jueves, noviembre 19, 2009

Osvaldo Picardo / de "Mar del Plata"



No hay ciudad eterna,
lo sabemos.

Europa tiene plata
para cada piedra de la historia.
Y conserva un simulacro pasajero.

Las barcas amarillas amarradas
en la dársena, apretadas una junto a otra,
sobre todo en la niebla, me hablan
de la inútil tenacidad de las formas.
Nunca se debieron creer
volviendo del mar,
que existirían para siempre.

Por más que intenten sobrevivir
las ciudades mueren
con el que se pierde en sus calles.
No son ellas sino un mapa
de vísceras dadas vueltas.

Debió existir
una ciudad de Fidias y otra
de Rembrandt. Otra imaginada
por Le Corbusier y alguna
por Amancio Williams.

No son una postal
con las ramblas de madera,
las casas bajas de piedra.
Y los espigones que la sudestada
de la noche al día,
desarticula vértebra a vértebra...

Apenas son rastros, casi ruinas,
y no es poco:
antes toda distancia era invisible.

Osvaldo Picardo (Mar del Plata, 1955), Mar del Plata, 2005

Foto: Antiguo cartel de piedra en la prolongación de la Avenida del Valle, Balcarce, provincia de Buenos Aires Rumbo al Sud

De Picardo en este blog:
Pity of Love

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