era lunes, ya había caído
la noche; mientras ordenaba
la ropa por color, me acordé
de ti.
había prendas que me llevé
al olfato, otras al tacto,
sí, las blancas, las de algodón,
las desgastadas.
al momento de doblar las mangas
ya no alcancé el olor a cloro,
estuvieron expuestas al viento
y al sol doce horas.
tampoco olían a ti, ni a mí,
ni a nadie; eran prendas
para guardarse en perchas
como antiguamente se guardaban
cartas, mechones, timbres
postales, dientes desprendidos,
ex libris, pliegues, hojas secas,
esquelas, retratos en cajas
de Olinalá rectangulares.
[inédito]
Uriel Martínez (Zacatecas, México,1950)
la noche; mientras ordenaba
la ropa por color, me acordé
de ti.
había prendas que me llevé
al olfato, otras al tacto,
sí, las blancas, las de algodón,
las desgastadas.
al momento de doblar las mangas
ya no alcancé el olor a cloro,
estuvieron expuestas al viento
y al sol doce horas.
tampoco olían a ti, ni a mí,
ni a nadie; eran prendas
para guardarse en perchas
como antiguamente se guardaban
cartas, mechones, timbres
postales, dientes desprendidos,
ex libris, pliegues, hojas secas,
esquelas, retratos en cajas
de Olinalá rectangulares.
[inédito]
Uriel Martínez (Zacatecas, México,1950)
genial poema, lúdico, alebrestado, sencillo y musical, me gustó mucho
ResponderBorrarOriginal!!! Como todo lo que tú escribes. Yo también tengo cajitas de esas que guardan recuerdos inolvidables.
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