miércoles, octubre 07, 2009

Alejandro Schmidt / de "El Patronato"


55. asamblea en el patronato

llegó el señor lobo vestido con la lencería de su madre
la señora urraca con su cuchara de plata en el pico
llegó el rentista y la desgraciada

con las sillas formaron una herradura maldita

bebieron en el cráneo de las huérfanas

hablaron de los presupuestos y castigos
de condecoraciones y celos

y después se fueron y dejaron sus sombras.

Las sombras eran las serpientes que calentaban la noche de la Enfermera.


57. guía para modistas industriales

las vestiduras del cautiverio estaban descriptas
entre las páginas del relicario

luego de los rezos agradeciendo la cena
las muñecas se volvían hielo arrodilladas en la gruta

la enfermera se probaba una máscara armada sobre huesos de ballena
y recitaba a las pupilas
los modelos del día.

Alejandro Schmidt (Villa María, Argentina, 1955-Córdoba, Argentina, 2021), El Patronato, Llanto de Mudo Ediciones, Córdoba, 2000
De Schmidt en este blog: Debería

martes, octubre 06, 2009

Salomón de la Selva / de "El soldado desconocido"


Granadas

Porque me parecieron
pájaros que volaban las granadas
-golondrinas de los atardeceres-,
me sorprendió como cosa de magia
ver que en donde caían
con un estruendo vasto, levantaban
espirituales árboles de tierra
maravillosos de troncos y de ramas.
En el ramaje aéreo de esos árboles,
escondido en el follaje de barro,
hizo su nido un instante
un deseo olvidado:
Tal vez de dormir en medio de un bosque,
quizá de tener alas;
¡tantos deseos caben en sólo uno
cuando se está casi muerto de cansancio!


Granadas de gas asfixiante

Plo-plo-plo-plo hacen las granadas,
y cuando caen, plum.
Y en los días de sol su humo es una nube amarillosa,
y en los dias lluviosos de una blancura esplendorosa.
¿Quién no se acuerda de los cuentos de hadas?
¿De los genios, de los duendes, de los gnomos?
¡Plo-plo-plo-plo... plum!
¡Plo-plo-plo-plo...
Plo-plum-plo!


El gas que he respirado
me dejó casi ciego,
pero olía a fruta de mi tierra,
unas veces a piña y otras a mango,
y hasta a guineos de los que sirven para hacer vinagre;
y aunque de sí no me hubiera hecho llorar,
sé que hubiera llorado.

de El soldado desconocido, 1922

Salomón de la Selva (León, Nicaragua, 1893-París, Francia, 1959), Pájaro relojero. Poetas centroamericanos, Selección y prólogo de Mario Campaña, Círculo de Lectores-Galaxia Gutenberg, Barcelona, 2009

Noticia: Salomón de la Selva publicó su primer libro de poemas en inglés, en Nueva York, donde se radicó a los 13 años con una beca gubernamental. Fue profesor del Williams College y más tarde secretario del líder sindical Samuel Gompers. Combatió en la Primera Guerra Mundial, al servicio de la Corona de Gran Bretaña. Se vinculó al sindicalismo también en su país. Deportado, se estableció en México en 1935 y allí actuó como consejero del presidente Miguel Alemán (1946-1952). Fue finalmente embajador de Nicaragua en Francia.

Foto: De la Selva El Nuevo Diario, Managua

lunes, octubre 05, 2009

John Donne / de "Poemas divinos"



X

Muerte no seas soberbia porque tú no eres así,
aunque algunos te han llamado temible y poderosa,
puesto que, aquellos a quienes tú piensas has derrocado,
no mueren, pobre muerte, ni siquiera puedes tú matarme.
Del descanso y del sueño, que solo tus imágenes son
—gran placer— entonces de ti, mucho más debe fluir,
y tarde o temprano nuestros mejores hombres van contigo,
los restos de sus huesos, y la salvación de sus almas.
Tú eres esclava del Destino, Azar, reyes y hombres desesperados,
y con veneno, crueldad y enfermedad moras,
y fetiches o encantos también pueden hacernos dormir,
y mejor aun tu caricia; ¿por qué presumes, entonces?
Pasado un corto sueño, despertamos a la eternidad,
y la muerte ya nunca será; muerte, tú morirás.

Poemas Divinos

John Donne (Londres, c.1572-1631)
Versión de Silvia Camerotto


X
Death be not proud, though some have called thee / Mighty and dreadfull, for, thou art not so, / For, those, whom thou think'st, thou dost overthrow, / Die not, poore death, nor yet canst thou kill me. / From rest and sleepe, which but thy pictures bee, / Much pleasure, then from thee, much more must flow, / And soonest our best men with thee doe goe, / Rest of their bones, and soules deliverie. / Thou art slave to Fate, Chance, kings, and desperate men, / And dost with poyson, warre, and sicknesse dwell, / And poppie, or charmes can make us sleepe as well, / And better then thy stroake; why swell'st thou then?/ One short sleepe past, wee wake eternally, / And death shall be no more; death, thou shalt die.

