martes, marzo 31, 2009

Frío y sombra


El eclipse

Estaba parado afuera en el frío abierto
para ver la esencia del eclipse
que era su perfecta oscuridad.

Estaba parado en el frío en el porche
y no podía pensar en nada tan perfecto
como la esperanza de luz que un hombre tiene
frente a la oscuridad.

Richard Eberhart (Austin, Minessota, 1904-Hanover, New Hampshire, 2005)
Versión J. Aulicino

The Eclipse

I stood out in the open cold
To see the essence of the eclipse
Which was its perfect darkness.

I stood in the cold on the porch
And could not think of anything so perfect
As man's hope of light in the face of darkness.


Foto: Eberhart, en 1982, por Stuart Bratesman Vox of Dartmouth

De Eberhart en este blog: Job

Flor


A un Malvolio * local

No fue tampoco en mi caso Malvolio
Ganas de pelear por la pelea misma,
Tan sólo un poco de coherencia
Con una época como la nuestra
Que parece ya no tener ninguna.
No fue por pose, ni por fortuna,
Ya que en esto fuiste más vivo
Que todos nosotros, Malvolio.
A todos nos tocó una buena
Parte de la misma desdicha,
Algunos la evitamos como pudimos,
De a ratos perdidos o ganados;
Otros con peor o –quién te dice-
Mejor suerte, la borraron,
Directamente. Como quien
No oye el gemido lejano
De la pantera en su jaula
Ni el dolor de parto o muerte
Del hospital cercano.
No sé. Tal vez vos,
Como te digo, fuiste
Más vivo que todos nosotros.
Es posible. En todo caso
No envidio tu logro
Si de logro se trata.
Separados como estamos
No te deseo lo mejor,
Porque eso no existe

Angel Faretta (Buenos Aires, 1953), inédito

* Personaje de Noche de Reyes, de Shakespeare; un mayordomo puritano

Ilustración: "El jardín de las Delicias" (detalle), Jerónimo Bosch, el Bosco, 1500-1505, Museo del Prado, Madrid

lunes, marzo 30, 2009

Ezra Pound / Gráfico de fiebre


Gráfico de fiebre

a la manera de Morand

BONITO

En venta
las pagodas y las fortalezas y las villas de Khedival 1866.
Los perros lobo rusos plañen por sus princesas
sin collar
en el redil.
Aquellos magnates húngaros, ahorcadores de gatos, establecen domicilio legal.
Adiós, precinematográficos caudillos mexicanos
a quienes una sola diligencia enriquecía suficientemente,
viejos, queridos monos hilvanados con filigranas,
condes polacos cuyas camas, al atardecer, aún no están tendidas.

Adiós chicos viejos británicos
con sus sombras derechas a la hora del almuerzo
bajo la estúpida perturbación de las golondrinas.
¡Victoria, victoria!
al lado de olas de tafetán,
los sanatorios van a la quiebra,
YA NADIE MUERE MAS.
Aquellos grandes necróforos de la guerra
desmenuzan a Napoleón en su sopa.

Guisos de gallareta servidos en platino.
Diez mil candelabros.
Almuerzo, linchamiento.*
¿Quién hubiera creído que había tantas pieles
en los almacenes americanos?

El azur París-Lyon-Mediterráneo tiene sabor a aloes.

MUESTRA

Mis dedos están llenos de disturbios,
Mi sombrero hongo lleno de ideas,
Mi pañuelo está lleno de lamentos.
La gente que desahoga su corazón estropea
mi infelicidad.
Uno procura en vano dos horas de risa loca
en la Colección de Autores Famosos.
El optimismo es una bebida higiénica
de Boston, inventada por Emerson.
El húmedo y voluntarioso cocodrilo
de J.J. Roussseau embarra el agua de Evian.
Una pareja hace adquisición
de una pasta en tubo para la reproducción
pero nada calma su tormento.
En la vereda,
en la que una luna ovoide ya está instalada,
un cielo magenta yace calcado
entre manojos de tallos y flores de celuloide.

En cuanto a mí,
prosigo mi encantador caminito hacia la cruz.

Ezra Pound (Hailey, 1885- Venecia, 1972), "Uncollected Poems and Translation", Poems & Translations, Library of America, Nueva York, 2003
Versión de J. Aulicino con J. Salvetti

Foto: Pound (de pie) con William Carlos Williams, por Richard Avedon. Rutherford, Nueva Jersey, junio de 1958 South Bergenite

*Juego de palabras entre lunch (almuerzo) y Lynch, apellido de un juez o de un independentista norteamericanos, según distintas versiones, del que proviene el verbo linchar, ahorcar sin juicio regular; o apalear o matar, la muchedumbre, a cualquier persona, sin juicio.

Fever Chart 
NICE
For sale /the pagodas and fortresses and Khedival villas 1866./ The Russian wolfhounds mourn their princesses/ collarness /in the pound./Those Hungarian magnates, stringers of cats, are setting up housekeeping./Farewell, precinematographic Mexican chieftains/ whom one sole diligence used ton enrich sufficiently,/old, dear monkeys basted whith filigree,/Polish count whose beds, at dusk, not been made.// Farewell elderly British children/ their shadows right up to lunch-time /under the stupid perturbation of the swallows./Victory, victory!/ beside waves of taffeta/ the Sanitariums go bankrupt,/NOBODY DIES ANY MORE. /Those big necrophores of the war/ have minced Napoleon put in their soup.// Salmis of woodcock on platimun./ Ten thousand chandeliers./ Lunch, Lynch./ Who could have believed there werw son many sables /in the American stocks?// The Paris-Lyon-Mediterannée azure has flavour of aloes.

SAMPLE
My fingers are full of riots,/My bowler hat full of ideas,/My handkerchief is full of groans./ The people who pour out their hearts are spoling /unhappiness for me./ One would hunt in vain for two hours' mad laughter/ in the Collection of Famous Authors./ Optimism is an hygienic beverage/from Boston, invented by Emerson./ Moist and wilful crocodile/ J.J. Rousseau muddies the Evian water./ A couple make acquisition/ of a tube paste for reproduction/ but nothing quiets their torment./ On the pavement/ where an ovoid moon is already established,/ a Magenta sky lies counterdrawn /mong the jointed stalks and celluloid flowers.// As for me / I pursue my charming little road to the cross.
after Morand, 1920

C.F.M.

de "Ambages"


A cada rato estoy en las últimas

A la final, los que murieron son los que estaban equivocados

Cuando expulsaron a los jesuitas se acabaron los guaraníes

Dios es un fullero, pero igual ganaría sin hacer trampas

El ciprés, siempre con las manos en los bolsillos

En caso de apuro, el plumero puede reemplazar al gato

Es duro admitir el fracaso de una corbata

Hay familias tan caóticas que no se puede entrar en ellas ni siquiera como amante

La felicidad consiste en elegir la camisa que nos pondremos cada día

Mejor no averiguar qué hace un hombre
con la cabeza entre las rodillas

No es lo mismo ser veloz que ir cuesta abajo

Tanto joder con el tiempo
uno se muere

Uno se pasa la vida entre mujeres desnudas que a veces lloran

No hay que confundir...

