lunes, marzo 07, 2022

Rafael Otegui / De "Demoras en la General Paz"




Otra vez en el auto de Tombo

Otra vez en el auto de Tombo,
alejándonos del centro.
Todo esto pide una metáfora.
Esta avenida, por ejemplo,
se dobla como una boa y ahorca la ciudad.
La medianera de la revelación, pienso,
algo así como cumplir cuarenta años
o despertarse de pronto
en medio de una selva oscura.
¿No habías dejado de fumar?
Este es el borde exacto
de las cosas, Tombo:
acá las decisiones se suspenden,
acá las palabras cambian de estado.
El horizonte es asfáltico, mirá,
anticipa luces y durezas.
¿No ves cómo esos autos,
que ahora le dan la espalda al sol,
caen en la noche como un dominó desquiciado?
Enormes bestias metálicas,
tan ligeras de golpe, tan irreales.
Así también nosotros, Tombo,
vos y yo,
dos cuarentones en la frontera,
jugando con cartas de mazos distintos,
pagando las mismas demoras,
andando con luces bajas
por la misma ruta.
Nosotros también nos evaporamos
y nos perdemos en la tarde
como esos cables
de alta tensión.


Descongelar un vacío

Ponés el vacío a descongelar
en el microondas. Lo mirás de pie.
Hay cierta calma atómica
en la imagen: la carne girando
bajo la luz cenital
del acelerador de partículas,
la cuenta regresiva del reloj,
el bip
que marca el fin del experimento.  
Alojado, según Wikipedia,
en la región lateral
del cuarto trasero de la vaca,
entre las costillas falsas
y los huecos de las caderas,
el vacío parece surgir de otro vacío:
es, digamos,
un corte tautológico.
¿Cómo se descongela, entonces,
lo que no existe?
Esta soledad es experimental.
Son tus propias
mandíbulas las que hacen
ese ruido hueco,
es tu boca
la que gira en falso.

Rafael Otegui (Buenos Aires, 1978)

Demoras en la General Paz
,
Caleta Olivia,
Buenos Aires, 2021










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