Los pájaros dejaron de alborotar en las ramas más altas. Las ranas esperan la medianoche en las cunetas anegadas. Llegan los sonidos atenuados del crepúsculo, como el picor en nuestras piernas. En este intervalo muerto, se abrió una herida de perturbado silencio. Mi curioso oído oye, en el umbral de la noche, la hora que solo a mí me pertenece.
Una forma de vida
Ninguno de nosotros, muertos u olvidadizos, podría describirla. Pero detrás de las paredes del hogar hay indicios de vida clandestina.
Un universo en expansión
Desde el techo de chapa, oculto tras la hojarasca de los naranjos, contempla a los otros. Entregados al frágil mecanismo del día. En silencio. Advierte cómo transitan el tiempo. El modo en que se alejan los unos de los otros.
Diego Colomba (San Nicolás, Argentina, 1972)
Barnacle,
Buenos Aires, 2022
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