...el diario que estás doblando y metiendo en el bolsillo
con un perro que te asalta y muerde ferozmente

... un bizco
con un hombre de mirada poco inteligente

...un espejo
con un hombre que te mira atrás de un vidrio

... un mozo doblando una servilleta
con una mujer que viene a asesinarte

Si...

... has de resbalar hijo mío
que sea por pisar fuerte

... un hombre se ríe solo hay que acompañarlo

... quiere saber si ha triunfado en la vida
pregúntese si su presencia
era una fiesta para los otros

César Fernández Moreno (Buenos Aires, 1919-París, 1985), Obra poética, edición de Jorge Fondebrider, Perfil Libros, Buenos Aires, 1999

Ilustración: "Hombre con pipa", Joan Miró, 1925 Museo Reina Sofía, Madrid

domingo, marzo 29, 2009

Vidal


ENCONTRADOS ADEMÁS, UNA PISTOLA
AMETRALLADORA UZI CON 35 CARTU-
CHOS, UNA ESCOPETA RECORTADA CALIBRE 12,
UN REVÓLVER COLT 38, UNA PISTOLA BROW-
NING 7.65, UNA PISTOLA BROWNING 9 MILÍMETROS,
UNA PISTOLA STAR 7.65,
10 ENVASES DE GAS LACRIMÓGENO IRRITANTE,
MUNICIÓN PARA TODAS LAS ARMAS NOMBRADAS,
SEIS ENVASES DE GRANADAS CIRCUNSTANCIALES,
GUANTES QUIRURGICOS,
UN LIBRO DE JEAN EMAR, UNA BIBLIA ENSANGRENTADA,
HUELLAS DACTILARES (...) ROPAS DE PAISANO,
Y UNA EDICION CASTELLANA PREPARADA
POR LOS MONJES BENEDICTINOS DE LAS CONDES
IMPRIMI POTEST
V. CONCORDAT CON ORIGINALI
BONIFATIUS CUM ORIGINALI
BONIFATIUS S1LTRUP C.S.B.
CENSOR AD HOC
¿QUÉ PURIFICA MI CORAZON Y MIS LABIOS?



A Moby Dick

Por la noche infatigablemente blanca
Becerra trabaja en la imagen y la semejanza
de las cosas y las palabras
A veces he querido interrumpirlo para preguntarle
Por la lengua materna
Por la ternura social
Por el estilo clásico
Por el convento de Las Carmelitas
Lo conozco bien en la vigilia
Prefiero irme a dormir
Prefiero dejarlo solo
Con sus meditaciones de 17 años
Con sus muecas risueñas
Con sus gestos de niño mortal
Prefiero que la misma noche
Lo envuelva en la fascinación
Con un manto resplandor de espectros imperiales
Tampoco lo interrumpa Usted
Quizás responda con el puñal fulminante de un jesuita
Exiliado
Quizás responda con la metafísica de la lucha a muerte
Quizás responda con el cáliz en la mano gigante de su
Sacerdocio
Quizás en el último instante nos diga con la voz invertida de
Soprano
Debo yacer bajo el umbral maravilloso de un azar maldito

Bruno Vidal (Santiago de Chile, 1957), Arte marcial, Ediciones Carlos Porter, Santiago de Chile, 1983-1987

Foto: Vidal, Descontexto

La felicidad


Felices de vosotros

Felices de vosotros, los imbéciles,
los que nada pensáis ni sentís nada,
huecos de corazón y de cerebro,
espíritus sin luz, almas sin almas.

Felices, sí, felices los que sólo
alimentáis famélicos la panza.
Y flotáis en los mares de la vida
como flota lo fofo sobre el agua.

¡Quién pudiera matar el pensamiento,
aniquilar el corazón y el alma,
y vivir en las sombras sumergido,
sin conciencia, sin luz, sin sol, sin ansias!

Alberto Ghiraldo (Buenos Aires, 1874 ó '75-Santiago de Chile, 1946), Los mejores poemas de la poesía argentina, Corregidor, Buenos Aires, 1974

Foto: Ghiraldo, en Historia Argentina, de Diego Abad de Santillán, Tipográfica Editora Argentina, Buenos Aires, 1971 Wikipedia

sábado, marzo 28, 2009

Viento y humo


Los buitres

Cruzado por ráfagas de viento y humo
en el fin de semana esperando lluvia
zarpó el Murature, y el que estuvo entre la multitud
y vio a funcionarios y alcahuetes
agitar banderitas bajo un toldo,
no podrá olvidar cómo, vueltos a su patria,
los restos de Rosas fueron conducidos río abajo.
Un acto fascista, otro más, que cuando
por altoparlantes se invitaba a desconcentrar
atrajo a unos pocos melancólicos buitres.

El río golpeaba los muelles,
jirones de banderas flotando en el palco vacío;
había olor a carne asada, perros husmeando,
gente en los cordones tomando vino y comiendo.
Polvo, papeles sucios de grasa, flores marchitas,
y junto a una fila de autos, resignados a cargar
con unos jinetes exultantes y torpes,
caballos engalanados que bajaban la cabeza
para martillar, con sus patas delanteras,
la calle cerrada por árboles pálidos.

Los que llegaron aquí, graznando
entre tambores de aceite usados como vallas
y envases de cualquier cosa ya consumida,
habrán sentido qué poco basta
para rendirse a esa marea turbia y balbuceante
que se esfuerza por crecer como el pasto,
orgullosa, en la semiconciencia,
y al ver temblar raídos estandartes en el viento,
reconocido también que algo parecido a la gloria
les era ofrecido por monedas.

Oscar Taborda (Rosario, 1959), Jorge Fondebrider, Una antología de la poesía argentina, LOM Ediciones, Santiago de Chile, 2008

Ilustración: Acuarela y tinta de Carlos Alonso para El matadero, de Esteban Echeverría, Centro Editor de América Latina, Buenos Aires, 1966 Clarín, Buenos Aires

Alfonso el Sabio / Fernando Esquío / Cantigas




18. 
No quiero doncella fea
que ante mi puerta pedea.

No quiero doncella fea
y negra como el carbón,
que ante mi puerta pedea,
ni que haga como el rascón.
No quiero doncella fea
que ante mi puerta pedea.

No quiero doncella fea
y peluda como leona,
que ante mi puerta pedea,
ni que parezca una mona.
No quiero doncella fea
que ante mi puerta pedea.

No quiero doncella fea
que tenga blanco el cabello,
que ante mi puerta pedea,
ni huela como un camello.
No quiero doncella fea
que ante mi puerta pedea.