John Donne, Selected Poems, Edited by John Hayward, Penguin Books, Gran Bretaña, 1950
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Ilustración: Retrato de Donne (detalle) por un artista desconocido, c. 1595 National Portrait Gallery, Londres

De Donne en este blog:
Los buenos días

domingo, octubre 04, 2009

Enrique Lihn / Para Andrea




La oruga es una trabajadora infatigable, mata
con su apetito sin boca algunos centenares de hojas
que el árbol le tiende compasivo de su ceguera
para ayudarla a cruzar la calle.
No deja más que huecos a su paso tal como la pinta esta tarjeta postal.
La mariposa, en cambio, salta del capullo
en el instante mismo de su transfiguración
En que como una flecha de nacimiento
abre los ocelos de sus alas a la luz
pero quizá no los ojos, porque también está ciega.
Ella baila con sus alas de artista
como una gitana al son de violines húngaros
y no se detiene dos veces en la misma flor.

La mariposa no puede recordar que ha sido oruga
así como la oruga no puede adivinar que será mariposa
porque los extremos del mismo ser no se tocan.

Enrique Lihn (Santiago de Chile, 1929-1988), A partir de Manhattan, Ganymides, Valparaíso, 1979
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Foto: Letralia
De Lihn en este blog:
de Estación de los desamparados
La revolución es

sábado, octubre 03, 2009

Dante Alighieri / A Cino


50a. (CXI)

Dante a Cino

Yo estuve del amor acompañado
desde el círculo nueve de mi vida,
y sé cómo espolea y cómo frena
y cómo bajo él se ríe y se gime.

Quien razón o virtud esgrime en su contra,
es como aquel que tañe tempestades
creyendo poder, allá por donde truena,
menguar los combates de los vapores.

Así en el círculo de su palestra
jamás fue autónomo el libre albedrío,
por eso el consejo en vano se ejercita.

Con nueva espuela podrá herir el flanco,
y sea cual sea la belleza que ahora nos guía,
será bueno seguirlo, si el otro se ha agotado.

Dante Alighieri (Florencia, 1265-Rávena, 1321), Rimas completas, traducción de Mariano Pérez Carrasco, Ediciones Winograd, Buenos Aires, 2009


50.a (CXI)

Io sono stato con Amore insieme
de la circulazion del sol mia nona,
e so com' egli affrena e come sprona,
e come sotto lui si ride e geme.

Chi ragione o virtù contra gli sprieme,
fa come que' che 'n la tempesta sona
credendo far colà dove si tona
esser le guerre de´vapori sceme.

Però nel cerchio de la sua palestra
liber arbitrio già mai fu franco,
sí che consiglio invan vi si balestra.

Ben può con nuovi spro' punger lo fianco,
e qual sia 'l piacer ch' ora n' addestra,
seguitar si convien, se l' altro è stanco.



A Cino Da Pistoia

Yo estuve con Amor cercano
desde mi novena vuelta de sol, *
y sé cómo él domina y espolea,
y cómo bajo él se ríe y pena.

Quien razón o virtud contra él alega,
es como el que en la borrasca canta,
creyendo hacer, allá donde ella truena,
las guerras de las nubes más livianas.

Pero en el círculo de su palestra
el libre albedrío nunca le fue dado,
y en su argumento en vano se atormenta.

Bien puede con nuevas espuelas pungir el flanco,
y sea cual sea el placer en que ahora nos adiestra
seguirlo conviene, si el otro está cansado.

Versión de J. Aulicino

* desde sus nueve años. Era la edad en que vio -decía- por primera vez a Beatrice Portinari.

Ilustración: Henry Holiday, El encuentro de Dante y Beatrice, 1883

Diana Bellessi / Eclesiastés


Eclesiastés


Anda y come tu pan con gozo, y
bebe tu vino con alegre corazón...
Eclesiastés 9,7

En la montonera de los que envejecen y se van
soy una más apenas como arena
que el viento revolea en las orillas
cuando ligero el sol se hunde tras la bruma de febrero
y nada queda después de un rato dulce
en la memoria de otra mota que guarda el lazo y es
veloz atropellada por la ola
donde se pierde la señal propia y con ella se borran
también las ataduras del amor
así que no confiemos por lo tanto ni un segundo
en la falsa duración o el espejismo
con que el tiempo humano se equivoca
y zonzo pierde los diamantes reales de la corona
su verdadero tiempo animal
puro gozo y pura ofrenda de sí mismo junto a otro
que nada espera ni sus días sella
en un cofre de recuerdos para ser como en la infancia
una santa incandescencia

Diana Bellessi (Zavalla, 1946), La Biblia según veinticinco escritores argentinos, Editorial Emecé, Buenos Aires, 2009

