miércoles, septiembre 20, 2023

Pablo Queralt / de "Mi casa siempre fue la poesía"



Esa es mi forma de engendrarme  hacer desaparecer la tristeza. 
Y esas otras cosas que llevaré tanto tiempo en mí por esa maldita decisión cuando el viento 
corría las sombras de las nubes en mi cara. Parece que fue ayer la felicidad que el silencio 
     guardado trajo.

Y el vuelo de garzas al costado del faro, el sol luminoso. 

Ese algo del fuego donde escribí. Y su poesía otra vez arrojando luz. 

El cuerpo es uno y la mente otra.

Otra vez digo palabras que no quiero decir 
me salen solas como un relámpago un zapato que se cae
como una obra de teatro del cuerpo y la mente
cuya obsesión es añadir sombras

y el ser como pelota es peloteado todo el santo día.


*


Ganar, cuando ganar. Andá aunque sea llorando al Banco. Y cobra. Deja de escribir en el espejo. Si las preguntas no te interesan. El dolor está pasando por detrás del cuello. Recibiré compasión o lastima. Pero nadie me podrá quitar lo aprendido. Va despacio el secreto. 

En ese blancor de la mañana nublada crecía mi intensidad. Decidí entrar en mi veta interna. Irme a tomar un café y mirar. Resbalaba el aire. Vi que el único refugio está en uno. Y a veces duele estar aquí. Y contarse la historia. A veces dan ganas de no contarla.

Esa es la oposición los que se atreven y los que no. Los pobres y los plenos. Eso es lo que se interpone entre ellos y nosotros. Algo que no se atreven o no pueden traducir. 

*

Pagué y levanté mi prenda. Así es el amor para los que no lo conocemos, como ya me dije antes a los que nos llaman pobres de corazón. Y una noche mientras palmeaban farrucas, tal vez entre sombras y luces entré sobre la hora al teatro. Cantaba Agnes Baltsa Cosi Fan Tutte de Mozart, la soprano, hermosa, hermosa tal vez como Norma. Por alguna razón volví a mis 16 sin saberlo sobre las aguas entre los canales y puentes de esa noche veneciana. Mi amor fue tan solo de una noche. Como el que entra de colado en una fiesta después de programarlo todo un tiempo para ese día ir a robarse a la más bella cuando uno solo está empezando a vivir. Y la saca a bailar y cruza los dedos para que diga que sí, y ahí mismo baila y baila y charla y ríe hasta que llegan los lentos y la abraza y le da besos entre su mejilla y sus cabellos. Y después la timidez la soledad mi amiga. Tejiendo su pequeño telar. 

Pablo Queralt (Buenos Aires, 1955)

Mi casa siempre fue la poesía
,
Barnacle,
Buenos Aires, 2023










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