme, con un firulete,
en el gancho de su cola, como los brazos
de mi padre elevándome hacia el cielo al hamacarme,
piernas delgadas y zapatos gastados por encima de
mi cabeza, un súbito puzzle de hojas
y cielo y pichones lanzándose
al parque con un firme batir de
alas. Después el repliegue, hacia el suelo,
hacia esos brazos. Recuerdo

el milagro de construir, con mi propia
mano, el techo de una letra —bóveda
del esqueleto de un pájaro, pátina de luz sobre el hueso mojado.
En aquel entonces pensaba que dios
había creado los nombres de los animales
en el polvo una y otra vez. Hasta
que cobraran vida. Y él los dejaría en libertad. A mí
me avergonzaba el vacío de
mi nombre, la modulación
de cada trazo, la facilidad con que
podía ser borrado por la tetina
de goma en la punta del lápiz.
Pónganlo en palabras nos decían,
como si el lenguaje fuera un balde, una boca,
una camisa celeste. Puño. Tintero. Caja
de sorpresas. Todo el blanco
fuego del cuerpo de un cisne
en los juncos del río.

Relicario, cartuchera, el verde lámpara
de una hoja. O esas habitaciones en el interior de la lluvia
que atravesábamos a lo largo del día sin entrar.
¿Por qué, aún a pesar de que hay tan poca vida
que recorrer, nos quedamos sin lugares
donde guardarla? y ¿qué más podríamos hacer
con las palabras que arrancamos de las corrientes
de un poema que dejarlas ir? Esa delicadeza
y generosidad puedo manejarla; veamos,
hay sentimientos acerca de la muerte
que he perseguido hasta el alféizar
de una ventana abierta; y he dejado a la deriva
el matadero cerrado del corazón
en un bote sin remos, en donde
flotará, desapercibido, entre
las fauces del muelle. Llevaré
ese frágil, brillante deseo en el que
flotamos
hacia el bosque y lo devolveré
a la tierra; y, por si acaso,

el animal que se enciende en el cuerpo
no me separaré del cuerpo. Por si acaso,
los llevaré juntos hacia adelante.

Jude Nutter, North Yorkshire, Inglaterra. Actualmente, vive en los Estados Unidos.
The curator of silence, University of Notre Dame, Indiana, 2007.

Versión © Silvia Camerotto

Naming the World
I remember what if felt like naming/ the world, setting the feet of each/ word carefully on the faint blue lines/ of the page; how the arms/ of an O came together, like a door/ closing, like a heart shutting down; how lower-/ case g could release me, with a flourish,/ from the hook of its tail, like my father’s/ arms sending me skyward on a swing,/ thing legs and scuffed shoes over/ my head, a sudden jigsaw of leaves/ and sky and pigeons launching out/ over the park on a firm applause/ of wings. Then the fall back, earthward,/ into those same arms. I remember// the miracle of building, with my own/ hand, the roof of a letter—dome/ of a bird’s skull, patina of light on wet bone./ Back then I thought god/ had formed the names of the animals/ over and over in the dirt. Until/ they had risen up. And he’d let them go. I/ was shamed by the emptiness/ inside my own name, by the headstone/ of each downstroke, by how easily I/ could be debrided by that pale pink nipple/ of rubber on the end of a pencil./
Put it into words we were told, / as if a language were a bucket, a mouth,/ a light-blue shirt. Fist. Inkwell. Bag/ of tricks. The complete, white/ fire that was the body of a swan/ down in the reeds by the river. / / Locket, pencil case, the green lamp/ of a leaf. Or those rooms inside the rain/ we walked through all day without entering./ Why, when there is so little life/ to go around, do we still run out of places/ to keep it and what else should we do/ with the words we tear from the currents/ of a poem but let them go? Such tenderness/ and generosity even I can manage: see,/ there are sentiments about death/ that I have chased to the sill/ of an open window; and the locked /slaughterhouse of the heart I have set adrift/ in a rowboat without any oars, in which/ it will float, unnoticed, out/ between the jaws of the harbour. I will carry/ that brittle, bright hunger on which/ we float out into the forest and release it/ back into the earth; and, just in case, // the animal that ignites within the body/ I will not separate from the body. Just in case,/ I will send them forward together.

Foto: Nutter Winning Writers

1 comentario:

  1. Sorprende el desplazamiento de sustantivos abastractos, muerte, deseo, vida, lenguaje, en imágenes concretas: una ventana, un bosque, un muelle y sobre todo, ese cuaderno, donde la poeta le daba forma al mundo, en consonancia con Mallarmé. Buenísima esta poeta que descubro gracias a los buenos oficios del Administrador y a la traducción impecable de Silvia.

    ResponderBorrar