Foto: Pintura en la arena, Valerij Dedkov. Estonia

De Bellessi en este blog:
La tempestad /Epica
Variaciones de la luz

Juana Bignozzi / Salmos y proverbios




Proverbios y salmos

Fin desastroso del impío. 52 (53)

Dice el moderno
ya no hay izquierda ni derecha
hay líderes que espían
un atisbo de discordancia
para recordar aquí estamos nosotros
y desde los cuadros de comienzos del siglo XX
los obreros dicen ¿cuándo alguien entenderá?
mientras confían en matones
no debemos esperar
algún día en esas cabezas aturdidas
alguien volverá a decir ciertas palabras
el fútbol dejará de ser el destino de los nacidos en las villas
sólo auguro guerra
pero ese sonido terrible sonará a melodía

Juana Bignozzi (Buenos Aires, 1937-2015), La Biblia según veinticinco escritores argentinos, Editorial Emecé, Buenos Aires, 2009

Ilustración: Salterio de Harley, principios del siglo XI, Canterbury Libros y bibliotecas


De Bignozzi en este blog:
En medio de mi furia...
Los hombres de mi familia y su ideología transplantada
Educada en el vicio de los hombres

viernes, octubre 02, 2009

José Asunción Silva / Tres poemas


La respuesta de la tierra

Era un poeta lírico, grandioso y sibilino
Que le hablaba a la tierra una tarde de invierno,
Frente a una posada y al volver de un camino:
-Oh madre, oh tierra! -díjole-, en tu girar eterno
Nuestra existencia efímera tal parece que ignoras.
Nosotros esperamos un cielo o un infierno,
Sufrimos o gozamos en nuestras breves horas,
E indiferente y muda tú, madre sin entrañas,
De acuerdo con los hombres no sufres y no lloras.
¿No sabes el secreto misterioso que entrañas?
¿Por qué las noches negras, las diáfanas auroras?
Las sombras vagarosas y tenues de unas cañas
Que se reflejan lívidas en los estanques yertos,
¿No son como conciencias fantásticas y extrañas
Que les copian sus vidas en espejos inciertos?
¿Qué somos? ¿A do vamos? ¿Por qué hasta aquí vinimos?
¿Conocen los secretos del más allá los muertos?
¿Por qué la vida inútil y triste recibimos?
¿Hay un oasis húmedo después de estos desiertos?
¿Por qué nacemos, madre, dime, por qué morimos?
¿Por qué? -Mi angustia sacia y a mi ansiedad contesta.
Yo, sacerdote tuyo, arrodillado y trémulo,
En estas soledades aguardo la respuesta.

La tierra, como siempre, displicente y callada,
Al gran poeta lírico no le contestó nada.


Egalité

Juan Lanas, el mozo de esquina,
es absolutamente igual
al Emperador de la China:
los dos son el mismo animal.
Juan Lanas cubre su pelaje
con nuestra manta nacional;
el gran magnate lleva un traje
de seda verde excepcional.
Del uno cuidan cien dragones
de porcelana y de cristal;
Juan Lanas carga maldiciones
y gruesos fardos por un real,
pero si alguna mandarina
siguiendo el instinto sexual
al Emperador se avecina
en el traje tradicional
que tenía nuestra madre Eva
en aquella tarde fatal
en que se comieron la breva
del árbol del Bien y del Mal,
y si al mismo Juan una Juana
se entrega por modo brutal
y palpita la bestia humana
en un solo espasmo sexual,
Juan Lanas, el mozo de esquina,
es absolutamente igual
al Emperador de la China:
los dos son el mismo animal.


El mal del siglo

El paciente:

Doctor, un desaliento de la vida
Que en lo íntimo de mí se arraiga y nace,
El mal del siglo... el mismo mal de Werther,
De Rolla, de Manfredo y de Leopardi.
Un cansancio de todo, un absoluto
Desprecio por lo humano... un incesante
Renegar de lo vil de la existencia
Digno de mi maestro Schopenhauer;
Un malestar profundo que se aumenta
Con todas las torturas del análisis...

El médico:

-Eso es cuestión de régimen: camine
De mañanita; duerma largo; báñese;
Beba bien; coma bien; cuídese mucho:
¡Lo que usted tiene es hambre...!


José Asunción Silva (Bogotá,1865-1896), Obra completa, Fondo de Cultura Económica, México, 1997

Ilustración: retrato popular de Silva la coctelera

jueves, octubre 01, 2009

Robert Frost / Noches

Familiarizado con la noche

He sido uno de esos que saben qué es la noche.
He salido bajo la lluvia; y bajo la lluvia he vuelto.
He ido más allá de la luz más lejana de la ciudad.

Mi vista ha descendido por el más triste callejón.
He pasado al lado del sereno que hacía su ronda
Y he bajado la vista, sin ganas de explicar.

Me he quedado quieto, deteniendo el ruido de los pies,
Cuando de lejos un grito sofocado
Llegaba, por sobre las casas, desde otra calle,

Pero no para hacerme volver ni para decirme adiós;
Y aun más lejos, a una fantástica altura
Un reloj luminoso contra el firmamento

Proclamaba que el tiempo no era bueno ni malo.
He sido uno de esos que saben qué es la noche.


