domingo, febrero 22, 2015

Liliana Díaz Mindurry / Tercera mujer cerca del fuego











Que simules
ver una mujer cerca del fuego y que su vida sea un cuento
para dormir. Una mujer con la lengua
llena de lastimaduras,
ésas que producen las palabras
deformes. Que simules ver el Aqueronte
cerca, a sólo un paso, el inestable color del vino en tu mirada
y en la mujer con frío. Que simules
ver una mujer cualquiera como las otras,
y que se te agote la vista
ante esa cosa oscura de los perros
que ladran a la luna,
como si supieran
como si la mujer supiera
el salto del instante. Que simules
la secreta unción que une al fuego y las mujeres,
el cielo verde y los hielos, o que simules
ver a la pobre mujer de Brueghel
como virgen etérea que apresa al unicornio.

Es tarde ya para simulaciones,
para soñar paraísos:
cualquier hecho es el primero de la serie
o el último. Y cualquier hecho
mirarlo o no mirarlo
revela
siempre lo mismo:
la vocación de abismo de las cosas.

Liliana Díaz Mindurry (Buenos Aires, 1953), Cazadores en la nieve, Ediciones La Letra Eme, Buenos Aires, 2014

Texto y foto FB

2 comentarios:

  1. ¿Hay poemas que nacen del odio; hay poemas que al escribirlos en el cuaderno, la hoja se rasga y arde a un tiempo; hay textos que surgen del interior del poeta y acaban con la vida del destinatario? Estas preguntas surgen aquí y ahora.

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  2. Ocurre que lo que ni siquiera puede ser nombrado
    existe. Ocurre que aún en lo más dulce de las mañanas, hay vientos que arrastran hacia lo ígneo del ojo del que sólo mira. Ocurre que no hay lágrimas que puedan apagar ese largo incendio. Clelia Bercovich.

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