La oruga es una trabajadora infatigable, mata
con su apetito sin boca algunos centenares de hojas
que el árbol le tiende compasivo de su ceguera
para ayudarla a cruzar la calle.
No deja más que huecos a su paso tal como la pinta esta tarjeta postal.
La mariposa, en cambio, salta del capullo
en el instante mismo de su transfiguración
En que como una flecha de nacimiento
abre los ocelos de sus alas a la luz
pero quizá no los ojos, porque también está ciega.
Ella baila con sus alas de artista
como una gitana al son de violines húngaros
y no se detiene dos veces en la misma flor.
La mariposa no puede recordar que ha sido oruga
así como la oruga no puede adivinar que será mariposa
porque los extremos del mismo ser no se tocan.
Enrique Lihn (Santiago de Chile, 1929-1988), A partir de Manhattan, Ganymides, Valparaíso, 1979
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Foto: Letralia
De Lihn en este blog:
de Estación de los desamparados
La revolución es
El gran Lihn para empezar la mañana. Y nada menos que con ese soberbio poema de la oruga o mariposa que es Andrea. No lo conocía, muchas gracias Jorge.
ResponderBorrarTengo el libro y no recordaba "Para Andrea".Los poemas aquí publicados no pasan inadvertidos, enfocados fuera de un conjunto. A partir de Manhattan volví a La musiquilla de las pobres esferas, al último poema: "Porque escribí"
ResponderBorrarSaludos
¡Qué grande! No encontraba el de la oruga. Gracias, Irene
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