Aceptación

Cuando el sol que se acaba arroja sus rayos a las nubes
Y se hunde ardiente en el golfo que hay abajo
No se oye una voz de la naturaleza que lance un grito
Ante ese suceso. Al menos los pájaros han de saber
Que el firmamento se viste de negro.
Murmurando algo quedo en su pecho
Un pájaro empieza a cerrar los ojos apagados;
O sorprendido demasiado lejos de su nido,
Apresurándose a poca altura de la arboleda, uno que andaba perdido
Se precipita, justo a tiempo, al árbol que recuerda.
A lo sumo piensa o gorjea suavemente: "¡A salvo!
Y que ahora la noche se me haga del todo negra.
Que la noche me resulte demasiado oscura para ver
El futuro. Que lo que haya de ser, así sea".

Robert Frost (San Francisco, 1874 - Boston, 1963), Poemas, selección, traducción y prólogo de Enrique L. Revol, Ediciones Corregidor, Buenos Aires, 1979

Acquainted with the Night
I have been one acquainted with the night. / I have walked out in rain -- and back in rain./ I have outwalked the furthest city light.// I have looked down the saddest city lane./ I have passed by the watchman on his beat/ And dropped my eyes, unwilling to explain.// I have stood still and stopped the sound of feet/ When far away an interrupted cry/ Came over houses from another street,// But not to call me back or say good-bye;/ And further still at an unearthly height,/ O luminary clock against the sky// Proclaimed the time was neither wrong nor right./ I have been one acquainted with the night. 
/ New Hampshire, 1923

Acceptance
When the spent sun throws up its rays on cloud/ And goes down burning into the gulf below,/ No voice in nature is heard to cry aloud/ At what has happened. Birds, at least must know/ It is the change to darkness in the sky./ Murmuring something quiet in her breast,/ One bird begins to close a faded eye;/ Or overtaken too far from his nest, / Hurrying low above the grove, some waif/ Swoops just in time to his remembered tree./ At most he thinks or twitters softly, 'Safe!/ Now let the night be dark for all of me./ Let the night be too dark for me to see/ Into the future. Let what will be, be.' 
/ West-Running Brook, 1928
---
Foto: Frost, 1955 AP/Syracuse

miércoles, septiembre 30, 2009

Angel Faretta / El invierno y la ira



Estar la puerta cerrada

Señor:
Rezamos hasta las tres de la mañana,
Ninguno de nosotros sabía lo que pedía,
Fuera retumbaba el frío viento del norte,
La congoja, la nieve y la oscuridad...
Así llegó la madrugada. Flores azules
Se esparcieron por sobre la nieve, ya hielo;
Ninguno de nosotros dejó de orar; pasaron
Las horas y recorrimos las desiertas calles
De la ciudad, sus salones vetustos
-guirnaldas amarillentas, confeti marchito-
libélulas destrozadas por las llamas.
Entonces uno de ellos salió a nuestro encuentro,
Después fue otro y otro más que abandonaron sus casas
E iban hacia nosotros dando gritos de júbilo
Y alegría. En poco tiempo la plaza estuvo llena,
Y en dos días más todo el mundo alabó a Dios y a su obra.
Felices pasaron los días, varias semanas...
La Gloria aparecía en todo su esplendor:
Con la temprana primavera nos pareció
Que súbitamente un nuevo mundo florecía...
Pero –mi mano se hiela al intentar escribirlo-
Después volvieron a sus antiguas costumbres:
De lo dicho por nosotros sólo tomaron
La palabra, como un adorno fatuo
O unas pocas figuras retóricas con las cuales
Alimentar todavía más su antigua vanidad.
Un crimen sucedió a otro, y hubo muchos más...
Algunos de nuestros hermanos se contagiaron,
Volvió el invierno y con él la ira,
El fraude, la sospecha, y la prevaricación.
La nieve volvió a cubrir la ciudad y el campo:
Sólo una flor azul se obstina en mostrarse
A través de mi última y sucia ventana.

