El socio de Garbeld estaba asombrado pues un político que se había enriquecido en provincias vendiendo propiedades mientras la Peste asolaba el país proclamaba con voz en cuello: "¡Siempre he estado del lado de los perseguidos!". -¿Para qué lo dice, si es una mentira flagrante que todo el mundo puede desarticular con solo revisar su muy difundida biografía? -Lo dice porque es mentira- respondió Garbeld, y se dispuso a leer el diario. -No lo entiendo -insistió el otro. -El efecto colateral de su jugada es precisamente el desconcierto -respondió Garbeld. -Efecto colateral no quiere decir efecto no deseado- agregó.
Gustav Who. Memorias no escritas, Leipzig, 1946
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