sábado, junio 04, 2022

Roberto Appratto / El niño que todos llevamos dentro...



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El niño que todos llevamos dentro:
la imagen misma de la desolación.
La mirada concentrada en un punto medio
entre lo que no es y lo que no puede ser.
El niño que todos llevamos dentro gana tiempo
dando vueltas por un bosque, su propio bosque:
la belleza kitsch de un crepúsculo dibujado,
la narración de un pasado idílico
con voz de niño, pero sin audio.
La desolación es respirar sin moverse de ahí,
del aspecto de niño que llevamos,
pero en singular:
no es el que juega a la pelota
ni el que dice de vez en cuando un chiste
ni el que sonríe en una foto de la escuela.
Mucho menos el que pinta como Picasso.
Tampoco el que se reconoce en un espejo
puesto por Lacan.
Este niño es la desolación que llevamos dentro
porque no tiene otro lugar donde estar
que dentro del llanto por lo que perdió
o lo que cree que perdió, que le sacaron
y lo echa de menos. El llanto es lo singular
lo que cada uno de nosotros lleva dentro
por más que quiera taparlo con experiencia analítica
o con palabras emocionadas.
El llanto no deja hablar durante un rato
durante el cual el niño se apodera de nosotros
Lo único que se puede hacer entonces es silencio
para escuchar al niño. Escribir viene después.

Roberto Appratto (Montevideo, 1950), Lugar perfecto, Ed. Yaugurú, Montevideo, 2011 Vía El Montevideano


Foto: Clarín

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