No quiero doncella fea
vieja y de mal color,
que ante mi puerta pedea,
ni haga cosa mucho peor.
No quiero doncella fea
que ante mi puerta pedea.

Alfonso de Borgoña - Alfonso X, el Sabio (Toledo, 1221-Sevilla, 1284)


19.
A vos, Doña Abadesa,
de mí, Don Fernando Esquío,
estos presentes envío,
porque sé que sois esa
daña que bien lo mereces:
cuatro carajos franceses
y dos para la prioresa.

Pues que sois amiga mía,
no quiero el gasto mirar,
y os quiero yo esto dar
con toda urgente guía:
cuatro carajos de mesa,
que me dio una burguesa,
en sendas vainas de lía.

Muy bien se parecerán
si es que llevan condones
de dos pares de cojones;
y ahora os voy a dar:
cuatro carajos asnales
enmangados en corales,
con los que cojas el pan.

Fernando Esquío (Galicia, finales del siglo XIII-siglo XIV)

Poesía medieval galaicoportuguesa: Alfonso el Sabio y otros. Cantigas de amor y de amigo, de escarnio y de maldecir, versiones de Nahuel Santana, Centro Editor de América Latina, Buenos Aires, 1983

De la obra literaria que reunieron y escribieron los llamados Traductores de Toledo, por encargo de Alfonso X -obra que estableció la primera normativa ortográfica y sintáctica del idioma castellano- las únicas escritas en galaicoportugués -gallego antiguo o portugués medieval- fueron las de carácter lírico. Entre ellas, muchas cantigas compuestas por el propio monarca (N. del Ad.)

Ilustración: Libro de ajedrez, dados y tablas, Alfonso el Sabio, biblioteca del monasterio de San Lorenzo de El Escorial, siglo XIII Real Academia de la Historia, España

viernes, marzo 27, 2009

El maestro ya no sabe

Temple

El maestro ya no sabe,
bate las palmas sobre las rodillas
como tibias en la sal.
No escribe (ni puede) cartas;
se embriaga en bares, escribe
en fragmentos nocturnos y ebrios
que por la mañana ni siquiera puede
descifrar: la letra es otra y
-tal vez-
sea otro el que bate las palmas.
No piensa en nada, ni en metáforas
-como tibias en la sal-
no escribe ni lo intenta;
contempla el mundo
(que siempre es el horizonte que
la calle donde vivimos deja ver)
y no se queja, sino que piensa
"rueda torrente de la inutilidad..."

Angel Faretta (Buenos Aires, 1953), Datos tradicionales, Libros de Tierra Firme, Buenos Aires, 1993



Faretta (izquierda) con Luis Chitarroni Cippodromon

La luna de Lugones


Segundo violín

La luna te desampara
y hunde en el confín remoto
su punto de huevo roto
que vierte en el mar su clara.

Medianoche van a dar,
y al gemido de la ola
te angustias, trémula y sola,
entre mi alma y el mar.

de "A ti, única (Quinteto de la Luna y del Mar)" 

Leopoldo Lugones (Villa María del Río Seco, 1874-Tigre, 1938), El libro de los paisajes, Otero y García Editores, Buenos Aires, 1917


Ilustración: Caricatura de Lugones, revista Martín Fierro, julio de 1924 Canal Encuentro

jueves, marzo 26, 2009

Lo futuro al ayer arraigado


Dicha

Dichoso aquel que vive en mansión heredada,
oye cantar los tordos que escuchó cuando niño;
ve llegar los inviernos entre lluvia y nevada
y siente el mismo acento de familiar cariño.

En la noche, en sosiego, a media luz, en torno
a la mesa o la lumbre, se conversa, en voz tierna,
de un viaje, de un recuerdo, de una ida sin retorno
-hace ya veintiocho años- a la mansión eterna.

Triste lágrima asómase y ocúltase, medrosa,
recuérdase la historia de la aldea, el pasado
tiempo de la familia, la niñez bulliciosa,
y se ve lo futuro al ayer arraigado.

Se lee el viejo libro con reposo, alguna hoja
anotaciones lleva del padre o del abuelo;
a veces una lágrima casual el texto moja
y se encuentra en las dulces páginas el consuelo.

El antiguo reloj de la pared aún suena;
vienen los largos días del estío, o el invierno;
son las noches oscuras o ya de luna llena;
aunque los años vuelen todo parece eterno.

Feliz aquel que vive en mansión heredada
con fontanares y árboles al pie de una colina,
y del otoño lánguido en la tarde nublada
ve rodar por los campos la lluvia y la neblina.

Arturo Marasso (Chilecito, 1890-Buenos Aires, 1970), Los mejores poemas de la poesía argentina, Corregidor, Buenos Aires, 1974

Foto: Marasso, Wikipedia. Fuente: Diego Abad de Santillán, Historia argentina, Tipográfica Editora Argentina, 1971

miércoles, marzo 25, 2009

Amy Lowell / Un estampa coloreada de Shokei


Serpentea en la pared de un acantilado
Ese sendero que deseo explorar,
Y más arriba rompe una cascada,
Y el aire se llena del rugido
Y de la voz tronante de las aguas que se estrellan
En un torrente plateado desde una pendiente.

Salva el sendero de un poderoso salto
Y cae y lejos,
Y los árboles y arbustos que crecen en las rocas
Se mojan con su precioso rocío;
El aire está borroso y pesado de sonido,
Y pequeñas y húmedas flores marcan el suelo.

¡Oh! La humedad se huele muy bien
Y el sendero se transita suavemente,
Y más allá de la cascada continua serpenteando,
Mientras minúsculos arroyuelos se abren
Su propio paso colina abajo
Cantando cada cual su propia tonada, hasta que

Olvido que es solo un sendero pintado
Y oígo el agua y el viento,
Y miró a través de la niebla, y fuerzo la vista
Para ver qué hay detrás;
Porque debe conducir a una tierra feliz,
Esa senda que se extiende junto a una cascada.

Amy Lowell (Brookline, Massachusetts, 1874-1925)
Versión de Jorge Fondebrider

A Coloured Print by Shokei
It winds along the face of a cliff/ This path which I long to explore, / And over it dashes a waterfall,/ And the air is full of the roar/ And the thunderous voice of waters which sweep/ In a silver torrent over some steep.// It clears the path with a mighty bound/ And tumbles below and away,/ And the trees and the bushes which grow in the rocks/ Are wet with its jewelled spray;/ The air is misty and heavy with sound,/ And small, wet wildflowers star the ground.// Oh! The dampness is very good to smell,/ And the path is soft to tread,/ And beyond the fall it winds up and on,/ While little streamlets thread/ Their own meandering way down the hill/ Each singing its own little song, until// I forget that 't is only a pictured path,/ And I hear the water and wind,/ And look through the mist, and strain my eyes/ To see what there is behind;/ For it must lead to a happy land,/ This little path by a waterfall spanned.


