jueves, agosto 23, 2012

Tiffany Atkinson / Sin aviso




estamos ferozmente borrachos, y las crueldades crepitan
como rosas viejas. Cama de espinas. Qué poco
se necesita para derribar las maleables geometrías
del sexo, para perder el valor de amar. No

el amor en sí. El valor necesario. El elástico empuje
del salmón contra el río-músculo, la fe
loca del pimpollo. Todas las cosas que empujan contra
lo privado y lo singular. Es el camino
de botas usadas, tu partida; pero no te

quiero menos por eso. La luna toma un punto de vista
objetivo, manda comunicados a través
de la cama. Y la madrugada es pura boca. Vuelve,
y transplantemos los viejos resentimientos. Elaboremos
vinos de mala calidad en el otoño. Riamos. Engordemos.

Tiffany Atkinson (Berlín, 1972, vive en Cardiff), Kink and Particle, Seren, 2006
Traducción de Inés Garland


No Warning

we are fiercely drunk, and cruelties crackle
like old roses. Bed of thorns. How little
it takes to overturn the pliant geometries
of sex, to lose the nerve of loving. Not

the love itself. The nerve of it. The salmon’s
flex against the river-muscle, the insane
faith of the bud. All things that push against
the private and particular. It’s the tread
of borrowed boots, your leaving; but I do

not love you less for that.The moon takes
the objective view, posts bulletins across
the bed. And dawn is all mouth. Come back,
and we’ll plant the old resentments out. Brew
dodgy wines come autumn. Laugh. Grow fat.

Foto: The Guardian

2 comentarios:

  1. se desliza la poesía en patines sobre cancha de hielo. muy lindo.

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  2. Leo y releo este poema y una y otra vez me viene a la mente "¿Quién teme a Virginia Woolf?", de Mike Nichols (1966) y la violencia y la crueldad de sus protagonista y antagonista principales.

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