Angel Faretta (Buenos Aires, 1953), inédito

Ilustración: El Juicio Final (detalle), Fra Angelico, 1435-1440

De Faretta en este blog:
Temple
A un Malvolio local

martes, septiembre 29, 2009

Raúl González Tuñón/ De "Todos bailan", 2



















Blues de Río Gallegos

Te amo a doce grados bajo cero
en un pueblo de soles indecisos, de gruesas lluvias
y de perros lentos,
frente al mar que trae disputas de brújulas y vientos.
Este es el auténtico corazón de la soledad
y la mañana se ha tirado en el puerto
contra barcos alcohólicos, dormidos, fatigados,
que vienen de los países de los mapas gastados,
los alevosos asesinatos, las suntuosas pieles,
los jugadores fulleros y los zorros colorados.
Este es el auténtico corazón de la soledad y de los desencuentros.
Sin embargo aquí encontré a un viejo amigo
sentado al piano con un tango antiguo
-“la vieja está en la cueva
los pajaritos cantan
bien puede ser que llueva
las nubes se levantan”.
Bien puede ser que con estas bellas cosas que te digo
escriba una canción, ahora, cuando nadie escribe canciones.
Aquí se vive de la lana y de los cazadores trashumantes.
aquí se muere, hija mía, y por la noche
mi espectro ha recorrido los prostíbulos,
mi gran alma canalla, ha conversado con mujeres torpes
de roncas voces y de ojos rasgados,
que conocieron a Sebastián Elcano.
La asamblea de los pingüinos prometía otras latitudes
desde el avión, muchacha.
Pero yo te envío mi amor a doce grados bajo cero
y la señorita del correo no sabe nada,
mientras los obreros,
ah, los obreros envejecen en los frigoríficos
y la veletas,
ah, las veletas en los tejados rojos enloquecen
y en la calle ancha,
ah, en la calle ancha debe estar esperando la muerte.

Patagonia 1932

Raúl González Tuñón (Buenos Aires, 1905-1974), Todos bailan, Libros de Tierra Firme, Buenos Aires, 1987

De Tuñón en este blog:
"Me moriré en París"
Los seis hermanos Rápidos Dedos en el Gatillo / Blues de los pequeños deshollinadores
Escrito sobre una mesa en Montparnasse y Lluvia, Antología votada de poesía argentina
---
Ilustración: Paisaje frío, Rubén Bello Traverso, 2009 RBT

Carlos Drummond de Andrade / Dos poemas
















Pandilla

Joâo amaba a Teresa que amaba a Raimundo
que amaba a María que amaba a Joaquim que amaba a Lili
que no amaba a nadie.
Joâo se fue a Estados Unidos, Teresa al convento,
Raimundo murió en un accidente, Maria se quedó soltera,
Joaquim se suicidó y Lili se casó con J. Pinto Fernandes
que no tenía nada que ver con esta historia.

(Versión de Carlos Vitale)


Tus hombros soportan el mundo

Llega un tiempo en que no se dice más: mi Dios.
Tiempo de absoluta depuración.
Tiempo en que no se dice más: mi amor.
Porque el amor resultó inutil.
Y los ojos no lloran.
Y las manos tejen apenas el rudo trabajo.
Y el corazón está seco.

En vano mujeres golpean la puerta, no abrirás.
Quedaste solo, la luz se apagó,
pero en la sombra tus ojos resplandecen enormes.
Eres todo certeza, ya no sabes sufrir.
Y nada esperas de tus amigos.

Poco importa la vejez, ¿qué es la vejez?
Tus hombros soportan el mundo
y no pesa más que la mano de un niño.
La guerra, las hambres, las discusiones dentro de los edificios
prueban apenas que la vida prosigue
y no todos se liberaron aún.
Algunos, hallando bárbaro el espectáculo,
preferirían (los delicados) morir.
Llegó un tiempo en que nada se gana con morir.
Llegó un tiempo en que la vida es una orden.
La vida apenas, sin mistificación.

(Versión de J. Aulicino)

Carlos Drummond de Andrade (Itabira, 1902-Río de Janeiro, 1987), Sentimento do mundo, Irmãos Pongetti, Rio de Janeiro, 1940; Nova reunião, José Olympio Editora, Rio de Janeiro, 1985


Quadrilha
João amava Teresa que amava Raimundo/ que amava Maria que amava Joaquim que amava Lili/ que não amava ninguém. /João foi para os Estados Unidos, Teresa para o convento,/ Raimundo morreu de desastre, Maria ficou para tia./ Joaquim se suicidou e Lili casou com J. Pinto Fernandes/ que não tinha entrado na história.


Os ombros suportam o mundo
Chega um tempo em que não se diz mais: meu Deus./ Tempo de absoluta depuração./ Tempo em que não se diz mais: meu amor./ Porque o amor resultou inútil./ E os olhos não choram./ E as mãos tecem apenas o rude trabalho./ E o coração está seco.// Em vão mulheres batem à porta, não abrirás./ Ficaste sozinho, a luz apagou-se,/ mas na sombra teus olhos resplandecem enormes./ És todo certeza, já não sabes sofrer./ E nada esperas de teus amigos.// Pouco importa venha a velhice, que é a velhice?/ Teu ombros suportam o mundo/ e ele não pesa mais que a mão de uma criança./ As guerras, as fomes, as discussões dentro dos edifícios/ provam apenas que a vida prossegue/ e nem todos se libertaram ainda./ Alguns, achando bárbaro o espetáculo,/ prefeririam (os delicados) morrer./ Chegou um tempo em que não adianta morrer./ Chegou um tempo em que a vida é uma ordem./ A vida apenas, sem mistificação.


