miércoles, febrero 08, 2017

Jorge Fondebrider / Oerlikon-Hinwil, invierno boreal de 2017















En Wallisellen parecía que se había derrumbado el cielo
y había una grúa en la estación
que no lograba levantarlo.

En Dübendorf ya había puro campo.
Sin vacas.
Puro cuervo.

En Schwerzenbach, el guarda.
Está en primera –dijo– y su boleto
no sirve, es de segunda.

Cambié de coche. Y ya era Nanikon
-Greifensee, ciudad esta última donde, después de ser tomada,
el 27 de mayo de 1444
decapitaron a todos sus defensores, excepto a dos,
porque la ejecución masiva es siempre cruel e injusta.

En Uster cabeceé.

Aathal tiene un museo para los dinosaurios.

Y en Wetzikon hay un sitio prehistórico
y el desempleo supera el 2%.

Así se llega a Hinwil, que no es nada.
Apenas hay un pueblo perdido al pie de las montañas.
o en todo caso es final de un recorrido
que alumbran tenuemente las luces de estación.
Hacía frío y entonces esperé. No vino nadie.

[inédito]

Jorge Fondebrider (Buenos Aires, 1956)

No hay comentarios.:

Publicar un comentario