IV
La mortal era yo
La que nació de una ola
y vivió en el extremo del mundo.
La que llevaba serpientes en el pelo
y cantaba y hacía bailar a las serpientes.
Ella a la que llamaron peligro
un monstruo la llamaban.
Ella que dejó pesar la mirada
él la robó, la mirada, la pesada.
Fue el arma del guerrero
la dirigió contra otros.
Él mismo carecía de fuerzas
nunca se enfrentó a mi mirada.
Otros fueron alcanzados por ella
otros quedaron rígidos y se detuvieron.
Yo que no tengo cuerpo
mira ahora sólo puedo petrificar.
Mi boca no canta
los ojos hablan piedra.
La cabeza en manos del guerrero
no soy yo sino muerte.
Yo que parí demasiado tarde
a Pegaso fue al que estaba pariendo
cuando el guerrero me asestó un corte en el cuello.
La mortal era yo
Inger Elisabeth Hansen (Oslo, 1950), Poesía nórdica, Ediciones de la Torre, Madrid, 1999
Traducción de Francisco J. Uriz
Envío de Jonio González
Gran Enciclopedia Noruega - Poetry International - Poem Hunter - Emma Gunst - El Mundo Incompleto - La Maja Desnuda - Bibliosender
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