Otros poemas de Drummond de Andrade en este blog:
Pasaje del año
También ya fui brasileño
En medio del camino
---
Foto: Drummond de Andrade Agencia Riff/WebRadio

lunes, septiembre 28, 2009

Marianne Moore / Bastante


Suficiente
1969

¿Soy yo una fanática? Lo opuesto.
¿Y dónde me gustaría estar?
Sentada bajo el olivo de Platón
o apoyada en su viejo tronco grueso,

lejos de la controversia
o de cualquier colérico.

Si quieres ver piedras bien puestas, no amenazadas
por la argamasa (los albañiles dicen "barro"),
cuadradas y lisas, levántalas como se debe,
dijo Ben Jonson, o lo aludió.

En "Descubrimientos" también dijo:
"Representa la verdad. Es suficiente."

Marianne Moore (Kirkwood, Missouri, 1887-Nueva York, 1972), "Hitherto Uncollected", Complete Poems, Macmillian Publishing Company/Penguin Books, Nueva York, 1994
Versión de J. Aulicino


Enough
1969
Am I fanatic? The opposite. / And where would I like to be?/ Sitting under Plato's olive tree/ or propped against its thick old trunk, // away from controversy/ or anyone choleric.// If you would see stones set right, unthreatened/ by mortar (masons say "mud"),/ squared and smooth, let hem rise as the should,/ Ben Jonson said, or he implied. // In "Discoveries" he then said,/ "Stand for truth. It's enough."
---
Ilustración: Códice atlántico, manuscritos de Leonardo Da Vinci, Milán, Biblioteca Ambrosiana, siglo XVI

domingo, septiembre 27, 2009

Ernesto Lumbreras / Dos poemas


Una mañana en el jardín

Para Eduardo Langagne


Hay un gato en la barda del jardín de la casa.
El resplandor de la hierba igual que un cubo de agua
lo tensa y acobarda. Un círculo de pájaros
entre migas de pan despierta en su nariz
una alegría de alas. Si no estuviera un perro
absorto en el movimiento de ir y no ir por su almuerzo
otro gallo cantara. Como una gota de agua
en un terrón de azúcar el gato se consume
en preparar su salto. Nunca lo hará, lo sabe
de cierto y con mayúsculas. Tal vez la historia cambie,
añora el bigotón, cuando un muchacho tome
su cuaderno y su lápiz y dibuje esta fábula.


La sequía

En un árbol de tres ramas, el cielo
su mar reposa, plácido y sin islas.
Un caserío en ruinas se renueva
a la vez que de polvo de fantasmas.
Tiembla el camaleón toda la noche
como un borbotón de agua bajo el suelo.
Una almendra es el llano, un fuego de almas:
junto a la noria yace roto un cántaro.

Ernesto Lumbreras (Ahualulco de Mercado, 1966), "Espuela para demorar el viaje", 1993, Caballos en praderas magentas. Poesía 1986-1998, Consejo Nacional para la Cultura y las Artes/Editorial Aldus, México D.F., 2008

Foto: XVII Festival Internacional de Poesía Rosario

sábado, septiembre 26, 2009

Rodolfo Edwards / de "Mingus o muerte"


Fiestas Deleite (últimos sábados de cada mes, Zona Congreso)

Bailé como loco, tomé como pocos. Actrices, azafatas, profesoras de yoga, pijirindinguis, maracas extranjeras, discos monoaurales, cerveza artesanal de origen bonaerense, una cantante de chanson, hija de un diputado, blanca como un papel, el paraguas que usó Perla Caron en la peli "Mosaico". ¡Oh Luchino! ¡Luchino Visconti! Pastor de los arrabales del alma, siempre amable en tu alta desdicha. La muerte es perezosa, demora, pospone, prorroga. Amanece, y en la azotea hay una paloma muerta, un broche azul y un pucho con restos de carmín (tres de un par perfecto). No recuerdo cómo volví a casa.

Rodolfo Edwards (Buenos Aires, 1962), Mingus o muerte, Ediciones Gog y Magog, Buenos Aires, 2009

Ilustración: Ornamentos en la llanura, Marcelo Pombo, 2008 artnet

De Edwards en este blog:
Ataque 77
El viejo árbol

viernes, septiembre 25, 2009

Max Jacob / Mendigos



Exito de la confesión

Sobre el camino que conduce a un campo de carreras había un mendigo parecido a un criado: “Tenga piedad de mí”, decía, “soy vicioso e iré a jugar el dinero que me den ustedes”. Y así, en este estilo, seguía su confesión. El mendigo tenía un gran éxito, y lo merecía.

De El cubilete de dados. Traducción de Guillermo de Torre, Losada, Buenos Aires, 2006


La mendiga de Nápoles

Cuando yo vivía en Nápoles, había en la puerta de mi palacio una mendiga a la que yo arrojaba monedas, antes de subir al coche. Un día sorprendido de que nunca me diera las gracias, miré a la mendiga; entonces vi que lo que había tomado por una mendiga más bien era un cajón de madera, pintado de verde, que contenía tierra colorada y algunas bananas medio podridas.

