Aunque querría que dejaras cuanto antes el vicio, te doy un argumento disparatado, pero argumento al fin, para no dejar el pucho. En una novela de Julian Barnes, Hablando del asunto, dice un fumador a alguien que mira con desaprobación su gesto de tomar un cigarrillo:
“Dentro de cincuenta años yo me habré muerto y usted será una lagartija vivaz que toma yogur con una paja, bebe agua de turbera y lleva sandalias anatómicas. Bueno yo prefiero esta manera.
“¿Le cuento mi teoría ¿ Todos vamos a tener un cáncer o una enfermedad cardíaca. Hay dos tipos humanos; básicamente, personas que reprimen sus emociones y personas que las dejan salir como un torrente, introvertidos y extrovertidos, si lo prefiere. Los introvertidos, como es bien sabido, tienden a interiorizar sus emociones, su ira y el desprecio por sí mismos, y esta interiorización, es igualmente bien sabido, produce cáncer. Los extrovertidos, por el contrario, dan rienda suelta a sus emociones alegremente, se enfurecen con el mundo, desvían el desprecio por sí mismos hacia los demás , y este esfuerzo excesivo, por un proceso lógico, causa ataques cardíacos. Es una cosa o la otra. Da la casualidad de que yo soy extrovertido, así que si lo compenso fumando me mantendré como un ser humano perfectamente equilibrado y sano. Ésa es mi teoría. Además, soy adicto a la nicotina, lo cual facilita el fumar.”
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