domingo, agosto 14, 2011

Leónidas Lamborghini / De "Ultimos días de Sexton y Blake"




















12. La gran ilusión

1

§§ - "Lo terrenal prevalecerá sobre lo celestial; la
materia sobre el espíritu".
Así hablaba Samarella.
§§ - "La caída de todos los valores anuncia el
derrumbe total. La hipocresía y la ironía los vaciarán
de sentido. Y la especie humana sucumbirá en
medio de esa trágica parodia, con el horror pintado
en el rostro y en el horror, su secreta carcajada. Y
será el fin".
Así hablaba Samarella.

2

Considerado por muchos como un irremediable cretino y, por otros tantos, iluminado hombre sabio, Samarella, durante el tiempo que le tocó vivir, gustaba vociferar ese tipo de profecías apocalípticas.
Samarella explicaba que esta situación era debida a los avances del Mal en todos los ámbitos y en un mamotreto de su autoría titulado "Teología de la Distorsión" exponía la extraña tesis de que al Mal, para vencerlo, había que combatirlo con Mal. Para los que, acaso, pudieran seguir sus pensamiento, desarrollaba aún más esta idea. Decía: "Hay que luchar contra los poderes del Mal asimilando y asumiendo la distorsión que éstos operan en el mundo y devolviéndosela multiplicada". Y le daba una expresión algebraica; anotaba: "Mal x Mal = Bien", o de otra manera: "Mal a la enésima potencia da por resultado el Bien". Textual.
Cuando entregó su alma no le pudieron cerrar sus agrandados ojos.

3

A decir verdad, en la biografía de Samarella no abundan detalles tan sabrosos como el que acaba de ser recopilado. A grandes trazos podría, sí, afirmarse que era seguido por gran parte de la juventud de la época. "Faro", lo llamaban. Tal vez la vehemencia con la que profería sus elucubraciones denunciaba la debilidad de las mismas; prueba de esto habría sido el entusiasta recibimiento que tuvieran por parte de esa juventud.
Como todo ser humano excepcional o no, había -ya se ha dicho- muerto pero, también, había nacido: durante cuarenta días y cuarenta noches, el llanto de Samarella bebé se prolongó, según lo contaba su propia madre.
Pero ya grande fue un duro. Un teólogo del catolicismo, un Santo Tomás capaz de encontrarle la vuelta a Dios y a la razón de todo lo creado entre el cielo y la tierra.

4

Sexton y Blake, jóvenes todavía en ese entonces, eran sus fervientes admiradores; formaban parte de la élite dirigente de la "Secta de Samarella", como denominaba peyorativamente al grupo, la jerarquía eclesiástica.

5

En las secretas reuniones con sus discípulos de la Secta, Samarella aplicaba a la práctica de las tres virtudes teologales -Fe, Esperanza, Caridad- su fórmula de "Mal x Mal". Enseñaba que había que reemplazarlas por "salud, dinero y amor"; entendiendo por "salud", sólo la del cuerpo, con total prescindencia de la del alma; por "dinero", sólo el lucro y la usura; por amor, algo como el deseo de mover el vientre o desagotar la vejiga. Asimilando y asumiendo estas distorsiones hasta el hartazgo, aseguraba, el rebaño habría de volver al redil de las tres verdaderas virtudes.
A raíz de estas osadas incursiones en el reducto de lo sagrado, Samarella y su Secta eran sospechados de blasfemia y herejía por sus superiores.
Samarella, no obstante, insistía temerario: salud, dinero y amor distorsionados a la enésima traerían como salvífera consecuencia que su profecía del fin del mundo no se cumpliera.

6

Sexton: -Pero se está cumpliendo.
Blake: -Pero no el hartazgo.
Sexton: -Pero sí, la distorsión.
Blake: -Parecido que no es lo mismo; lo mismo pero parecido.

7

No hubo contemplaciones: Samarella fue excomulgado y su Secta perseguida y dispersada. Lo cómico no estuvo ausente en esta desdicha: cuando se dio a conocer la bula papal de la excomunión, Samarella no pudo enterarse: había sufrido muerte repentina.
Pero, además, corría un chiste: al momento en que el Sacro Tribunal le exigía que se retractase, Samarella le estaba explicando a Dios Padre, que lo seguía con máximo interés, su Teología de la Distorsión. Y al finalizar su perorata, Dios Padre lo bendecía y le abría las puertas del Paraíso.
La gente rió por mucho tiempo la humorada.

8

Si como se dice, la verdadera dificultad está en el cómo, la de Sexton y Blake fue cómo seguir viviendo después de una gran ilusión perdida. Simplemente, siguieron.


Leónidas Lamborghini (Buenos Aires, 1927-2009), Últimos días de Sexton y Blake, Paradiso Ediciones, Buenos Aires, 2011
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Ilustración: de Adriana Yoel para Últimos días de Sexton y Blake (detalle)

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