De Cuentos breves y extraordinarios. Traducción de Jorge Luis Borges y Adolfo Bioy Casares, Santiago Rueda Editor, Buenos Aires, 1968

Max Jacob (Quimper, 1876 - Drancy, 1944)

Ilustración: Max Jacob Literatura Francesa y Traducciones

jueves, septiembre 24, 2009

Pablo Aguirre / de "Catán"






La canción del arquero Shulze

Acá nos tienen, entrenando al pedo bajo un sol que parte,
Preguntándome: ¿cuándo volveremos a jugar en Primera?
Aquí estamos por haber osado jugar contra Boca:
Si no teníamos ni para empezar...
Bostezamos, hacemos pases, la tocamos,
Cuando el entrenador grita "Arriba", todos empiezan a llorar.
Tristeza y también egoísmo:
creo que nadie se bancaría que transfirieran a alguno.
Seguimos meta pases.
Parece que se cayó el auspicio de Fernet.
Algunos se preguntan: ¿cuándo cobraremos octubre?
¿qué pasará con el club?
El deporte no garpa: la estamos pasando como el orto.
Pero ¿para qué amargarnos? Quizá nunca volvamos a Primera.
¿Qué clubes están en los medios?
¿Qué jugadores están saliendo con modelos?
Los otros, siempre los otros.
Estamos como caballos cansados.
No tenemos descanso: ¡tres partidos perdidos en un mes!
Los botines están nuevos y estrenamos indumentaria hace un mes,
lo que está fallando hace rato somos nosotros.
El peor enemigo del club no es Boca o River,
sino nosotros mismos.
Cuando empezamos esta campaña, la cancha estaba hermosa,
el pasto verde como para comérselo.
Ahora la tierra está pelada y dura:
el pasto muerto y el polvo vuelan con el viento.
Los muchachos se mueven lentamente,
sedientos y también con hambre.
Nuestras mentes están reunidas en un lugar desolado,
pero ¿quién sabrá nuestro pesar?

Pablo Aguirre, Catán *, Colección Chapita, Buenos Aires, 2009

* Reescritura de Cathay, de Ezra Pound, el que a su vez está compuesto de versiones libres de poemas de Li Po (Rihaku, en Japón) y otros poetas chinos, escritas a partir de bosquejos de Ernest Fenollosa: "con igual justicia y probabilidad podría este libro llegar a ser de Fenollosa, Aguirre o del propio Rihaku", señala el prólogo de Catán.

Nota: El poema "La canción del arquero Shulze" corresponde al que Pound publicó en Cathay bajo el título "Song of the Bowman of Shu", atribuido a Bunno, cuyo texto es el que sigue:
Here we are, picking the first fern-shoots/ And saying: When shall we get back to our country?/ Here we are because we have the Ken-nin for our foemen,/ We have no comfort because of these Mongols./ We grub the soft fern-shoots,/ When anyone says 'Return', the others are full of sorrow./ Sorrowful minds, sorrow is strong, we are hungry and thirsty./ Our defense is not yet made sure, no one can let his friend return./ We grub the old fern-stalks./ We say: Will we be let to go back in October?/ There is no ease in royal affairs, we have no comfort./ Our sorrow is bitter, but we would not return to our country./ What flower has come into blossom?/ Whose chariot? The General's./ Horses, his horses even, are tired. They were strong./ We have no rest, three battles a month./ By heaven, his horses are tired./ The generals are on them, the soldiers are by them./ The horses are well trained, the generals have ivory arrows and/ quivers ornamented with fish-skin./ The enemy is swift, we must be careful./ When we set out, the willows were drooping with spring,/ We come back in the snow,/ We go slowly, we are hungry and thirsty,/ Our mind is full of sorrow, who will know of our grief? by Bunno — Reputedly 1100 B.C.

Ilustración: Imagen del juego de estrategia The Asian Dynasties, segunda expansión de Age of Empires III, desarrollada por Ensemble Studios y Big Huge Games para Microsoft.

miércoles, septiembre 23, 2009

Jack Spicer / de "Quince proposiciones falsas contra dios"


I

Ya no es real el yo
no como la soledad,
esta enorme, grandísima soledad
que sacrifica en sí
todo de una persona.
Los más grandes,
estoy seguro, supieron dominarla.
"La belleza es cosa rara" canta Pound
"Tan pocos beben de mi fuente"


V

Cuando cae la casa te preguntás
si alguna vez habrá poesía
y temblás entre tablas preguntando
si alguna vez habrá poesía.
Cuando cae la casa temblás
en el aserradero vacío de tu poesía.
La belleza es cosa rara, cantó Pound.
Tan pocos beben de mi fuente.

