Es el temporal...
Es el temporal no el interruptor.
La antigüedad de los árboles acoge a Edgardo fugitivo.
Y sobre el sombrerón del hongo
el sapo se agita.
Les ruego considerar las escamas
que la serpiente cuelga a la maleza,
con esa singular crepitación suya.
Ahora, sin escamas, se las llevará el aguacero,
abajo, hacia la ríada y los mugiles atontados.
Todo esto nos dice adiós de una vez para siempre.
¿Por qué irritarse? Los sobrevivientes transitan
uno tras otro buscando reparo.
Es maravillosa la resistencia mental
del joven que reparaba la cucha del perro, del viejo
que, seguro, conducía en bajada,
de la madre que espera la ablación.
Vayan, pensativas antiguas plantas,
encinas fresnos hayas carpes alerces olmos.
A todos en cadencia les conozco
los nombres de escarnio que el relámpago reanima.
Desde las corrientes del desván, desde los trapecios
de los rincones, las arañas geómetras me
prometían ayuda
para cuando hubiese crecido. Trabajaban
pacientes para este infame idilio.
Era una casa de campesinos
de los tiempos del Gran Duque,
en alquiler por agosto. Agosto esta noche terminaba.
"Escucha qué agua", decía una voz desde la oscuridad.
Franco Fortini (Florencia, 1917–Milán, 1994), Composita solvantur, Einaudi, Turín, 1994
Versión de Jorge Aulicino
È il temporale...
È il temporale non l'interruttore.
L'antichità degli alberi accoglie Edgardo fuggiasco.
E sul cappellaccio del fungo
il rospo batticuore.
Vi prego di considerare le squame
che alla pianta di stipa il serpe appese
con quel suo singolare crepitio.
Ora smagliate l'acquata le porterà via
fino giù alla fiumara e ai muggini inebetti.
Tutto questo una volta per sempre ci dice addio.
Perché irritarsi? I superstiti trafficano,
a uno a uno cercando riparo.
Meravigliosa è la resistenza mentale
del giovane che riparava il casotto del cane, del vecchio
che sicuro guidava in discesa,
della madre che aspetta l'ablazione.
Andate via, pensose antiche piante,
elci frassini faggi carpini larici olmi.
Tutti in cadenza li conosco i vostri
nomi di scherno che il lampo rianima.
Dai correnti del soffitto, dai trapezi
degli angoli i ragni geometri a me
promettevano aiuto
quando fossi cresciuto. Lavoravano
pero questo infame idillio pazienti.
Era una casa di contadini,
dei tempi del Granduca,
a pigione per l'agosto. L'agosto stanotte finiva.
"Senti che acqua", diceva una voce dal buio.
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Ilustración: Paisaje, 1908, Pablo Picasso
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