sábado, marzo 28, 2009
Viento y humo
Los buitres
Cruzado por ráfagas de viento y humo
en el fin de semana esperando lluvia
zarpó el Murature, y el que estuvo entre la multitud
y vio a funcionarios y alcahuetes
agitar banderitas bajo un toldo,
no podrá olvidar cómo, vueltos a su patria,
los restos de Rosas fueron conducidos río abajo.
Un acto fascista, otro más, que cuando
por altoparlantes se invitaba a desconcentrar
atrajo a unos pocos melancólicos buitres.
El río golpeaba los muelles,
jirones de banderas flotando en el palco vacío;
había olor a carne asada, perros husmeando,
gente en los cordones tomando vino y comiendo.
Polvo, papeles sucios de grasa, flores marchitas,
y junto a una fila de autos, resignados a cargar
con unos jinetes exultantes y torpes,
caballos engalanados que bajaban la cabeza
para martillar, con sus patas delanteras,
la calle cerrada por árboles pálidos.
Los que llegaron aquí, graznando
entre tambores de aceite usados como vallas
y envases de cualquier cosa ya consumida,
habrán sentido qué poco basta
para rendirse a esa marea turbia y balbuceante
que se esfuerza por crecer como el pasto,
orgullosa, en la semiconciencia,
y al ver temblar raídos estandartes en el viento,
reconocido también que algo parecido a la gloria
les era ofrecido por monedas.
Oscar Taborda (Rosario, 1959), Jorge Fondebrider, Una antología de la poesía argentina, LOM Ediciones, Santiago de Chile, 2008
Ilustración: Acuarela y tinta de Carlos Alonso para El matadero, de Esteban Echeverría, Centro Editor de América Latina, Buenos Aires, 1966 Clarín, Buenos Aires
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