Jack Spicer (Los Angeles, 1925 -San Francisco, 1965), Quince proposiciones falsas contra Dios, versiones de Francisco Bitar, Colección Chapita, Buenos Aires, 2009

I
The self is no longer real / It is not like loneliness/ This big huge loneliness. Sacrificing/ All of the person with it. / Bigger people/ I'm sure have mastered it. / "Beauty is so rare a thing", Pound sings / "So few drink at my fountain".

V
When the house falls you wonder/ If there will ever be poetry/ And you shiver in the timbers wondering/ If there will ever be poetry/ When the house falls you shiver/ In the vacant lumber of your poetry. / Beauty is so rare a thing, Pound sang/ So few drink at my fountain.


Foto: Spicer Jacket Magazine

De Spicer en este blog: Versiones de Un cuaderno de música

martes, septiembre 22, 2009

Emily Dickinson / Después de un gran dolor





















Después de un gran dolor, uno se hace formal

Después de un gran dolor, uno se hace formal -
Los Nervios se apoltronan, como Tumbas-
El Corazón ya tieso se pregunta
Si fue El quien lo pudo soportar,
Si fue Ayer o hace Siglos.

Los Pies, igual a autómatas, recorren -
En el Suelo, en el Aire, en el Vacío -
Un sendero del Bosque
Que ha nacido al descuido,
Resignación de Cuarzo, como piedra -

Es la Hora del Plomo -
Si se la sobrevive, es recordada
Como quien soportó Nieves glaciales -
Frío-al principio-luego Aturdimiento -
Después dejarse ir-

Emily Elizabeth Dickinson (Amherst, Massachusetts, 1830 - 1886), Por ínfimas finuras, selección, prólogo y versiones de Ricardo H. Herrera, Ediciones del Dock, Buenos Aires, 2009

After great pain a formal feeling comes...
After great pain a formal feeling comes- /The Nerves sit ceremonious like Tombs -/ The stiff Heart questions was it He, that bore,/ And Yesterday, or Centuries before? // The Feet, mechanical, go round-/ Of Ground, or Air, or Ought-/ A wooden way/ Regardless grown,/ A Quartz contentment, like a stone.// This is the Hour of Lead -/ Remembered, if outlived,/ As Freezing persons, recollect the Snow -/ First- Chill- then Stupor - then the letting go-
---
Ilustración: daguerrotipo de Dickinson c. 1850 New World Encyclopedia

De Emily Dickinson en este blog:
Nos gusta marzo...

lunes, septiembre 21, 2009

Darío Rojo / de "Una explicación para todo"


En el lujo inadvertido de poder determinar

la estación que lo contiene,
el tenista se concentra en su revés paralelo
para con su golpe transformar un cristal de memoria
donde una plaga de langostas oscurece el cielo por completo,
en una proyección de hechos intermedios
de algo que alguien fue en algún tiempo.
En aquella indeterminación el mecanismo de los peces y el vino
abandona su voluntad lúdica, y al reflejar un águila bifronte
en cada espejo improvisado, pervierte la comodidad adquirida
y sin anunciantes da comienzo al interminable viaje en trineo:
el ruido de los perros golpeando la nieve, la intermitente
visión de las montañas y el cielo
desfigurando la posición gravitacional del individuo
que frente a la inminente tormenta inaugura
la imperiosa necesidad de reconciliar la convulsión de la carne
con un estado de severa inmovilidad, sintetizada erróneamente
en las uñas que están creciendo sin recibir esmalte o acetona.
Y sin esperar el desenlace, los hechos siguientes se ocultan
como una frutilla de plástico en el puño del señor Marasco.
El que al cerrar lentamente un paraguas
expuso, sin querer, el matiz general de toda perfección.

Darío Rojo (Eduardo Castex, 1964), "La Sexta armonía", Una explicación para todo. Poemas reunidos, Ediciones Gog y Magog, Buenos Aires, 2009

Ilustración: Maurice Biais, Partie de tennis, Biblioteca Nacional de Francia

Otros poemas de Rojo en este blog
Convictos de su majestad
El primer peinado Leyendecker
Presentación del motivo

domingo, septiembre 20, 2009

Ernest Hemingway / Muertos del Piave


Muertos del Piave - Julio 8 -1918

El deseo y
Todos los dulces dolores punzantes
Y la suavidad hiriente
Que tú fuiste,
Desaparecieron en la hosca oscuridad.
Ahora en la noche llegas adusta
Para yacer conmigo
Una sorda, fría, rígida bayoneta
En mi alma inflamada, palpitante.

Ernest Miller Hemingway (Oak Park, 1899 - Ketchum, 1961)
Versión de J. Aulicino






Killed Paive - July 8 - 1918
Desire and/ All the sweet pulsing aches/ And gentle hurtings/ That were you,/ Are gone into the sullen dark./ Now in the night you come unsmiling/ To lie with me/ A dull, cold, rigid bayonet/ On my hot-swollen, throbbing soul
. Old Poetry

Foto: Hemingway, conductor de ambulancias de la Cruz Roja durante la Primera Guerra Mundial Great Warr Individual Photos