jueves, agosto 25, 2022

Raquel Jaduszliwer / De "Los diagramas radiantes"




Hay una hora en que las cosas encuentran su apego por             
   /el aire,
se orientan a lo menos pesado
porque las mueve un deseo más vasto aún que el de volar.
Eso quiere decir
que será suspendida toda afirmación, toda constancia,
y tendrá su vaivén ritual la permanencia. O quién sabe mejor
se tratará de un viaje, un recorrido
bajo el sol más profundo que hace nido en la noche
y aguarda la mañana.

*

Allá te ves, como una barca indemne
fungiendo en la mitad exacta de la noche.
Porque nada ilumina tanto como un conglomerado
de años luz, como un haz de astros reyes,
como la hoz de oro,
como la cola desvanecida de una estrella fugaz.
Te decía
es tan irremediable la transformación de la que hablábamos
que nadie en la ciudad que estás dejando atrás
podría responder a tu pregunta, la de los ojos que se inician.

*


Este es el río por el que navegaba
el gran Quetzalcóatl
y el Camino del Sol en el principio.

Y es el río del sol
y el reflejo del sol en el fulgor nocturno.

Y el faro esclarecido del camino a Santiago,
con una mano mística posada sobre el corazón.

El cayado adelante.
Terrible el báculo cuando vaticina
el paso empecinado,
irreductible de la fe.

Raquel Jaduszliwer (San Fernando, Argentina, 1946)

Los diagramas radiantes,
Ed. Barnacle, 
Buenos Aires, 2022










Foto: Gentileza de la autora

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