Bailamos una canción que ya no existe.
Salimos de la fiesta a comprar cigarros.
Desde el cerro una cicatriz de pequeñas casas,
iluminadas por el rencor de las estrellas,
se desgarra
y su luz hierve en el cielo oscuro.
Dentro de aquellos muros
de aquellas casas,
—la noche nos está gritando—
una madre violenta,
un padre idiota,
se acuestan y se penetran las entrañas;
dices que lo sabes y te quedas allí señalando a los fantasmas.
Hemos salido entonces para conocer la cólera
y el amor que crece
en nuestro lado del frío.
Te he dicho que ya no convoques aquellos frutos,
que no los comas,
¿qué había antes?, te pregunté.
Te he abrazado
mientras las gatas están maullando para atraer a los machos.
El cerro es un animal
de huesos brillantes,
es injusta la visión,
¿qué había antes?,
porque tú y yo salimos de la fiesta hacia la noche
riéndonos,
felices al sentir la existencia plena en nuestras caricias,
y de pronto
has pensado en las consecuencias
y yo he quedado triste.
Tus pasos resuenan todavía sobre la calle rota.
En esta soledad larga de la calle
tus pasos de suela de goma
día, noche, todavía resuenan sobre la calle rota,
las machas de óxido en nuestra piel
lucen bajo las lámparas
cuando la última tienda está cerrando.
Tuve miedo,
era solo un muchacho que registraba tu voz
pidiendo que la noche no terminara.
He corrido a comprar los cigarros,
la perra luz,
aquella luz enferma de las casas,
ha encendido el primero.
El humo se espesa en las cicatrices,
¿qué había antes?,
en el silencio de las premoniciones,
la música que llega
es atravesada por la muerte.
He guardado para siempre la visión de tu cuerpo
a esa hora;
atrapada en el lugar más oscuro de esta ciudad
(pasado, presente y futuro simultáneos)
no hay nada enterrado en el olvido.
Tus ojos mirando a las luciérnagas que no se mueven;
tu mano señaló una casa entre todas,
y tu dedo atravesó el futuro:
“esa es la nuestra,
allí estarán llorando nuestros hijos.
Jamás conocerán nuestra ternura
pero ellos llevarán nuestro nombre
y nuestras cicatrices”.
Tuve miedo entonces del mañana,
¿qué había antes?,
te he preguntado.
“Primero fue la fiesta”, me dijiste,
“ahora es la noche”.
Jose Manuel Vacah (Estado de México, 1990), Periódico de Poesía N° 106, Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), febrero 2018
Vacah - Marcapiel
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Foto: Vacah, X
Foto: Vacah, X
Ey ¡muchas gracias!
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