Ilustración: Paisaje (detalle), Kenko Shokei (1478-1518) Japan Today

Las nubes deciden


Cambios de luz

Las nubes deciden lo que nos hace esta penumbra, parece
que toda una familia de nubes migra
en una sola noche y por eso se apuran
una tras otra en esa línea de vapor mutante
que por fortuna atraviesa la luna
y es el apuro lo que las hace ir cayéndose, desprenderse
de cualquier forma en un instante, metiéndonos ideas
en la cabeza a vos y a mí que musitamos la palabra
de lo que vemos y en la segunda sílaba callamos
porque no es eso, está siendo otra cosa y así
no hay diccionario que resista.

Laura Wittner (Buenos Aires, 1967), La tomadora de café, Ediciones Vox, Bahía Blanca, 2005

Foto: Wittner, por Daniel Grad (El Aleph / 1999) Revagliatti

martes, marzo 24, 2009

Planetas


Géminis

La casa está completamente fría
encendí la cocina y froté mis manos
sobre la llamarada azul del fuego.
No me siento del todo bien
mi estado de ánimo decrece a medida
que la noche avanza.
Ahora mismo, pero a millones
de años luz de acá, todos los planetas
cruzan de este a oeste la constelación
de Géminis, el sol acampará
hasta principios de julio, muy cerca
de Pollux y Castor.
Dentro de un par de horas, amigos
familiares y gente que me conoce,
me saludarán deseándome los mejores
augurios, solo por haber venido
al mundo en esta época del año,
hace exactamente 25 años, apadrinado
por este mismo fenómeno que ocurre ahora
en alguna parte del espacio.

Julián Bejarano (Buenos Aires, 1983), La prefabricada, Colección Chapita, Buenos Aires, 2008

Ilustración: El rapto de las hijas de Leucipo por Castor y Polux, Pedro Pablo Rubens, 1616 Alte Pinakothek, Munich

De Bejarano en este blog: Mi mujer duerme del otro lado de la pared

Prodigios


Pasajes de Herodoto

Las hormigas del desierto menos grandes
Que los perros, más grandes
Que los zorros cavan la arena
Mezclada con oro.

Traen el oro a la superficie.
Se lo recoge con bolsas.

*

Mido mi ruta con los astros.
Y el sol a la derecha o bien a la izquierda,
Voy tan lejos como puedo.

No puedo ver todo. Me cuentan
Lo que hacen los hombres, cómo
Las ciudades conquistadoras mueren
Por no haber comprendido al oráculo.

El mundo se puede medir, pero de pronto
Un desierto, o el agua o la noche eterna
Se interponen y nadie sabe
Cómo alcanzar los límites.

*

Hacia algún horizonte al que avanzo
Cuanto más lejos voy, más extrañas las costumbres,
Demesurados los animales.

Sólo hay un lugar sobre la tierra en el que las serpientes que vuelan
Se reúnen — y es en el extremo.

Los hombres ya no son los mismos
Cuando están en el borde de un espacio
Infranqueable.

Ya no viven en ciudades.
Lo que me dijeron de ellos no siempre es creíble.

Unos levantan chozas
De sal rosa. Los hay

Con un solo ojo, o nacen calvos.
Otros poseen al fénix
Cuyas alas doradas y rojas
Se abren dos veces cada mil años.

Otros cazan saltamontes
Que mezclan con su leche
Y otros que no tienen ningún nombre
Insultan al sol.

*

Estas son las cosas que sé
Respecto de los que recogen el oro.

Comen los pescados crudos
Sacados de los pantanos.
O carne cruda. Matan
A los enfermos. Antes de que la carne
Privada de grasa haya cesado de ser sabrosa.

Otros no matan a nada vivo.
No siembran, se alimentan
Con una semilla hervida. Y si alguno
De entre ellos se enferma va a extinguirse a lo lejos.
Nadie se preocupa más
Ni de su muerto, ni de su enfermedad.

*

Esos hombres eyaculan
Una simiente negra.

Sé también que después de ellos
El universo es de arena.

de Les Villes ouvertes (1963)

Jean Tortel (Saint-Saturnin-lès-Avignon, 1904-Avignon, 1993)
Versión de Jorge Fondebrider


Passages d´Herodote

Les fourmis du désert moins grosses/ Que les chiens, plus grosses/ Que les renards creusent le sable/ Mélangé d'or.// Elles ramènent l'or à la surface./ On le ramasse avec des sacs.
Je mesure ma route aux astres./ Et le soleil à droite ou bien à gauche,/ Je vais aussi loin que je peux.// Je ne peux pas tout voir. On me raconte/ Ce que font les hommes, comment/ Les cités conquérantes meurent/ Pour n'avoir pas compris l'oracle.// Le monde est mesurable, mais soudain/ Un désert, ou de l'eau ou la nuit éternelle/ S'interposent et nul ne sait/ Comment parvenir aux limites.
Vers quelque horizon que j'avance/ Plus loin je vais, plus sont étranges les façons,/ Démesurés les animaux./ Il n'est qu'un lieu sur terre où les serpents qui volent/ Se rassemblent — et c'est au bout.// Les hommes ne sont plus les mêmes/ Quand ils sont au bord d'un espace/ Infranchissable.// Ils ne vivent plus en cités./ Ce qu'on m'en dit n'est pas toujours croyable.// Les uns élèvent des huttes/ De sel rose. Il en est// Qui n'ont qu'un œil, ou naissent chauves./ D'autres possèdent le phénix/ Dont les ailes dorées et rouges/ S'ouvrent deux fois tous les mille ans.// D'autres chassent les sauterelles/ Qu'ils mêlent à leur lait/ Et d'autres qui n'ont point de nom/ Injurient le soleil.
Voici les choses que je sais/ Touchant ceux qui ramassent l'or.// Ils mangent les poissons crus/ Tirés des marécages./ Ou de la viande crue. Ils tuent/ Les malades. Avant que la chair/ Privée de graisse ait cessé d'être savoureuse.// D'autres ne tuent rien de vivant./ Ils ne sèment pas, se nourrissent/ D'une graine bouillie. Et si quelqu'un/ Chez eux tombe malade il va s'étendre au loin./ Nul ne se soucie plus/ Ni de sa mort, ni de sa maladie.
Ces hommes éjaculent/ Une semence noire.// Je sais encore qu'après eux/ L'univers est de sable.

Foto: Tortel remue.net

lunes, marzo 23, 2009

Derek Mahon / El restaurant chino en Portrush
















Antes de los turistas llega la primavera
suavizando el aire cortante de la costa
a tiempo para la primera "invasión".
Hoy el lugar está como debió haber sido,
amable y casi hospitalario. Una chica
pasa por el Northern Counties Hotel,
llevando, apurada, una bolsa de libros,
y las puertas que estuvieron cerradas todo el invierno
contra el viento del norte y la niebla marina
están abiertas a la calle, donde una
por una las gaviotas van a mirar vidrieras
y un viejo perro lobo dormita al sol.

