jueves, diciembre 01, 2016

La lira argentina. ¿cómo suena?, 43


Bruno Di Benedetto

En la (ya no tan) pequeña orquesta involuntaria de la poesía argentina suenan liras y matracas, y también zampoñas, clavicémbalos, monocordios, gritos, gaitas, maracas y mucho silbato de vigilante y de referí; hay siringas, violines de lata, oboes y triángulos, bandoneones, cajas, pifilkas, latas y botellas, guitarras solitarias, bajos profundos, agudos inaudibles. A menudo domina la sección de los bombos y los autobombos, cuando hay excesiva preocupación por sostener el propio compás; mucha blanca, poca redonda, las negras un poco desteñidas, mucho corcho y poca corchea, tímidas fusas, vertiginosas semifusas y, para mi gusto, muy pocos silencios.
Pero en esos silencios se escucha el canto de un pájaro siempre por nacer.
En definitiva: no me molesta el batifondo. Hay días en que se disfruta. Lo que me preocupa es cierta musiquita resignada (en el ahorro de riesgos, en los temas, en el lenguaje, en la búsqueda de los límites: un sonsonete tal vez pariente de cierto fallido decreto que daba la historia por finalizada) que parece imponerse de a ratos largos, como si quisiéramos condenarnos a hacer nada más que toc toc con una piedra y dos palitos, mientras ahí nomás sigue esperando esa infinita riqueza abandonada.



Bruno Di Benedetto (Avellaneda, provincia de Buenos Aires, 1955). Reside en Puerto Madryn, Chubut, desde 1979. Es docente y capacitador del programa Provincial de Lectura del Chubut. Aficiones: sobrevivir,  leer de todo, escribir lo que puede, escuchar y hacer música y, en lo posible, hacer absolutamente nada salvo mirar una ventana, a veces cerrada.
Ha publicado: Vengan juntos  (relatos, 2004) y los poemarios  Palabra irregular (1987), Complicidad de los náufragos (1988), Dormir es un oficio inseguro  (2003), Country  (2009), Crónicas de muertes dudosas  (2011), Nada  (2014), Crítica de la espera  (2015) y Cámara de niebla  (2015).

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