sábado, diciembre 19, 2009

Enrique Lihn / De "Una nota estridente", 2



A los poetas norteamericanos de mi generación

A diferencia de ellos la rima trabajosa
no me ha dado qué hacer, ni tampoco el suicidio
ni la locura que frecuenta sus versos
más de lo estrictamente necesario
rigurosa como el whisky y la retórica:
el trago amargo de la poesía anglosajona.
Cuido de una cabeza angular sobre hombros frágiles y el pudor
/de lo que ellos llaman corazón
no figura en la lista de sus enfermedades, tampoco
el miedo a la oscuridad o a la elocuencia
Son poetas de mi tiempo, allá;
tenemos en común nuestra mutua ignorancia
pero algo más sin duda: nuestro oficio es el mismo
en el vacío hablamos de casi nada, a nadie


Esta belleza con que el cielo y el mar hacen horrores

Esta belleza con que el cielo y el mar hacen horrores
a la caída del sol envuelto en su espectáculo,
en realidad irreprochable.
Esto que es como el fin de todos los siglos: la belleza
-y yo me aflojo en su honor el nudo de la corbata-
viene a poner en el corazón música de ésa, sublime.
No, un silencio rayano en el gran poema
un disco rayado
que por iguales partes es dolor y es somnífero.

Enrique Lihn (Santiago de Chile, 1919-1988), Una nota estridente (1968-1972), Ediciones Universidad Diego Portales, Santiago de Chile, 2005

Ilustración: Skin with O’Hara Poem, 1963/1965, Jaspers Johns

2 comentarios:

  1. MAESTRO Lihn!!! El de los poetas norteamericanos es de una contundencia sin igual. ¿De dónde lo sacaste, Jorge?

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  2. La U. Diego Portales editó este libro 30 años después de que fue escrito

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