Mientras estoy sentado con mi diario y mi chow-mein de camarones
debajo de una foto enmarcada de Hong Kong,
el propietario del restaurant chino
permanece en la puerta como si el mundo fuera joven
observando al primer yate enarbolar una vela
—un ideograma sobre una nube marina— y la luz
del firmamento sobre las montañas de Donegal;
y silba una cancioncita, soñando con su hogar.

Derek Mahon (Belfast, Irlanda del Norte, 1941 - Kinsale, República de Irlanda, 2020), Poesía irlandesa contemporánea, Libros de Tierra Firme, Buenos Aires, 1999
Versión de Jorge Fondebrider


The chinese restaurant in Portrush
Before the holidaymakers comes the spring/ Softening the sharp air of the coast/ In time for the first 'invasion'./ Today the place is as it might have been,/ Gentle and almost hospitable. A girl/ Strides past the Northern Counties Hotel,/ Light-footed, swinging a book-bag,/ And the doors that were shut all winter/ Against the north wind and the sea-mist/ Lie open to the street, where one/ By one the gulls go window-shopping/ And an old wolfhound dozes in the sun.// While I sit with my paper and prawn chow-mein/ Under a framed photograph of Hong Kong/ The propietor of the Chinese restaurant/ Stands at the door as if the world were young/ Watching the first yacht hoist a sail —/ And ideogram on sea-cloud — and the light/ Of heaven upon the mountains of Donegal;/ And whistles a little tune, dreaming of home.


Foto: JOHN MINIHAN/THE GALLERY PRESS/BBC

Ramón López Velarde / El mendigo


Soy el mendigo cósmico y mi inopia es la suma
de todos los voraces ayunos pordioseros;
mi alma y mi carne trémula imploran a la espuma
del mar y al simulacro azul de los luceros.

El cuervo legendario que nutre al cenobita
vuela por mi Tebaida sin dejarme su pan,
otro cuervo transporta una flor inaudita,
otro lleva en el pico a la mujer de Adán,
y sin verme siquiera, los tres cuervos se van.

Prosigue descubriendo mi pupila famélica
más panes y más lindas mujeres y más rosas
en el bando de cuervos que en la jornada célica
sus picos atavía con las cargas preciosas,
y encima de mi sacro apetito no baja
sino un pétalo, un rizo prófugo, una migaja.

Saboreo mi brizna heteróclita, y siente
mi sed la cristalina nostalgia de la fuente,
y la pródiga vida se derrama en el falso
festín y en el suplicio de mi hambre creciente,
como una cornucopia se vuelca en un cadalso.

Ramón López Velarde (Jerez de García Salinas, Zacatecas, México, 1888- Ciudad de México, 1921), Zozobra (1919)

Foto: Velarde, en la portada de Ramón López Velarde. Álbum, por Elisa García Barragán y Luis Mario Schneider, UNAM

domingo, marzo 22, 2009

Amy Lowell / Nieve que cae / Escarcha

Nieve que cae

La nieve susurra a mi alrededor
Y mis suecos de madera
Dejan agujeros detrás de mí en la nieve.
Pero nadie pasará por aquí
Buscando mis pisadas.
Y cuando las campanas del templo suenen de nuevo,
Serán cubiertas y se habrán ido.

Escarcha

En las frías mañanas grises
Escuchaba a las garzas volando
Y entonces iba a mi jardín,
Mi sedosa ropa de salir
Arrastrada sobre hojas marchitas.
Una hoja seca se desmenuza apenas tocada,
Pero yo he visto muchos otoños
Con garzas exhaladas como humo
A través del cielo.

Amy Lowell (Brookline, Massachusetts, 1874-1925)
Versiones de J. Aulicino


Falling Snow

The snow whispers around me
And my wooden clogs
Leave holes behind me in the snow.
But no one will pass this way
Seeking my footsteps,
And when the temple bell rings again
They will be covered and gone.

Hoar-Frost

In the cloud gray mornings
I heard the herons Flying
And when I came into my garden,
My silken outer-garment
Trailed over withered leaves.
A dried leaf crumbles at a touch,
But I have seen many Autumns
With herons blowing like smoke
Across the sky.

PoemHunter

Ilustración: Amy Lowell, portada de Time, marzo de 1925 Time Archive

De Amy Lowell en este blog: 

La cama está fría


Mi mujer duerme del otro lado de la pared

La cama está fría, la tarde dejó restos
de niebla sin juntar en los jardines próximos.
Adentro estoy con la estufa diplomática
que difunde olas de calor amarillo diáfano.
Desde el centro íntimo, veo que en el radio
lunar una sola estrella se infla y se desinfla
todo el tiempo. Estoy presentable, sé que
mi desorden se acomoda frente al río.
Que las partes vuelven a su todo sencillo y solar.
Mañana voy a pasar un día de invierno
agradable, nítido, en la medida
que el sol pueda encerrarme en una cápsula
sin dejar pasar el viento fresco y blando.
Mi mujer duerme del otro lado de la pared
los árboles firmes en la noche tambaleante.

Julián Bejarano (Buenos Aires, 1983), La prefabricada, Colección Chapita, Buenos Aires, 2008

Ilustración: "Luz y color (teoría de Goethe) - la mañana después del Diluvio", Joseph Mallard William Turner, 1843, Tate Gallery, Londres

sábado, marzo 21, 2009

Hijas



Tengo una hija y otra hija

tengo una hija y otra hija
una es una porque la otra es otra
no tengo dos hijas
tengo una hija y otra hija

una se vuelca como un vaso de cerveza
otra se cierra como una esfera de plomo
una me incluye en su movimiento
otra me deja afuera al viento

a una la quiero con la sangre
a otra la quiero con los huesos

a una le acaricio las mejilas
a otra le acaricio las sienes

1951

César Fernández Moreno (Buenos Aires, 1919-Paris, 1985), Obra poética, Perfil Libros, Buenos Aires, 1999

Ilustración: Mariona Cabassa, Cuento para contar mientras se come un huevo frito, de Pepe Bruno

Conversaciones con el viejo




Viejo café Tortoni

A pesar de la lluvia yo he salido
a tomar un café. Estoy sentado
bajo el toldo tirante y empapado
de este viejo Tortoni conocido.

¡Cuántas veces, oh padre, habrás venido
de tus graves negocios fatigado,
a fumar un habano perfumado
y a jugar al tresillo consabido!

Melancólico, pobre, descubierto,
tu hijo te repite, padre muerto.
Suena la lluvia, núblanse mis ojos

sale del subterráneo alguna gente,
pregona diarios una voz doliente,
ruedan los grandes autobuses rojos.

