La Reforma fue una lucha de clases que enfrentó a los pobres y a los comerciantes con la nobleza feudal, pero ello no significa que los explotadores fueran absolutamente injustos y los explotados absolutamente justos, sino sólo que los explotados, en tanto productores de riquezas, no pueden perder jamás la fe en este mundo y están obligados a enfocar correctamente la ley divina que no han visto, es decir, a través del estudio del prójimo, al que sí han visto.
W. H. Auden. El prolífico y el devorador
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