Baldomero, 1925


Viejo café de Flore

A pesar de la lluvia yo he salido
a tomar un café. Y estoy sentado
tras el cristal vibrante y empañado
de este café a poetas ofrecido.

¡Pero tú nunca, padre, habrás venido
de tu vida a trasmano fatigado
a fumar un Gauloise bien apretado
en tu París leído y releído!

Meláncólico, acaso más abierto,
tu hijo te trae ahora, padre muerto.
Vuelves a mí, te alejas, te me pierdes,

la lluvia insiste, núblanse mis ojos.
Pasa un clochard sobándose los piojos,
ruedan los grandes autobuses verdes.

César, 1975

Baldomero Fernández Moreno (Buenos Aires, 1866-1950) - César Fernández Moreno, (Buenos Aires, 1919-París, 1985), "Conversaciones con el viejo", César Fernández Moreno, Obra poética, edición de J. Fondebrider, Perfil Libros, Buenos Aires, 1999

Otras conversaciones con el viejo:
La cuna / Nunca te volveré a tomar el pulso?
Contra Fernández Moreno, el Viejo

Ilustración: Hombre en un café, Juan Gris, 1912 Museo de Arte de Filadelfia

Con todo respeto


La angustia

con todo respeto sombrero en mano
les garanto que estoy desesperado
déjenme devorarme de una vez
terminar de morder esta sustancia fungosa
no me pechen más a vivir carajo
ya voy
ya voy entrando en el brete

sólo la angustia es mi partidaria
mi única forma de percibir
sólo siento la vida cuando ella me la quita
si me deja la llamo
necesito que vuelva que duerma conmigo
ella es mi verdadera sábana

y cuando la mañana vomita blanquizca sobre mí
la angustia ha crecido está endurecida debajo de mí
entonces grita feroz y comienza a protegerme
el mundo me llega siquiera torcido a su través
yo lo aguanto en cuclillas
adentro del huevo de la angustia

César Fernández Moreno (Buenos Aires, 1919-Paris, 1985), Obra poética, Perfil Libros, Buenos Aires, 1999

Ilustración: Estudio para un desnudo en cuclillas, Francis Bacon, 1952 The Detroit Institute of Arts The Universe in a Nutshell 

viernes, marzo 20, 2009

Roberto Themis Speroni / Soneto a Paula



Para que alguna vez cuando yo muera
digas: "El cazador, el silencioso..."
te he de explicar por qué no maté al oso
cuando tu voz ansiosa lo exigiera.

Primero, yo no mato en primavera;
segundo, en el invierno duerme el oso;
tercero, en el verano es tan gracioso
que no puedo matarlo aunque quisiera.

Por eso Paula, quiero que te acuerdes
de un viejo cazador con ojos verdes
que dejó su fusil y su cuchillo

para contarte una pequeña historia
sin oso, sin angustia, sin memoria,
un cuento, nada más, claro y sencillo.

Roberto Themis Speroni (La Plata, 1922-1967), Los mejores poemas de la poesía argentina, Corregidor, Buenos Aires, 1974

Foto: Speroni, El Día, La Plata

Gallos


Due corpi

A Juan Bautista Gatti, in memoriam

Dicen que en el Museo Nacional de Nápoles
hay gallos que riñen eternamente
desde pequeños mosaicos esmaltados
que recuerdan otras glorias.
Es una vieja disputa de las aves
que anidaban en Pompeya;
un fracaso de la cancillería que sesiona en los corrales.

En Lastenia
(Tucumán)
entre la ceniza despiadada de la malhoja que vuela
otros gallos deciden por sí mismos
algún retazo de poder,
ciertos honores.

Picos que horadan.
Bisturíes.
Espolones que rajan.

Tus gallos
(como aquellos sobrevivientes alados del Vesubio)
cuando el dinero de las apuestas de los hombres
ya no cuenta
libran otra batalla que también es eterna.

Rogelio Ramos Signes (San Juan, 1950), La casa de té, Ediciones en Danza, Buenos Aires, 2009

Foto: Ramos Signes, de un recorte inidentificado

jueves, marzo 19, 2009

Nacarado en la luz del atardecer



La tempestad

Nacarado en la luz del atardecer
boga el río un árbol sobre la marea
con raíces de proa como si fuera
un ataúd del monte que rinde ahora
tributo a la tormenta recién en calma
donde el mundo reza y nubes en lo alto
se adelgazan como un tocado de plumas

en fúnebre recorrido sobre las aguas
listas ya para desembocar en el Plata

Turbio y bello se rehace el mundo y me iguala,
puño de cenizas lanzado al alba

Epica

Por qué será que se vuelve a intentar
aquello donde siempre se fracasa,
como la ropa vieja las sentencias
que ayer corrían altivas por las roncas
gargantas quisiéramos reanimar,
o no es a las frases sino a la gente
que se desbarranca de la historia
hacia el cuarto trasero de la casa,
y fracaso mediante se pudiera
fijar ahí el desorden o la creación
organizados por un momento
con su sello de plata, solidarios
como la mano de Dios

Diana Bellessi (Zavalla, Santa Fe, 1946), Tener lo que se tiene - Poesía reunida, Adriana Hidalgo Editora, Buenos Aires, 2009

Foto: Bellessi, por Juana Ghersa, 2007 Página 12

De Bellessi en este blog: Variaciones de la luz

Catulo / Versiones





[XXII]

Ese Sufeno, Varo (tú lo conoces),
tan elegante, ingenioso y refinado,
también hace versos. Más versos que nadie.
Miles de versos, y no como nosotros
en papiros baratos: en papel "Carta Imperial",
rollos nuevos, con estuches nuevos, cintas
de seda, y empastadura de pergamino fino,
rayados con plomo y pulidos con piedra pómez.
Pero lo lees, y el exquisito, el lindo
Sufeno, el dandy de los banquetes,
se transforma en un cuidador de cabras,
en un peón escribiendo poesía.
¡Y nada le halaga tanto como escribir poesía!
Pero, Varo, todos somos Sufeno en una cosa
o en otra, y no nos damos cuenta.
Todos llevamos un Sufeno dentro.


[XXVI]

Furio, no está mal mi pequeña villita azotada
ni por el Austro, ni por el Céfiro,
ni por el fiero Cierzo invernal,
sino por una hipoteca de quince mil doscientos sestercios.
¡Qué diferente condición atmosférica!

Ernesto Cardenal, Catulo y Marcial, Editorial Laia, Barcelona, 1978

*

[VIII]

Abandona el ridículo, desdichado Catulo;
y lo que ves que ha muerto
considera perdido.
Un tiempo, albos,
ardientes rayos de un sol,
al fulgurar, tú poseías,
cuando pertinaz,
en la muchacha,
succionado, recaías:
la que amamos cual ninguna
debe ser amada.
Allí,
en donde los copiosos
goces resurgían:
los que tu deseabas
y a la muchacha no desencantaban.
Ciertamente, poseías el fulgurar
de un sol, rayos
albos, ardientes.

Ahora, ya ella no lo quiere;
tú, entonces, impedido, tampoco.
No aceches a quien huye, ni agobiado vivas,
sino con ánimo obstinado, paciente,
resiste.
Adiós muchacha. Ya resiste Catulo,
no te persigue -violentándote- ni ruega.
Mas, no hallándote rogada,
dolorida estarás.
Ay de ti, pérfida! Qué vida te reservas?
Quién ahora se te ofrenda?
Por quién bella eres vista?
A quién hoy amarás? De quién
se dirá que perteneces?
A quién has de besar? Qué labios morderás?
Pero, tenaz, tú, Catulo,
resiste.

Aldo Oliva
Leaving Salonica

*

[LI]
Aquel me parece ser un dios, aquél, si no es una impiedad, me parece superar a lo dioses, el que, sentado frente a vos, constantemente te observa y escucha tu dulce reír. Miserable, esto desgarra todos mis sentidos, pues tan pronto como te veo, Lesbia, nada resta de mí... La lengua se entorpece, una tenue llama fluye por debajo de los miembros, los oídos tintinean con su propio sonido, las lámparas gemelas de mi rostro se cubren con noche.
El ocio, Catulo, te molesta, con el ocio te regocijás y te alegrás demasiado: El ocio, otrora, perdió a reyes y prósperas ciudades.

Leonor Silvestri, Versiones rioplatenses y libres de poemas de Catulo, Diario de una Poeta Mala

*

[XVI]

Se la meteré y me la chuparán,
Aurelio, comilón, y Furio, culastro,
que me consideran basto
porque son mis versos ligeros.
Es adecuado que el poeta
sea personalmente puro,
pero no que sus versos lo sean.

[LXXXV]

Odio y amo. Me preguntarás cómo lo hago.
No lo sé. Pero sé qué es, y me crucifica.


[LXXXVII / LXXV]

Ninguna mujer puede decir que fue amada
como yo a ti, Lesbia, te amé.
Ningún pacto de amor fue mantenido
con la fidelidad con que mantuve el mío.
Tanto, Lesbia, mi alma has reducido
que no podría quererte aunque fueras buena,
ni dejar de desearte hagas lo que hagas.

Versiones de Jorge Aulicino

Caius Valerius Catullus, Verona, 87 aC.-Roma, 54 aC., Carmina 


VIII
Miser Catulle, desinas ineptire,
et quod uides perisse, perditum ducas.
fulsere quondam candidi tibi soles.
cum uentitabas, quo puella ducebat
amata nobis, quantum amabitur nulla! 5
ibi illa multa tum iocosa fiebant,
quae tu uolebas nec puella nolebat.
fulsere uere candidi tibi soles.
nunc iam illa non uult: tu quoque, inpotens, noli
nec, quae fugit, sectare nec miser uiue, 10
sed obstinata mente perfer, obdura.
uale, puella. iam Catullus obdurat
nec te requiret nec rogabit inuitam.
at tu dolebis, cum rogaberis nulla.
scelesta, uae te! quae tibi manet uita? 15
quis nunc te adibit? cui uideberis bella?
quem nunc amabis? cuius esse diceris?
quem basiabis? cui labella mordebis?
at tu, Catulle, destinatus obdura.

XVI
Pedicabo ego uos et irrumabo,
Aureli pathice et cinaede Furi,
qui me ex uersiculis meis putastis,
quod sunt molliculi, parum pudicum.
nam castum esse decet pium poetam 5
ipsum, uersiculos nihil necesse est;
qui tunc denique habent salem ac leporem,
si sunt molliculi ac parum pudici
et quod pruriat incitare possunt,
non dico pueris, sed his pilosis, 10
qui duros nequeunt mouere lumbos.
uos, quod milia multa basiorum
legistis, male me marem putatis?
pedicabo ego uos et irrumabo.

XXII
Suffenus iste, Vare, quem probe nosti,
homo est uenustus et dicax et urbanus
idemque longe plurimos facit uersus.
puto esse ego illi milia aut decem aut plura
perscripta, nec sic, ut fit, in palimpseston 5
relata: cartae regiae, noui libri,
noui umbilici, lora rubra membranae,
derecta plumbo et pumice omnia aequata.
haec cum legas tu, bellus ille et urbanus
Suffenus unus caprimulgus aut fossor 10
rursus uidetur: tantum abhorret ac mutat.
hoc quid putemus esse? qui modo scurra
aut si quid hac re tritius uidebatur,
idem infaceto est infacetior rure,
simul poemata attigit; neque idem umquam 15
aeque est beatus ac poema cum scribit:
tam gaudet in se tamque se ipse miratur.
nimirum idem omnes fallimur, neque est quisquam,
quem non in aliqua re uidere Suffenum
possis. suus cuique attributus est error; 20
sed non uidemus, manticae quod in tergo est.

XXVI
Furi, uillula uostra non ad Austri
flatus opposita est neque ad Fauoni
nec saeui Boreae aut Apheliotae,
uerum ad milia quindecim et ducentos.
o uentum horribilem atque pestilentem!

LI
Ille mi par esse deo uidetur,
ille, si fas est, superare diuos,
qui sedens aduersus identidem te
spectat et audit
dulce ridentem, misero quod omnis 5
eripit sensus mihi: nam simul te,
Lesbia, aspexi, nihil est super mi
lingua sed torpet, tenuis sub artus
flamma demanat, sonitu suopte 10
tintinant aures, gemina teguntur
lumina nocte.
otium, Catulle, tibi molestum est:
otio exultas nimiumque gestis.
otium et reges prius et beatas 15
perdidit urbes.

LXXV
Huc est mens deducta tua, mea Lesbia, culpa
atque ita se officio perdidit ipsa suo,
ut iam nec bene uelle queat tibi, si optima fias,
nec desistere amare, omnia si facias.

LXXXV
Odi et amo. quare id faciam, fortasse requiris.
nescio, sed fieri sentio et excrucior.

LXXXVII
Nulla potest mulier tantum se dicere amatam
uere, quantum a me, Lesbia, amata mea es;
nulla fides ullo fuit umquam foedere tanta,
quanta in amore tuo ex parte reperta mea est.

Biblioteca Babab

Ilustración: El dios Príapo, hijo de Dionisio y Afrodita, con su largo pene. Fresco procedente de Pompeya, siglo I. Gabinete Secreto del Museo Archeologico Nazionale, Nápoles

miércoles, marzo 18, 2009

Atropellando con su mano




La cartomántica

A Mademoiselle Mónique


Atropellando con su mano todas las posibilidades lógicas
la cartomántica nos descubre la ciudad antigua
-aquella por la cual enloquecen los sedientos de un dios
que posee todos los poderes para volvernos felices.

Debajo de las cartas no hay arcano a mostrar
-el mundo sigue igual-, -es necesario resignarse-,
pero a pesar de eso la cartomántica en un alarido
nos anuncia paletadas de un oro rutilante.

Comiendo nuestra hambre recorremos los días,
una veces haciendo el cordero y otras el oso,
diciendo a todo el que llega que se va a cambiar la vida
por los medios airados de la cartomántica.

¡Ay! Somos los verdaderos magos,
llevamos en nosotros nuestro propio adivino,
pero como ignoramos que tenemos antenas
vamos como carneros a ver la cartomántica.

Virgilio Piñera (Cárdenas, Matanzas, 1912- La Habana, 1979), "Tout un cortège fantasque" -poemas escritos por V. P. originalmente en francés, versión literal de Luis Marré-, La isla en peso, Ediciones Unión, La Habana, 1998


La cartomancienne

A Mademoiselle Mónique

Bousculant de sans main toutes les données logiques
la cartomancienne nos découvre la cité antique,
-celle dont raffolent les assoiffés d´un dieu
qui a touts les pouvoirs pour nous rendre heureux.

Dans le dessous des cartes pas d’arcane a montré,
-le monde va son train-, -il faut se résigner-.
mais malgré ça la cartomancienne dans un ululement
nous annonce des pelletés d´un or rutilant.

En mangeant notre faim nous parcourons les jours,
tantôt faussant l´agneau, tantôt faisant l’ours,
disant à tout venant qu´on va à changer la vie
par les moyens quintaux de la cartomancie.

Hélas! Ce nous qui sommes les vrais magiciens,
nous portons en nous mêmes notre propre devin,
mais ne sachant pas que nous avons d’antennes
allons comme dos moutons voir la cartomancienne.
1972


Foto: Piñera, tomado por él mismo, 1970 Cuba Literaria

Pasó


Bacota. Carpa 9

Pasó un tipo parecido a alguien
Pasó un sordo ensimismado y uno con walkman
Pasó algo
Pasó un gordo nervioso hablando con los dedos
Pasó un dedo. Pasaron dos
Pasó el tiempo con su guadaña al hombro
Pasó César Vallejo
Pasó un jueves
Pasó una semana
Pasó un boxeador
Pasó un día. Pasaron dos
Pasaron dos morochas espléndidas
Pasó el sol con su cuello cortado
Pasó Apollinaire
Pasó una llaga
Pasó la fiebre de paso permanente
Pasó un sánguche. Pasaron dos.

En un momento todo se detuvo.

Pasó una nube con labios inflamados
Pasó un tiempo. Pasaron dos
Pasó una teta recién llegada
Pasó un aviso aéreo
Pasaron dos tetas acostumbradas
Volvió a pasar Apollinaire avergonzado
Pasó un hematoma
Pasó un vendedor
Pasó un ángel con su autógrafo
Pasó un número a los saltos
Pasó un humo haciéndose
Pasó un tigre cebado.

Volvió a pasar lo mismo.

Pasó un tipo solo parecido a su padre
Pasó un padre y su madre
Pasó un músico y un discapacitado
Pasó una posibilidad
No pasó nada
Pasó un flaco
Pasó una señora embarazada
Pasó un fin de semana. Pasaron dos
Pasó un deseo completo
Pasó Voltaire y un peluquero
Pasó un puto y una de esas
Pasaron un soldado y un pajero
Pasó una ola rompiéndose
Pasó una tromba encolumnada ensuciándolo todo
Pasó un gil empetrolado
Pasó un hippie
Pasó elongando una sirena
Pasó un perro
Entre aplausos pasó un bebé
Pasó una loba sin cachorros
Pasó un creyente y un lobito
Pasaron dos noticias mientras se contradecían
Pasé yo con mi familia
Pasó un susto
Pasó un bíceps
Pasó un hombro sin su pan
Volvió a pasar Vallejo
Pasó un helicóptero de la policía. Pasa
Pasó un diálogo y un nombre de mujer
Pasó de todo
Pasó un rato. Pasaron dos
Pasó un barco mudo
Volvieron a pasar las dos morochas
Pasó un ciego
Pasó un pájaro
Pasó una discoteca y una mujer biyuta
Pasó un hombre de plata
Pasó uno de ida y viene otro de vuelta en el mismo momento
Pasó un instante.

Siempre hay uno que manga.

Pasó la mañana
Pasó una sombra rápida
Pasó un nadador con antiparras
Pasó la digestión
Pasó inadvertido
Volvió a pasar hambre
Pasó lo que siempre pasa. Pasaron dos
Volvió a pasar el tiempo
Pasó un pescado con su pescador
Pasó gendarmería en cuatriciclo. Pasa
Pasó una cerveza a ras del agua
Pasó una escama con su aleta
Pasó dormido
Pasó un culo cáido. Pasaron dos
Pasó un gato haciendo juego
Pasó uno a los pedos
Pasó Gardel
Pasaron dos enamorados. Pasaron tres
Pasó un gol con la pelota al cielo
Pasó un juez
Pasó un mes
Pasó un rayo y un relámpago y un trueno
Pasó un collar
Pasó una enmienda
Pasó atrás
Pasó antes con su ya
Pasó un torcido y una de costado
Pasó un pampa al galope recriminando playa
Pasó una vez sola
Pasó un chico de goma engayolao a la tabla
Pasó un papel
Pasó un sacado
Pasó una promotora
Pasó un garca
Pasó un sueño
Pasó un asmático por adentro
Pasó uno medio medio
Pasó un socio
Pasó uno igual
Pasó él mismo
Volvió a pasar un vendedor
Pasó un llamado
Pasó otro rato. Pasaron dos
Pasó un montón
Pasó algo de plástico
Pasó algo de carne
Pasó un avión como una sílaba
Pasó el sol a las puteadas
Pasó de largo y su visera
Pasó una vertical y dos horizontales
Pasó la tarde
Pasó un acento buscando donde ponerse
Pasó una coma previsora
Pasó uno a punto
Pasó el dolor, bronceado pasa
Pasó un fantasma
Pasó una enamorada
Pasó un ramo y una medialuna
Pasó uno suelto y otra atado
Pasó cerca y lejos
Volví a pasar con mi familia
Pasó una cicatriz. Pasaron dos
Volvió a pasar la misma nube de otra forma
Pasó un chucho
Pasaron dos de la mano contraria
Pasó el día.

Siempre hay uno que manga, otro que no puede
pasar y el que nunca pasa.

En un momento todo volvió a detenerse.

Pancho Muñoz (Buenos Aires, 1945), 20 poemas peronistas y equitación japonesa, Ediciones CICCUS, Buenos Aires, 2008

Ilustración: Nature morte vivante, Salvador Dalí, 1956, Museo Dalí, Saint Petersburg, Florida